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“La experiencia nos salvó; el que no tenía varios ochomiles, había esquiado hasta el Polo norte”

13 de Noviembre de 2007  |  Deja tu comentario
Desde la tranquilidad de su casa en Jaca, el teniente Pedro Expósito nos cuenta en primera persona la situación por la que pasó la semana pasada el equipo de Al Filo de lo Imposible y el Grupo Militar de Alta Montaña en la Patagonia chilena, y que tras 3 días en una cueva de hielo, terminó con su rescate y con la posterior evacuación a España del teniente, y del gran alpinista y cámara de Al Filo José Carlos Tamayo. La gran experiencia de todos les salvó de una situación muy difícil
Desde la tranquilidad de su casa en Jaca, el teniente Pedro Expósito nos cuenta en primera persona la situación por la que pasó la semana pasada el equipo de Al Filo de lo Imposible y el Grupo Militar de Alta Montaña en la Patagonia chilena, y que tras 3 días en una cueva de hielo, terminó con su rescate y con la posterior evacuación a España del teniente, y del gran alpinista y cámara de Al Filo José Carlos Tamayo. La gran experiencia de todos les salvó de una situación muy difícil

Acostumbrados como estamos a verles en acción a ochomil metros, o en la Antártida, puede sonar casi extraño que un equipo de Al Filo y los expedicionarios del Grupo Militar de Alta Montaña de Jaca pasen por una situación extrema a 3.000 metros de altura, pero así ha sido. Juntos, les hemos llegado a ver en el Pilar Oeste del Makalu. Patagonia es otro mundo.

Están rodando nuevos capítulos para TVE, y el alpinista vizcaíno, y cámara en muchos de los documentales de Al Filo, José Carlos Tamayo, ha tenido que volverse antes de tiempo con congelaciones, al igual que el Teniente Pedro Expósito. Por suerte, todo se ha solventado bien, pero la verdad es que ha sido gracias a la gran experiencia y sangre fría de todos los que integraban la expedición. Como ellos comentan, en esta misma situación se encontró el año pasado un grupo chileno, y fallecieron los 8 integrantes.

En palabras de Sebastián Álvaro, “hacía mucho frío, más del soportable. La tormenta que sufrieron mis compañeros, a más de tres mil metros de altitud, fue de proporciones apocalípticas.” Por poner un ejemplo, al desmontar una tienda, la varilla de aluminio se apoyó en el labio de un expedicionario, pegándose al instante, y arrancándole un buen trozo del mismo.

Ya en Jaca, muy recuperado, tras ser evacuado desde Chile y haber pasado unos cuantos días ingresado en la clínica MAZ de Zaragoza, puntera en todo el mundo en el tratamiento de congelaciones, hablamos con Pedro Expósito, y nos cuenta en primera persona lo que allí ocurrió:

“Salimos desde la Laguna de San Rafael, a nivel del mar, con la intención de ir hasta el Cerro San Valentín (4.058 mt, mayor altura de Patagonia). La aproximación es larga, primero por bosque, después por media montaña, y posteriormente por alta montaña. Llevábamos ya 16 días, y tras un día esquiando con tiempo muy malo, mucha niebla, sin visibilidad, y navegando con GPS, instalamos el campamento 6 de altura, a unos 3.000 metros.

A las 3 de la mañana se desató una tormenta impresionante. Vientos de 100 kilómetros por hora, y muchísima nieve. Todo se enterró, las tiendas se destrozaron, y mira que eran las Altus K2, a prueba de bombas, que hemos utilizado en muchas expediciones. Pero la nieve las chafó, y todo el equipo quedó enterrado, tanto el de alpinismo como las cámaras, trípodes, etc.

Hubo que decidir muy rápido, así que “tiramos de manual”, y comenzamos por intentar desenterrar entre todos el material. Sin él, en la montaña no eres nada, necesitábamos nuestros esquís, bastones, etc. para poder salir de allí y movernos. Sacamos lo que pudimos, y entonces tuvimos que empezar a cavar una cueva para los 10 que estábamos.

Todo esto nos llevó desde las 3 de la mañana hasta al 1 del mediodía siguiente, en condiciones muy muy malas.”

“Cuando por fin estuvimos instalados en la cueva, comenzamos el recuento, para ver cuanto material habíamos perdido, y empezamos a intentar coser las tiendas que habíamos salvado. Entonces fue cuando me di cuenta de que tenía las manos torpes. Las iluminé con el frontal, y vi que tenía 3 dedos azules.

Lo comenté en alto, y enseguida se me unieron. José Carlos Tamayo dijo que el tenía otros tantos morados, por el otro lado se oía “yo uno”. Habían sido muchas horas paleando en medio de una tormenta durísima, a lo que hay que sumar que llevábamos 16 días de mal tiempo, y las 16 noches habíamos tenido que dormir mojados. Entre eso y el cansancio, íbamos ya un poco tocados.

A partir de ahí, comunicamos con el satélite con el ejército chileno, y se prepararon para el rescate. También nos pusimos en contacto con la MAZ en Zaragoza, por el tema de congelaciones.”


La mayoría se habría agobiado bastante en una situación así, si es que hubieran sido capaces de salir de ella con la eficacia y sangre fría de este grupo, pero como decíamos al principio, muchísimas horas de experiencia se habían juntado dentro de aquella cueva en la Patagonia chilena. Pedro Expósito continúa su relato:

“En la cueva se estaba muy bien. Enseguida se queda una temperatura constante de 3-4ºC, y además no se oye nada, ni el viento ni nada ¡Es un poco como estar en el vientre de tu madre! Tan sólo teníamos que esperar a que vinieran a buscarnos.

Sabíamos que había una pequeña ventana de buen tiempo a los 3 días, y que tenían que sacarnos entonces de allí, porque después venían otros 11 días de borrasca, y habríamos tenido que pasarlos enteros en la cueva. Finalmente, los chilenos, en esa ventanita, aunque al principio parecía que no podrían bajar por las nubes, nos rescataron.”

“La verdad es que la experiencia nos salvó. Dentro de esa cueva, el que no tenía varios ochomiles, había ido esquiando al Polo norte (
NR: y algunos, ambas cosas…). Y los chilenos, preparadísimos. Eso nos salvó. El año pasado, una expedición de una universidad chilena estuvo en la misma situación, y murieron 8. Nuestra experiencia en estas situaciones ha hecho que se haya solventado con unas congelaciones tratables que no dejan de ser una anécdota, tras lo que pudo pasar.”

Para terminar, Teniente Pedro Expósito no quiere dejar pasar la ocasión de agradecer a los chilenos la ayuda prestada:

“Se han portado de maravilla con nosotros. Y además, una gente preparadísima.”

Este enlace te enviará directamente al Cerro de San Valentín en google earth, y podrás conocer la zona.. Y aquí puede descargarse google earth aquel que no lo tenga instalado en su ordenador. Podréis comprobar como, ligeramente al suroeste, está la bahía de San Rafael, y como el glaciar cae a la laguna. Desde allí, tras 16 días remontando el gran campo glaciar, llegaron a la base de la pirámide cimera, en donde les alcanzó la tormenta.

Aprovechando la ocasión, os queremos recomendar la lectura del blog que desde hace unos meses tiene abierto Sebastián Álvaro. No es un blog del programa Al Filo de lo Imposible, aunque evidentemente hable de él en bastantes ocasiones. Ahora mismo, se puede leer en primera persona la intrahistoria del rodaje de esta aventura patagónica, ya que él se encuentra allí.

Es un blog personal en el que nos cuenta sus cosas, sus sensaciones, y su visión del mundo, que no es poco. Puede recomendar un libro, contarnos un viaje en moto junto a Eduardo Martínez de Pisón por la Ruta de la Seda, hacer campaña contra los quitamiedos matamotoristas, hablar de un antiguo bar escondido en Madrid, describirnos los proyectos de ayuda en Pakistán de la ONG Sarabastall, o contarnos una reunión familiar. Altamente recomendable.

Blog de Sebastián: sebastian-alvaro.spaces.live.com/


En la cueva que les salvó y en la que esperaron el rescate


Durante la aproximación de 16 días

Tags: Alpinismo

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