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Los amigos y familiares intentarán recuperar los cuerpos de Ricardo Valencia y Santiago Sagaste

Con Iñaki Ochoa de Olza entre ellos, los amigos y la familia de los alpinistas tristemente desaparecidos en una avalancha en el Dhaulagiri, el aragonés Santiago Sagaste y el navarro Ricardo Valencia, han decidido honrarles con un homenaje, y además intentar recuperar sus cuerpos, enterrados en el campo 2 por el alud caído hace 3 meses. Partirán en octubre, para la temporada de otoño
 
Santiago y Ricardo serán homenajeados por sus familiares 

Liderados por Iñaki Ochoa de Olza, y con la mujer, hermana e hijas de Ricardo Valencia entre ellos, una expedición va a realizar un homenaje a los dos alpinistas, y además intentarán recuperar los cuerpos, que descansan en el campo II, bajo la nieve del alud que les alcanzó hace ya 3 meses, mientras dormían. Primero realizarán un trekking alrededor del Dhaula, y posteriormente, los más fuertes ascenderán hasta el campo 2, para intentar recuperar los cuerpos.

Iñaki Ochoa llevará un GPS en el que se encuentran las coordenadas del campo 2 en aquellos días. Esperan que los cuerpos sigan enterrados en el mismo lugar, y que no haya sido batido por otras avalanchas. Ya al día siguiente del accidente, se intentó recuperarlos, pero otra avalancha lo impidió.

La expedición-homenaje está formada por los siguientes familiares:

  • Esther Valencia, hermana de Ricardo
  • Nahia y Maider Valencia, hijas
  • Mari Cruz López, mujer de Ricardo

    Y los amigos:

    Rubén Jiménez, Xabier Gorritos, Iodia Planillo, Mari Carmen Esparza, Iñaki Urdaci, Carlos Sanz, José Manuel Altuna, Alberto López, José Mari Lusarreta, Fernando González, María Bego Garcés, Margarita Lazcano, y Lorenzo María Portularrume.

    Disponen de una página web en la que explican sus motivos, www.trekkingdhaulagiri.com. En ella podemos leer esta emotiva carta:

    “El domingo, 13 de mayo, recibimos las primeras noticias de que un alud había sepultado la tienda en la que se encontraban Ricardo y Santi en el Campo II. Tras la confirmación del trágico final se comenzó a valorar y a estudiar la posibilidad de rescatar los cuerpos. Si se daban las condiciones, el deseo de sus familias era traerlos a casa. Sin embargo, las informaciones que llegaron desde el Campo Base del Dhaula un día después, el lunes 14 de mayo, no dejaron lugar a la esperanza. Un segundo alud hacía imposible cualquier recuperación de los cuerpos.

    Desde ese momento, el anhelo de la familia y amigos de Ricardo fue viajar hasta allá. A la “Montaña Blanca”, a ese lugar que sin quererlo, se había convertido en su última aventura. Y así, se organizó esta expedición al Dhaulagiri, un trekking de lo más heterogéneo en su composición pero con un claro denominador común: el amor por Ricardo.

    Y es que, decirte adiós Ricardo no es fácil. Sabemos que aceptar la muerte de un ser querido siempre es duro. Pero creerte la muerte cuando ni siquiera la has visto, puede ser una locura. Todo proceso de pérdida necesita su tiempo, su duelo y sus lágrimas. A la muerte hay que llorarla, pero también al que se va, hay que despedirlo. Quizá ahí radique el porqué y la necesidad de este viaje. La necesidad de cerrar ese círculo de dolor, de ponerle cara y marco al lugar que tanto dio a Ricardo, y que tanto le quitó. A esas montañas que fueron su pasión, su dicha y su paz, y hoy, son una tumba para él.

    La familia y algunos amigos llegaremos hasta el Campo Base. En un trekking de unas tres semanas. Los amigos montañeros subirán a 6.400 metros. Al Campo II, en un intento, si las condiciones son óptimas y es posible su localización, de abordar el rescate de los cuerpos. El punto de partida serán las coordenadas que el montañero navarro, Ochoa de Olza, tiene guardadas sobre la ubicación de las tiendas. Quienes hayan estado allá, sabrán que el lugar donde ocurrió el accidente es un sitio de paso. Prácticamente, el único espacio en el que instalar un campo a esa altura. Los expertos dicen que hay posibilidades, si el alud no los desplazó y cayeron en alguna grieta, de que los cuerpos aparezcan por la acción del viento o del deshielo. Quizá no ahora, pero sí en la primavera siguiente, o en un futuro no demasiado lejano. Pero también puede ocurrir que la fuerza de la avalancha los haya alejado del lugar, o se hayan deslizado hasta alguna oquedad, haciendo prácticamente inviable su localización.

    Sí es así, sabremos que al igual que aquí, Ricardo y Santi descansarán eternamente bajo las nieves del Dhaulagiri. Pero si la montaña lo permite, y el rescate es positivo, Ricardo volverá con todos nosotros, con su mujer, sus hijas, su hermana y sus amigos a la tierra que lo vio nacer y crecer. A su pueblo, Salinas de Ibargoiti, donde su madre, el resto de la familia y toda su gente, le esperan para darle su último adiós.

    Ocurra lo que ocurra, el viaje es en sí mismo un homenaje a dos amigos, a dos montañeros. Un viaje a sus admiradas y veneradas montañas del Himalaya. A sus sueños hechos realidad. A su manera de vivir y hasta de morir.

    Hasta pronto, Dhaulagiri. Hasta pronto, Ricardo."

    Fuente: www.mounteverest.net

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