Todas las predicciones fallaron, y eso ha obligado a descender al campo base a la mayoría de expedicionarios. En el Manaslu, Carlos Pauner recibió parte favorable hasta el domingo por la mañana, y salió hacia cima. Pero anoche, mientras él y Phemba dormían, una gran ventisca con mucha nieve literalmente enterró su tienda. Al parecer, consiguieron hacer un agujero por donde llamar a los japoneses que dormían cerca de ellos, y estos paleando desde fuera les permitieron salir. Por la mañana han rescatado sus cosas, y como seguía nevando y con ventisca, han decidido bajarse. Además, desde el campo base les han mandado un mensaje informando de que el viento aumentaba y no se veía el domingo como día de cima (era la información que ellos manejaban anteriormente).
Teníamos noticias de que las andaluzas estaban también a la espera de una ventana de buen tiempo para intentar la cima, pero desconocemos si habían partido también, si continúan en altura, o han descendido al campo base.
Iñurrategi, Vallejo y Zabalza ya están en el campo base. Tras subir 1200m de tirón en 8 horas, un fuerte viento les alcanzó, y tras pasar una muy mala noche en su pequeña tienda de ataque, tuvieron que darse la vuelta. “El pronóstico del tiempo corrobora que el viento no amainará ni hoy ni mañana –la verdad es que tampoco indicaba tal fuerza del viento-, y son estos dos días los más exigentes para esta ascensión”. Los 3 están de acuerdo en haber tomado la decisión correcta. No había otra posibilidad.
”Ayer miércoles por la mañana, relata Iñurrategi, animados por el parte meteorológico positivo nos lanzamos a atacar por primera vez el Pilar Oeste del Makalu al estilo alpino, pero esta noche, cuando estábamos en los 6.500 metros el viento ha cogido una gran fuerza y esta mañana hemos coincidido en que era muy aventurado realizar un intento en esas condiciones”.
Ninguna mala cara, ningún mal gesto, poco cansancio, y la moral alta: así han vuelto al Campo Base. “El alpinismo es así” coincide Juan Vallejo, “El parte era muy positivo y de pronto todo ha cambiado; hemos pasado una noche muy muy mala y hemos sabido que no era el momento. Todavía nos queda bastante tiempo en el Campo Base y esperaremos para hacer un ataque más medido”.
Así que se quedan allí. A esperar un parte meteorológico más seguro. El límite temporal es este mes de mayo, justo antes del monzón; el límite meteorológico, la entrada de una buena ventana de tiempo que les ofrezca garantías garantías: poco viento y sin precipitaciones. Desde el Campo Base, dicen, se ven remolinos de viento que azotan las alturas. Esperarán a que amaine y aunque parecía improbable, todavía les quedan ganas y fuerzas para hacer un segundo intento.