14-10, 15:00 horas: Carlos Pitarch se encuentra en el campo IV con 3 sherpas. Mañana atacan la cima. El resto desciende al campo 2, en donde esperarán a los 4 para ayudarles en su descenso.
Recibimos nuevas noticias de la expedición del Club Muntanya Castelló. Ayer se encontraban 4 expedicionarios y 4 sherpas en el campo 3, situado en un collado a 7.400 metros de altura. Como ellos mismos dicen, con 8 personas bien aclimatadas e ilusionadas, la cima es posible. Tras pernoctar en el campo 3, salían hacia el 4, a 7.800 metros, donde no tienen pensado pasar la noche, tan sólo reponer fuerzas para subir por el último corredor, mixto y técnico, que si todo va bien les depositará en la arista que lleva a la cumbre. El tiempo se mantiene estable, aunque con fuerte viento. Durante el día de hoy es posible que recibamos nuevas noticias. Calleja les dejó su teléfono satélite una vez que se fue de la montaña, para que no quedaran aislados y pudieran recibir el parte meteorológico.
Solos y sin sherpas en el Kangchenjunga
Tras 14 días de aproximación, el sueco Fredrik Ericsson y el noruego Jörgen Aamot ya han alcanzado el campo base del Kangchenjunga, en donde se encuentran totalmente solos: no hay ninguna otra expedición en la cara sur de la montaña. Sus sherpas se han ido, y a ellos les toca abrir toda montaña y realizar el trabajo de montaje de campos. Sólo tienen 4 cocineros que les ayudan en el base. Ya han abierto la ruta hacia el campo 1. El exceso de nieve y el mal tiempo ha hecho que les haya costado 4 días despejar el camino y alcanzarlo. Tras pasar una noche en él, han descendido al campo base, en tan solo 3 horas…ventajas de llevar las tablas.
Recordemos que, además de subir sin oxígeno y estar solos en la montaña, sin sherpas, estos expedicionarios tienen que cargar con los esquís a la espalda. Y por si fuera poco, su intento de descenso les obliga a realizar la ascensión con botas de travesía. Puede parecer una locura, pero Fredrik ya ha hecho esto en el Dhaulagiri, Gasherburm II y Shisha Pangma.
“Primero anduvimos a través de los soleados campos de arroz y las plantaciones de plátanos. Luego vino la jungla con las sanguijuelas. Los días se hicieron más largos y las lluvias más frecuentes. Según ascendimos el terreno y el clima se hicieron mejores. Durante el trek teníamos 20 porteadores que nos ayudaban a cargar nuestro material y comida. Cuando llegamos al glaciar Yalung, más o menos la mitad de ellos no quiso continuar. Con sólo la mitad de hombres, nos llevó dos días recorrer lo que nos debería haber costado uno. Por si no era suficiente, llegó la nieve, 20 centímetros en un día, y el resto de porteadores nos abandonó también. Aunque esto nos supuso un grave problema, les entiendo perfectamente. No es agradable andar por este glaciar, y 20 centímetros de nieve no ponen las cosas más fáciles. Es una mezcla de arena, roca y hielo, y en todo momento se sube y se baja por ella. Y la ropa y material que tenían los porteadores era más apropiada para un día de sol en la playa que para un glaciar nevado. De hecho, estoy impresionado de que llegaran tan lejos como llegaron.
Afortunadamente para nosotros, estábamos cerca del campo base. Llegamos a él Jörgen, nuestro equipo de cocineros, (Buddhi, Kansha y Mon), y yo.”
Abierta la ruta hasta el campo 1:
“Conseguir un ochomil es un proyecto que consume mucho tiempo. Creo que en total necesitaremos dos meses, desde que salimos, para ser capaces de conseguir la cumbre del Kangchenjunga y descender esquiando la montaña.
Este otoño Jörgen y yo somos los únicos alpinistas en la cara sur del Kangchenjunga. Normalmente, los campos bases están abarrotados, y la montaña está llena de cuerdas fijas. Estar solo es formidable, le da a todo un toque de aventura. Tenemos que ascender, abrir y buscar la ruta por nosotros mismos. Y luego encontrar el descenso adecuado para poder ser esquiado ¡Casi puedo imaginarme lo que sintieron los británicos que primero consiguieron el Kangchen en 1.955!
Pensamos instalar 3 campos para salvar los 3.500 metros que nos separan de la cima. En los últimos 3 días Jörgen y yo hemos estado trabajando en la apertura de la ruta hasta el campo 1, y en la instalación del mismo. Lo hemos situado a 6.200 metros. Todo el camino transcurre por un glaciar lleno de grietas y seracs por los que tenemos que navegar para encontrar el paso. El tiempo tampoco ha colaborado con nosotros. Cada día amanecía soleado, pero al cabo de unas horas comenzaba a nevar. Como necesitábamos excelente visibilidad para encontrar la ruta, cada día sólo podíamos subir unos cientos de metros. Finalmente, pasamos una noche en el campo 1, y descendimos: 4 días para ascender, 3 horas para bajar.
Ahora estamos intentando encontrar visualmente una ruta hasta el campo 2.”