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Como el que intenta un tresmil: Pauner se encuentra en el campo 4 del Lhotse, para atacar esta noche la cima

20 de Mayo de 2008  |  Deja tu comentario
Intento ultrarrápido, casi como el que hace un tresmil: llegó el jueves al Campo Base, descansó dos días, y 3 días después está ahí arriba, de tirón. A las 2 de la mañana saldrá para cima. Mientras nuestra atención y nuestros pensamientos están en el Annapurna con Iñaki, Carlos Pauner nos informa que acaba de alcanzar el campo 4 del Lhotse, a 7.700 metros de altura. Mucha suerte para los dos
Intento ultrarrápido, casi como el que hace un tresmil: llegó el jueves al Campo Base, descansó dos días, y 3 días después está ahí arriba, de tirón. A las 2 de la mañana saldrá para cima. Mientras nuestra atención y nuestros pensamientos están en el Annapurna con Iñaki, Carlos Pauner nos informa que acaba de alcanzar el campo 4 del Lhotse, a 7.700 metros de altura. Mucha suerte para los dos

Tras conseguir la cima del Dhaula, y descansar unos días en Katmandú, Pauner y Javier Pérez decidían encaminarse sus pasos hasta el Lhotse, mientras Marta Alejandre regresaba a tratarse unas leves congelaciones.

Carlos sabía que, por un lado, tendría una aclimatación excelente, mejor que la mayoría de los montañeros que iba a encontrarse allí, parados durante días por motivos políticos. Pero también sabía que el desgaste que su cuerpo tiene es mayúsculo, y que tonterías las justas en este momento. Tras conseguir un ochomil, lo que el cuerpo necesita es descansar. Así que decidió realizar un solo intento a cima, desde el campo base. Todo a una carta, como el que hace un tresmil, porque no puede desgastarse excesivamente en la montaña. Prácticamente una semana desde que llega al campo base hasta que regresa y se va, algo que muy pocas veces hemos oído en un ochomil que no sea el Cho Oyu, y desde luego nunca en la cuarta altura de la tierra, con 8.516 metros. También hemos visto casos similares en Karakorum, pero allí se empalman los picos, con el mismo campo base, como Xavi Alzola hace dos temporadas, y es casi como si realizaran otro intento a cima.

Así lo contaba el pasado jueves Carlos: “Ahora, tenemos que acostumbrarnos de nuevo a esta situación de vida en campo base. Tras una semana pasada en Kathmandu, nuestros organismos y nuestra mente se habían acostumbrado a esa situación. El cuerpo se intentaba curar del varapalo impresionante que supone ascender por encima de esa cota de los ocho mil metros. Ahora hay que hacerle entender que de nuevo tiene que volver a la carga, que tiene que prepararse de nuevo para soportar la altura extrema. No va a ser fácil. Quizás es el aspecto que más me preocupa de la expedición. Tenemos las gargantas rotas, nuestros pulmones no respiran del todo bien y todavía los signos de la fatiga extrema de los ocho mil metros están presentes. Vamos a sufrir como perros, pero creo que merece la pena intentarlo."

Y así lo ha hecho. Llegó al campo base del Lothse el pasado jueves día 15. El viernes y el sábado lo pasaron allí haciéndose otra vez a la altura. El domingo salieron para cima, ascendiendo hasta el campo 2, a 6.400 metros de altura, cruzando la cascada de Khumbu. Ayer lunes comenzaron la ascensión hacia el campo 3, con mal tiempo y fuerte viento, pero Javier tuvo que dar media vuelta, llegando Carlos solo hasta el campo III, que ubicó a 7.200 metros.

Y hoy hasta el 4, a 7.700m. Según informa Carlos, por debajo de 7.000 metros estaba cubierto, pero por encima no, y dice que ha pasado muchísimo calor mientras subía. Está exhausto, muy cansado y dolorido. Si se recupera, va a salir hacia cima a las dos de la mañana.

Desconocemos si en estos momentos está solo. Hay una expedición al Lhotse del GMAM, y creemos que están arriba también. Mientras que el campo base está absolutamente masificado -porque es el mismo que el del Everest, igual que los primeros campos-, una vez que los himalayistas se encaminan hacia el Lhotse suelen estar solos. No es extraño que tan solo haya 5 ó 6 permisos individuales al año para este ochomil. Por ejemplo, hace dos años, Jesús Calleja estuvo completamente solo en la montaña, y fue el único que alcanzó la cima en toda la temporada.

Esta soledad no es sólo por la cercania del Everest: la canal final del Lhotse, a más de 8.000 metros de altura, con murete incluido, es delicada. Y no suele haber cuerdas fijas, porque casi nadie se acerca por ahí.

Al final, Carlos, debido a su aclimatación, ha conseguido en 5 días alcanzar más altura que la mayoría de expediciones tras más de un mes en la montaña. Las noticias es que en este momento una verdadera avalancha de montañeros está en pleno ataque a cima del Everest, tras tanto esperar. Los que mejor vayan dormirán hoy en el collado sur, y se confirma que hoy se han conseguido las primeras cimas, por parte de dos sherpas, que van abriendo camino a los que vienen por detrás.

Mucha suerte para Carlos en el Lhotse, en donde desde luego no va a estar tan acompañado como en el vecino Everest. La verdad es que más que una ascensión a un ochomil, parece una ascensión a un tresmil pirenaico: nada más llegar a la montaña, en tres días desde la base, de tirón...


Carlos realiza un intento al Lhotse de tirón, similar a un intento a un tresmil

Tags: Alpinismo

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