Ramón de Larramendi y Jesús Calleja, junto al cámara y alpinista leonés Emilio Valdés, parten mañana hacia el Polo norte, a bordo del último invento de Ramón: el nuevo catamarán polar. No se trata de una evolución de sus últimos sistemas de transporte eólico por las zonas árticas y antárticas, (recordemos que con los anteriores ha llegado a alcanzar velocidades medias de más de 100 km/h, y recorrido más de 500 kilómetros al día con él), sino que es un nuevo método de transporte. Van a rodar para el programa de Jesús en Cuatro.
La novedad de este nuevo catamarán es que es anfibio. Debido a la subida de las temperaturas, cada vez es más difícil alcanzar el Polo Norte, porque en estas fechas parte del mar permanece escarchado, y no helado del todo. Así que, para solucionar esto, Ramón ha hecho anfibio el aparato, y podrán navegar igualmente por esas zonas.
En realidad, consiste en dos trineos de arrastre que, en pocos segundos, se convierten en una sólida y estable canoa-catamarán de 5 metros de eslora. La embarcación es fina y delgada para permitir atravesar aguas heladas, y sus remos tienen garfios con los que poder abrirse camino. Con ella se puede recorrer varias millas navegando y al tocar hielo de nuevo, se separa fácilmente volviéndose a transformar en dos trineos, y se puede continuar tirando de la pulka.
Además de probar este aparato, Jesús, Ramón y Emilio van a quedarse a vivir en el mismo Polo norte, a 90º:00, durante una semana. No va a ser fácil, porque se permanece sobre una banquisa y ésta flota y se desplaza, así que cada mañana tendrán que trasladar sus reales a un nuevo punto en el hielo para volver a los 90º:00.
También probarán un nuevo traje estanco que ha inventado el explorador polar noruego Borge Ouslund. Es otra solución al cambio del ártico tras el aumento de temperaturas. Ramón y Borge son asiduos de esta tierra, y ante la cada vez mayor presencia de agua líquida, uno ha optado por navegarla, y el otro, Borge, un tanto más directo, por sumergirse en ella. Es decir, como constantemente aparecen zonas líquidas que impiden el paso, con el nuevo traje uno se sumerge en ellas y las cruza, si no puede evitarlas.
Durante la semana que permanezcan el Polo norte geográfico, es probable que reciban invitados, ya que es la época en la que la mayor parte de los exploradores parten hacia allá. Pero también quizás reciban la visita de alguno de los viajes en helicóptero que se organizan para turistas, que llegan hasta allí, y permanecen unos minutos mientras brindan con champán.
Mañana parten de Longyearbyen, el antiguo pueblo minero de 2.000 habitantes y que en la actualidad es el punto habitado más cercano al Polo. De allí volarán a la Base polar Borneo, una estación científica rusa, de donde partirán con su catamarán.