A nadie extrañó en Suiza la concesión de este premio a Ueli, nada más volver del Himalaya. Sobran las explicaciones.
Modesto en extremo, al recibir el galardón afirmó que su intento de rescate en el Annapurna era “tan solo algo que había que hacer. Si vas andando por la calle y ves a alguien que necesita ayuda, se la darías.” Una comparación muy modesta para lo que estos hombres realizaron.
Tras recibir el galardón de manos de Adolf Ogi, Steck afirmó: “No podíamos subir todo nuestro material, bajar, y después volver a subir, así que ascendimos con nuestras botas normales, las que usarías para una escalada en los Alpes en verano. Abandonamos el campo base y llegamos a 6.900 metros, pero al llegar allí, como no teníamos las botas adecuadas, Simon tuvo que quedarse. Yo pude seguir porque Alexei Bolotov bajaba de cima y me cambié las botas con él. Afortunadamente eran el 45; si hubieran sido del 42, habría sido Simon el que hubiera continuado en solitario hacia arriba.
Tomamos todas las precauciones ahí arriba. No fue ni más ni menos peligroso que otras ascensiones. Subimos alto, subimos rápido, pero tomamos todas las precauciones que pudimos.”
Hablando de su reputación de escalador “loco”, por sus escaladas de velocidad en solitario, Ueli afirmó: “hay personas que afirman que estoy loco por realizar records de velocidad y muchas escaladas en solitario, pero es bueno saber que hay otras personas que entienden de qué va esto del alpinismo. He subido la cara norte del Eiger muchas veces, así que, aunque no le voy a perder el respeto nunca, es mi terreno de juego. La ruta Heckmair no es más fácil ahora que en 1.938, cuando se abrió. Lo que ha cambiado es el equipo que usamos, y el nivel de los montañeros que la ascienden. Pero los peligros son los mismos. Cuando la ascendí por primera vez, llevé conmigo 250 metros de cuerda, por si tenía que bajarme. Ahora llevo una cuerda de 35 metros, y sé que es suficiente para mí si tuviera que descender de la pared. El cambio está en mí; la montaña no ha cambiado.”
Respecto al Annapurna, afirmó que “no abandono el proyecto de la cara sur del Annapurna. Volveremos algún día. Ahora toca descansar y recuperarme. Simon y yo volveremos a escalar juntos, pero también continuaré con mis solos. Me encanta el aspecto de estar solo en la montaña. Cuando estás solo a 6.000 metros, y no ves forma de bajar, estás realmente solo, y te sientes muy muy pequeño ahí. Pero esto te da un respeto total por la montaña. Abre tus sentidos, no hay una sensación como ésa, es intensísima. Pero cuando bajas al valle, te abandona, así que enseguida vuelves a buscar nuevos retos en la montaña. Si no escalara, buscaría otra cosa que pudiera hacer con la misma pasión. Quiero vivir la vida, no importa como.”
Fuentes: www.uelisteck.ch, Jo Adams