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“Sherpas en el Himalaya: de "mulas de carga" a dueños de líneas aéreas”

26 de Abril de 2012  |  Comentarios (5)
Carlos Soria y sus compañeros siguen esperando pacientemente un hipotético cambio de tiempo en el campo base del Annapurna; desde que las avalanchas les hicieran descender del campo 3, permanecen parados. Mientras tanto, deciden escribir un artículo sobre la evolución de la condición de los sherpas en estas últimas décadas, de la cual Carlos ha sido testigo privilegiado
Carlos Soria y sus compañeros siguen esperando pacientemente un hipotético cambio de tiempo en el campo base del Annapurna; desde que las avalanchas les hicieran descender del campo 3, permanecen parados. Mientras tanto, deciden escribir un artículo sobre la evolución de la condición de los sherpas en estas últimas décadas, de la cual Carlos ha sido testigo privilegiado

“Queridos amigos:

Sigo sin poder compartir con vosotros buenas noticias sobre el tiempo de los próximos días. Todo indica que seguirá nevando, mucho o poco, hasta comienzos de mayo. De todas formas, como hemos visto desde que llegamos, aquí la meteorología cambia de un momento a otro, así que no quiero perder la esperanza. Igualmente, hoy hemos seguido con los paseos por esta zona, para no perder el entrenamiento. Esta mañana hemos caminado durante algo más de dos horas hasta una cueva cercana, en la que hemos visto unos bloques de hielo tan grandes que nos han recordado la nieve y el frío que ha hecho en los últimos días.

Esta cara norte del Annapurna, a la que espero subir en cuanto la montaña se deje, tiene además un inconveniente que no tienen otros ochomiles. El campo base está completamente aislado, con lo que no podemos ir a ningún sitio. Si estuviéramos en el Everest, por ejemplo, ante tantos días de mal tiempo podríamos haber caminado hasta alguna población cercana para descender algo en altitud, y así descansar un poco física y mentalmente. Pero aquí no hay pueblos a mano, y para salir de este valle hay que superar desniveles tales que no merecen la pena el esfuerzo.

Lo único que me preocupa un poco es el material que dejamos en el campo 3, a 6.400 metros de altura. Allí tenemos un par de tiendas, comida y material de escalada. No sería la primera vez que me sucede que, después de muchos días, la nieve o alguna piedra suelta inutiliza el depósito. Y el desgaste de subir tan arriba no sólo se convierte en inútil, sino que retrasa cualquier intento de cumbre porque hay que reponer todo lo perdido.

Espero que no tengamos que pasar mucho tiempo del mes de mayo aquí en el campo base, porque se desvanecerían muchas opciones de poder ir después al Dhaulagiri. Sigo centrado en el Annapurna, y de momento tenemos tiempo más que suficiente para todo. Pero me gustaría seguir teniendo la esperanza de intentar subir a las dos montañas esta primavera. Eso sí, siempre que el tiempo no lo impida.

Un abrazo,
Carlos Soria (Campo base del Annapurna; 25 de abril de 2012)



Sherpas en el Himalaya: de "mulas de carga" a dueños de líneas aéreas

Campo base del Annapurna, 25 de abril de 2012.- Su presencia en las expediciones para escalar montes de más de 8.000 metros es prácticamente obligada para la mayoría de alpinistas de todo el mundo. Se encargan de abrir huella a través de la nieve, colocar las cuerdas fijas para los escaladores, ayudar en la carga de materiales a gran altura, y en general servir de apoyo para la conquista de las grandes montañas. Son los sherpas, una estirpe de escaladores no siempre correctamente valorada fuera del Himalaya, cuya labor abnegada ha hecho posible algunas de las mayores hazañas de la historia del alpinismo. En contra de lo que podría pensarse, ser "sherpa" no es una profesión, sino que se trata de una etnia nepalí, cuyos integrantes están tan orgullosos de serlo, que utilizan su origen como apellido. La historia de los sherpas modernos es tan larga, o tan corta, como la del propio Himalayismo. Hasta los años 60, su principal sustento procedía de las relaciones comerciales con el vecino Tibet. Con el cierre de la frontera, la transformación del modelo económico coincidió en el tiempo con una nueva forma de vida: el turismo hacia las grandes montañas y las expediciones para tocar sus cumbres abrieron un nuevo abanico de posibilidades para estos hombres, muy adaptados a la falta de oxígeno de la vida en altura, capaces de llevar grandes cargas sobre su espalda en condiciones extremas de frío y nieve.

Desde entonces, la historia de los sherpas ha estado ligada a las expediciones, aunque todavía sufren en parte el clasismo de los escaladores. Históricamente, el estilo de organización de las expediciones ha sido heredero de la época colonial, por lo que los sherpas han sido considerados como siervos de los alpinistas occidentales. Incluso se consideraba habitual que tuvieran que arriesgar su vida a petición de sus clientes, ya fuera por circunstancias excepcionales en la montaña o por simple capricho de sus patrones. Y sus ascensos a cumbres, en general, no se tenían en cuenta a la hora de elaborar los rankings de ochomilistas.

Hoy en día, sin embargo, la situación está cambiando. Atrás quedó la imagen del sherpa atravesando la nieve con unas alpargatas, sustituida hoy por botas de última generación. Pese a que la mayoría de los sherpas siguen teniendo una barrera importante en el idioma -muy pocos de ellos hablan inglés u otra lengua con fluidez aparte del nepalí-, las nuevas generaciones comienzan a recibir cursos de especialización técnica en alta montaña, y los privilegiados incluso viajan a Europa a formarse en los Alpes italianos o franceses. Los sherpas más jóvenes han comprendido que, para estar de igual a igual con sus clientes de Europa, Asia o América tienen que saber tanto o más que ellos. Y ya no están tan dispuestos a jugársela en la alta montaña por culpa de un cliente que quiere beberse unas cervezas a 7.000 metros, o por un millonario imprudente que quiera subir un ochomil a toda costa.

Carlos Soria, con casi 40 años de expediciones al Himalaya a sus espaldas, explica cómo han cambiado los sherpas desde su primer viaje a Nepal en los años 70: "Antes no se les valoraba, y aunque aún hay gente que no les trata del todo bien, han mejorado mucho técnicamente, y al menos en mi caso, su opinión y motivación es muy importante para subir a las grandes montañas". "Están mejor adaptados que nosotros a la altura, y eso les da una ventaja importante. Algunos son mejores que otros, pero creo que lo ideal para ellos sería que regularan su actividad, que crearan una asociación. Eso les ayudaría mucho a mejorar", explica el montañero abulense.

Agencias de trekking y hazañas en ochomiles

Muktu Sherpa, el shirdar -jefe de los sherpas- de la Expedición BBVA Carlos Soria Annapurna 2012, es un ejemplo de la evolución del trabajo de un sherpa. En la última década ha pasado de ser un simple porteador de altura que prácticamente no podía comunicarse con sus clientes, a tener un nivel de inglés que le hace ser una opinión importante dentro de la expedición. Su hijo Shange continúa con la tradición familiar, pero con mayores recursos en su trabajo: comenzó como ayudante de cocina, pero ya forma parte del equipo de Carlos Soria y cuando hace falta ejerce de intérprete de su padre.

Ejemplos como el de Muktu son cada vez más numerosos. Incluso sherpas de nuevas generaciones se han colocado muy por encima de sus mayores. Entre ellos destaca Mingma Sherpa, la primera y única persona en el mundo que ha coronado los 14 ochomiles del planeta en 14 intentos. Mingma, después de su hazaña, ha creado su propia empresa de trekking y organización de expediciones, Seven Summit. Otra de las grandes agencias de Nepal, Thamserku Trekking, fue fundada hace años por Sonam Sherpa; hoy en día, Sonam es propietario de varias cadenas de hoteles y dos líneas aéreas.

No obstante, la adaptación a los nuevos tiempos no les ha hecho perder sus tradiciones: los sherpas se encargan de rezar a sus dioses quemando enebro antes de intentar cualquier ascenso a una cumbre, y siguen prefiriendo comer con la mano enormes platos de arroz con dhal -una suerte de lentejas-. Y, curiosamente, independientemente de su fortaleza o preparación, un nepalí no perteneciente a la etnia sherpa, tendrá difícil trabajar como guía de alta montaña, por no ser parte de la "tribu". Incluso dentro de los sherpas existen rivalidades: la mayoría de ellos proceden del valle de Solo Khumbu, famoso por servir de acceso al Everest y del valle del Makalu, en las faldas del monte al que da nombre; y raramente se les verá mezclados trabajando juntos en la misma expedición.

En definitiva, atrás quedaron los tiempos en que los sherpas solían recibir graves menosprecios de sus clientes, si éstos no estaban satisfechos con su trabajo. Los salarios que reciben, sin ser muy altos, les permiten vivir entre la población más desahogada de Nepal. Su única lucha hoy es vencer la cerrazón de algunos alpinistas que les contratan, que siguen considerándoles una etnia inferior que lo mismo debe cargar botellas de oxígeno que hacer de mayordomos. Pero cada vez están más cerca de conseguirlo.


Uno de los sherpas de la expedición de Carlos Soria al Annapurna camina ataviado con la tradicional kata religiosa al cuello, para atraer el éxito y la buena suerte.


Nhorbu Sherpa, en primer plano, seguido por sus compañeros Muktu y Shange, camino del campo 1 del Annapurna

De izquierda a derecha, Shange, Nhorbu, Pasang y Muktu, los cuatro sherpas que forman parte de la Expedición BBVA Carlos Soria Annapurna 2012, posando en el campo base del Annapurna.

Tags: Alpinismo

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Comentarios

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5 comentarios

5. Cliente de guía de montaña - 27 Abr 2012, 09:26
Estaría feo engañar a la gente diciendo que uno abre huella y no usa cuerdas fijas. No está feo decir que tiene uno o varios sherpas que le asesoran, cocinan, colaboran ... No hay más que ver cómo Carlos contrata repetidamente a la misma gente o cómo habla de ellos para darse cuenta de que son compañeros de expedición y no siervos. El contratar a porteadores, guías o muleros cuando uno viaja por ahí es muy importante para que las comunidades locales de montañas remotas puedan llevar un plato de comida a la mesa.

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4. prudenpruden - 27 Abr 2012, 09:26
Pues coincido con el comentario número 1. Me ha gustado mucho este artículo.

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3. araba - 26 Abr 2012, 22:37
es la primera vez que leo un artículo que dedica más de una línea y media a los sherpas, estupendo. Sin embargo no me acuerdo ya de las veces que leo comentarios de menosprecio total a quien hace algo como subir una montaña de la manera que le da la gana, una manera que al talibán de turno del ordenador no le place. Cansáis tanto! Se puede pensar lo que se quiera, subir como se quiera, pero la falta de respeto, junto a la arrogancia es una combinación tóxica, ¿qué hacéis con la mala leche cuando no podéis escribir un comentario?

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2. makalu_la - 26 Abr 2012, 22:19
No estoy en absoluto de acuerdo con que la presencia de los Sherpas sea prácticamente obligada.... A los Sherpas se les contrata para que hagan un trabajo que el Alpinista o no sabe o no quiere hacer...Si contratáis sherpas para que abran huella y coloque cuerdas fijas ¿que hacéis vosotros?? contar en un blog que estáis escalando un ochomil y paralelamente colocar el jumars en la cuerda fija que os colocan y decir que estáis escalando un ochomil?? Querido Carlos esta explicación tiene tintes de justificación por el hecho de haberles contratado y que estén haciendo todo el trabajo, el mas duro pero el mas precioso de los trabajos en una expedición. Cuando coincidimos hace años en el Manaslu ¿había algún sherpa? pues no....Ahh que nosotros fuimos los que nos curramos todas las cuerdas fijas en los pasos complicados claro... Todos mis respetos a los sherpas, gente buena y honrada que se juegan el tipo para que otros digan que están escalando un ochomil...

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1. sierpe - 26 Abr 2012, 16:54
"Cada día me gustas más" ¡¡Bravo por la REDACCIÓN BARRABES!!

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