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Leo Houlding, Jean Burgun y Mark Sedon, Spectre Peak, Antártida

13 de Diciembre de 2017  |  Deja tu comentario
Consiguen escalar el Pilar de 1.263m situado en las Gothic Mountains.

Spectre Peaks, agujas que salen del hielo en la Antártida. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun, Sedon
Spectre Peaks, agujas que salen del hielo en la Antártida. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun, Sedon

El británico Leo Houlding, el francés Jean Burgun y el neozelandés Mark Sedon acaban de cumplir uno de los objetivos de su expedición antártica: escalar el Pico Spectre, 2.020m, situado en las Gothic Mountains, en concreto en los Organ Pipe Peaks; su nombre (Picos de los tubos del órgano) indica a las claras su forma, como tubos que nacen del hielo.

La escalada es solo una parte de la expedición, como corresponde a la Antártida: para llegar allí, los 3 han tenido que cruzar algo más de 300 kilómetros en el continente helado tirando de sus pulkas cargadas con 200 kilos cada una, ayudados en ocasiones por sus cometas de viento. Y ahora les espera una travesía de 1.700km hasta completar la expedición, que supone una travesía completa del Continente helado sin emplear medios mecánicos.

Con las pulkas y los kites, cerca ya de los Spectre Peaks. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun, Sedon
Con las pulkas y los kites, cerca ya de los Spectre Peaks. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun, Sedon

Dieron la vuelta a toda la montaña en busca de alguna línea factible. Y decidieron escalar basándose a grandes rasgos en la ruta por la que los hermanos Mug y Edmund Stump alcanzaron por primera vez la cumbre de la montaña en 1980. “Básicamente, todo parecía demasiado difícil, duro y largo, y con un serio compromiso. En una cordada de 3, e intentando fotografiar y grabar en video la eficacia se reduce mucho, así que tras muchas consideraciones decidimos que lo más sensato para los 3 era escalar por la línea que menos resistencia ofrecía”.

El día 7 de diciembre partían hacia cumbre a las 8 de la mañana, con poco peso y equipo minimalista. A las 10am llegaban a pie de pared, y comenzaba la escalada.

Al principio el tiempo acompañaba, pero pronto cambió al entrar en sombra: “la temperatura descendió 20ºC de repente, en lo que Mark definió como “frío pánico”. Los dedos se helaron y los músculos se contrajeron en segundos.”

El hecho de que la cara Norte y la ruta por donde pensaban subir pareciera ofrecer varias posibilidades les hizo cometer el error de no buscar la línea exacta: “pronto encontrar el camino se convirtió en un problema.” Se vieron bloqueados, escalando 20 metros a un lado, 20 a otro, retrocediendo, probando, en definitiva, gastando mucha energía. Y aunque se convencieron de que esa no era la ruta que habían seguido los Stump, continuaron porque más adelante el camino parecía más franco.

um Peaks, Foto: Berghaus, Houlding, Burgun y Sedon
En la Cara Norte de Spectrum Peaks, Foto: Berghaus, Houlding, Burgun y Sedon

Así, con muchos metros escalados para poca ganancia vertical, el tiempo cambió, nublándose. Fueron conscientes de lo que eso supone en la Antártida, y de que si el viento arreciaba, se iban a ver en una situación de supervivencia. Pero decidieron continuar.

En la cima de Spectrum Peak. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun y Sedon
En la cima de Spectrum Peak. Foto: Berghaus, Houlding, Burgun y Sedon

Muchas horas después llegaorn a la falsa cima. Les separaban 25 metros muy técnicos, pura escalada, que afrontó Leo Houlding. “El nivel de compromiso que exige estar ahí arriba, en una pared tan técnica, en el fin del mundo, es imposible de cuantificar. Lejos del santuario de nuestro campamento, nos sentíamos tan aislados y tan expuestos… Si la Antártida gruñe, rápidamente te encuentras en una situación de supervivencia. Así que con más ansiedad que placer, llegamos a la cima, dispuestos a salir corriendo a la primera brizan de aire. Era casi medianoche, y a decir verdad, no fue una cumbre en la que disfrutáramos, porque teníamos demasiada ansiedad ante el largo descenso que nos esperaba.”

Pero al final, sólo les llevó 3 horas regresar a pie de pared. A las 4:20am, 20 horas después de la partida, llegaban a su campamento. “Una sensación maravillosa. Seguridad, habíamos sobrevivido. Realmente nos sentíamos como en casa.

Como si les estuviera esperando, inmediatamente el viento comenzó a soplar con fuerza

“Los Dioses de las Gothic Mountains se habían apiadado de nosotros” Información cortesía de Berghaus

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