Los glaciares han constituido durante mucho tiempo lugares malditos y temidos. Con sus superficies traicioneras y amenazantes, aparecÃan como sempiternas fuentes de peligros para los habitantes de los valles limÃtrofes. No fue hasta el Siglo de las Luces que se empezó a investigar sus orÃgenes, causas y desarrollo. En la actualidad, los glaciares se alzan como fenomenales laboratorios naturales para cientos de investigadores y glaciólogos.
El crecimiento o retroceso de un glaciar depende del equilibrio entre la cantidad de nieve caÃda y la que se funde, es decir, la cantidad de nieve que se asienta en la cuenca de alimentación por un lado, y la cantidad de hielo que se funde o desplaza lejos de la zona de fusión por otro. Si la temperatura media baja considerablemente, el glaciar aumentará, pero si por el contrario la temperatura sube el glaciar retrocede llegando incluso a desaparecer si no es alimentado durante mucho tiempo. Hoy en dÃa, y en algunos puntos de la Tierra, ese equilibrio se ha roto.El glaciar se alimenta tanto de las avalanchas que descienden por las paredes del circo, como del hielo y las lluvias esporádicas, mientras que la fuerzas de fusión actúan paralelamente: desprendimiento de bloques de hielo que son arrastrados por el torrente subglacial, fusión del hielo...procesos que sucederán mucho más rápido cuanto mayor sea la temperatura.Ante la cuestión de porqué los glaciares alpinos están sufriendo un vertiginoso retroceso, la tendencia general hasta la fecha ha sido culpar al calentamiento global que sufre la Tierra causado por la emanación de gases contaminantes. Pero los cientÃficos, prudentes, afirman que este retroceso entra dentro del orden de los cambios provocados por la naturaleza. Según el investigador francés M. Reynaud, los glaciares alpinos sufrieron, durante los años 20 y 40, hasta tres fuertes regresiones, antes de volver a aumentar de nuevo a principios de los años 80.DIFERENTES SITUACIONES EN DIFERENTES PARTES DEL MUNDO
El último periodo de grandes glaciaciones se remonta a la era cuaternaria, hace algo menos de un millón de años -tan sólo un lapsus de tiempo si hablamos de historia geológica- . Afectó a Europa, Asia y América, y alternó periodos de glaciación mÃnima o inexistente, comparables con lo que nos encontramos en la actualidad.Mientras que los glaciares de los Alpes retroceden, en sus vecinos escandinavos se puede apreciar un creciente aumento. Los glaciares bolivianos, colombianos, ecuatorianos o peruanos están en retroceso, mientras que otros glaciares del continente americano, aumentan.Glaciar de Sarennes, (ÃŒseres, Francia) Atravesando el mar de nubes se eleva el teleférico sobre las cumbres inmaculadas del macizo de Grandes-Rousses. Los esquiadores que comienzan el descenso por la pista negra de la estación de Alpe-H´uez, disfrutando de la gran cantidad de nieve recién caÃda no pueden ni imaginarse que, bajo sus tablas, el glaciar se está derritiendo inexorablemente. El glaciar de Sarennes, reliquia de la última extensión glaciar sucedida entre los años 1550 y 1820 -los historiadores la llaman "la pequeña edad de hielo" - ocupa un circo en forma de concha marina que se extiende entre los 2.800 y los 3.200 metros de altitud. Para los cientÃficos, representa un magnÃfico terreno de estudio, ya que , situado en latitud de 45º, representa perfectamente las variaciones en las formaciones glaciares provocadas por los cambios de temperatura. Por su especial situación en el macizo, su nivel aumenta los meses de invierno, debido a las precipitaciones de nieve y disminuye en verano, con el deshielo.Este lugar especial ha sido estudiado cada verano por numerosas generaciones de glaciólogos: ya en 1891 el prÃncipe Roland Bonaparte, sobrino de Napoleón III y -naturalista a ratos- observó cómo el frente glaciar cambiaba con cada estación.
En 1905 y 1906 fue objeto de estudio entre jóvenes universitarios de Grenoble, y, tras la Segunda Guerra Mundial, la Administración de Aguas y Bosques efectuaba controles de medición anuales -datos valiosÃsimos en la actualidad- del glaciar. Transformado en laboratorio natural, ha sido estudiado en todas las estaciones y periodos posibles; además, un telenivómetro, una estación meteorológica y una cabaña-laboratorio completan el "instrumental" que se puede encontrar en la montaña. Los resultados de estas investigaciones son inapelables: desde principios de siglo, el glaciar se ha ido reduciendo a la mitad, perdiendo hasta un 80 % de su volumen, "de seguir asÃ, en treinta años no quedará ni rastro" concluyen los cientÃficos.De esas mismas investigaciones se desprenden datos como que, cada quince años, la regresión se acentúa, y es que los glaciares tienen una dinámica interior, una especie de "vida interna" que está en función de la nieve caÃda, de la que se funde y de la temperatura.LA AMENAZA DEL DESHIELO
El retroceso de los glaciares alpinos se ha convertido en una potencial amenaza no sólo para la industria turÃstica invernal, la producción hidroeléctrica o para los recursos de agua potable en ciertos valles. Además, aumenta considerablemente los riesgos asociados a los movimientos de sus enormes masas -hasta una centena de catástrofes se han registrado en el transcurso de los dos últimos siglos-. Los accidentes más frecuentes han sido debidos a los desprendimientos de seracs -enormes trozos de hielo glaciar desprendido- o a las rupturas de la lengua glaciar, como aquella que, en 1965, provocó 88 muertos en un complejo turÃstico de montaña en Matmark, Suiza, enterrados bajo un millón de metros cúbicos de hielo. El "vaciado" de un lago glaciar puede ser igualmente mortÃfero, como el ocurrido en la localidad suiza de Gietro que, en 1818, ocasionó más de 50 vÃctimas. Otra de las catástrofes naturales relacionadas con el movimiento glaciar son las provocadas por las bolsas de agua que se forman sobre el hielo y lo agrietan brutalmente: en 1892, en el valle de Saint-Gervais, 200 personas murieron aplastados bajo 200.000 metros cúbicos de materiales procedentes del glaciar de Tête -Rousse.VIDA RECIENTE DE LOS GLACIARES: Clasificación de los glaciares: |