Rampa de Hielo del Illiniza Sur. Claramente se ve a la izquierda la cumbre Ambato y la travesÃa que la separa de la cumbre máxima que esta en el extremo derecho, una muy cerca de la otra. |
Con los primeros rayos de sol, la corta travesÃa por la arista nos acerca a la cima principal desvelando a cada paso la privilegiada vista panorámica de la montaña, sus abismos y sus caras mas escondidas. La arista se convierte asÃ, con la suave luz de amanecer, en el mejor preámbulo a la cumbre del Illiniza Sur, en la recompensa y el mayor atractivo de una jornada corta, segura y entretenida.
De aquà en adelante asoma en la lejanÃa el Chimborazo, va cobrando tamaño y color nuestro vecino, el Illiniza Norte, y lentamente se tiñen de verde los extensos campos de la Hacienda San José de Chaupi, campos que dan la bienvenida a este tranquilo y bello paraje de los andes de Ecuador.
Fernando Caballero finalizando la travesÃa, a punto de alcanzar la cumbre máxima del Illiniza sur |
El Illiniza Sur (5263m) y el Illiniza Norte (5126m), constituyen el destino ideal para iniciar una temporada de montaña en Ecuador. Son montañas relativamente bajas en comparación a sus otros vecinos y poco complicadas. Sobre todo el Illiniza Norte que se transforma en una caminata cuando esta seco y desprovisto de nieve. De no encontrarse asÃ, puede volverse sumamente resbaladizo, expuesto e inestable, sobre todo para quienes decidieron intentarlo por lo fácil de su ascensión.
Como sea, con buenas condiciones o no tan buenas, vale la pena el esfuerzo de intentar los Illinizas, que se elevan sin duda, como el ambiente más idóneo para culminar con éxito un proceso de aclimatación destinado a intentar los siempre acosados Cotopaxi (5897m) y Chimborazo (6310m).
Entre las muchas razones para visitar estas montañas destaca el disfrutar del perfecto mirador que forman sus cumbres, la vista panorámica de una montaña a la otra no puede ser mejor y entre ellas y sus vecinos es verdaderamente buena, sobre todo con el cercano Cotopaxi.En esta imagen aparece el Cotopaxi al amanecer al concluir la rampa de hielo y alcanzar la arista cimera |
Nosotros andábamos por los Illinizas de despedida. Semanas atrás habÃamos dejado la hospitalidad de las comunidades indÃgenas que habitan las cercanÃas de los páramos del Carihuarazo (5028m); ahà se iniciaba nuestro viaje y nuestra aclimatación previa antes de ir detrás de la piramidal belleza del Cotopaxi. Los dÃas pasaron y continuamos tras la tranquilidad de las cumbres del Antizana y esa salvaje soledad que entristece dejar atrás, pero que pronto dio paso a la celebrada alegrÃa de ver Ecuador desde todo lo alto del majestuoso Chimborazo.
Cada vez con menos tiempo y antes de enrumbar a los Illinizas, dejamos también en el recuerdo el Cayambe (5789m), una montaña sencilla y de redondeada belleza, con grietas de cuidado y en abundancia.
Alcanzando la cumbre Ambato del Illiniza sur, lo que vendrÃa a ser la antecima |
El Cayambe mantiene aún su gran atractivo, a pesar que sus cada vez menos extensos glaciares, aparecen hoy descoloridos y con cara de resentidos riachuelos de hielo que sufren por la desglaciación evidente en toda Sudamérica.
Llama la atención la enorme grieta que rodea la cumbre, esta aun se mantiene vigente y se levanta erguida como un enorme serac de forma muy similar a la eterna grieta que antecede la cumbre máxima del Antizana (5758m), aunque ésta última es de dimensiones mayores y suele ser un obstáculo muchas veces infranqueable.
La espesa neblina de un escarchado amanecer y el rojo intenso de una despejada mañana conviven de un dÃa a otro en el inestable y caprichoso microclima del Cayambe, un volcán de sulfurosa vida sobre el que atraviesa la mismÃsima LÃnea Ecuatorial.
Illiniza norte visto desde la cumbre del Illiniza sur |
Un atractivo mas del Cayambe lo constituyen los extensos páramos de las cercanas haciendas y comunidades que rodean sus glaciares, su verde combina a la perfección con el blanco de la nieve y los tonos oscuros de la roca y la arena volcánica de sus laderas.
Y asà dejamos Ecuador, un paÃs que es mucho más que volcanes y montañas, un paÃs de colores, con intensa tendencia al verde, de extensas playas y manglares, bosques de palmeras y serpenteantes rÃos tropicales.
Un destino de suaves Esmeraldas negras, un Otavalo multicolor, con Montañitas, Bahia y Muisne como algunas de sus muchas playas por disfrutar, en compañÃa, por supuesto, de la movida de Baños, sus aguas y el encanto de Papallacta.El Sangay y el Altar nos esperan, volveremos...