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Atraídos por el magnetismo polar

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La expedición al Polo Norte Magnético culminó con éxito al alcanzar la latitud 79º 24" N y 106º 32" O en pleno Océano Glaciar Artico.
Juan Manuel Sotillos 

Allí donde apuntan todas las brújulas. Allí donde todas las líneas son Norte. Allí donde, paradójicamente, una brújula no sirve absolutamente para nada porque se vuelven locas, repelidas precisamente por el magnetismo del polo. Allí, en tierra de nadie, a partir de la latitud 79º 20" y hasta 79º 42" Norte se concentra el área del Polo Norte Magnético. Y allí ha llegado nuestro compañero de EL DIARIO VASCO y colaborador de las páginas de montaña, Juan Manuel Sotillos, quien nos relata su aventura vivida durante un mes en tierras canadienses, convirtiéndose en el primer vasco que alcanza el mágico punto.

Para este año 2000 el Geological Survey Canada, perteneciente a Natural Resource of Canada, emplazado en Ottawa , dictaminó, por medios de unos sofisticadísimos estudios, que el punto del Polo Norte Magnético se encuentra en la latitud 79º 42" Norte y 106º 45" Oeste. Excepcionalmente este año 2000 ha derivado unos 80 kilómetros más al norte y hacia Siberia, por lo que el área del PNM se ha ubicado en la banquisa derivante, en pleno Océano Glaciar Artico, haciendo más complicado alcanzarlo, siendo nuestra expedición la única que lo ha conseguido este año 2000, situándose cada vez más difícil el punto de accesibilidad. Deportivamente hablando y en el ambiente polar, dado que el PNM no es un punto como tal sino que se define un área del mismo por su continua movilidad, se considera que una expedición alcanza el éxito de la misma cuando penetra en un área distante del punto marcado de 22 millas, por lo que, midiéndolo en latitud norte, el área del Polo Norte Magnético para este año 2000 comienza en el grado 79 y 20 minutos norte.

El 6 de mayo, tras cinco días de travesía alcanzábamos la latitud 79º 24" Norte y 106º 32" Oeste. ¡Estábamos dentro!. Habíamos conseguido ya el Polo Norte Magnético, convirtiéndose el que esto escribe en el primer vasco en alcanzar tan mítico punto de la Tierra en pleno Gran Artico.

Juan Manuel Sotillos 

Compartíamos la expedición el canario, residente en Madrid, José Manuel Naranjo, que era la segunda vez que alcanzaba el Polo Norte Magnético: "Aunque esta vez ha sido totalmente diferente al año anterior y mucho más difícil", comentaba a DV tras su aventura; el catalán Sergi Mingote, que, recién llegado del Polo está haciendo ya la mochila para ir al Gasherbrum II y el andaluz Javier Campos.

24 horas de luz

Viajamos a Toronto, vía Londres, volando posteriormente, vía Edmonton, a Yellowknife, en los Territorios del Noroeste, y más tarde a Resolute Bay en el Alto Artico Canadiense. Esta población es la segunda más al norte de Canadá donde ya hay 24 horas de luz, viviendo sus 200 habitantes -de los cuales el 80% son inuits (esquimales)-, la dureza de su clima durante todo el año. Ahora, con el tiempo más benigno pero con sus calles llenas de hielo y nieve, se pueden ver a los niños corretear por sus calles, deslizándose por cualquier cuesta con su trineo hecho a mano, o con sus bicicletas y balones jugando.

Juan Manuel Sotillos 

El 2 de mayo, con algo de retraso debido al mal tiempo, una avioneta desde Resolute Bay, nos deposita en la costa helada de un lugar llamado Hospital Bay. A las 9 de la noche de ese mismo día iniciábamos la travesía en esquís hacia nuestro objetivo. Bien abrigados porque íbamos a andar en horas nocturnas y la temperatura baja bastante, aunque ciertamente no bajó de los 27 grados bajo cero, si bien con la ventisca de algunos días la sensación térmica de frío fue considerablemente mayor, comenzábamos a arrastrar nuestras pulkas -trineos- con unos 60 ó 70 kilos de peso. Realmente resulta fascinante andar cuando son 24 horas de luz al día y más espectacular con el maravilloso paisaje blanco que nos rodea, acompañados de un hermoso sol de medianoche. Todo aquello nos empujaba hacia esa atracción natural y especial que tiene el Polo Norte Magnético. Si bien he de reconocer que eso de 24 horas de luz descompensa un poco el cuerpo. No me terminaba de acostumbrar a comer a las 3 de la madrugada...

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