Como informamos hace unas semanas, el ayuntamiento de Ayerbe decidió en pleno denominar un vial público con el nombre de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Y con motivo de las jornadas de homenaje que los legendarios escaladores iban a recibir entre los días 12 y 16 de octubre, coincidiendo con los 5 días que ellos estuvieron en la pared del mallo Firé abriendo su clásica ruta, se descubrió la placa en la Glorieta destinada al efecto en la localidad oscense.
No estuvo sola la inauguración: durante el puente se sucedieron los actos de homenaje entre Ayerbe y Riglos a la cordada formada por Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Comenzaron con la entrada en la vía de la primera de las numerosas cordadas de voluntarios que a lo largo de estos días, y hasta mañana 16 de septiembre, estarán escalando el espolón.
El viernes por la tarde Álex Puyó introdujo la charla sobre las cinco grandes Rabadá-Navarro -norte del Puro en Riglos, espolón del Gallinero en Ordesa, espolón del Firé en Riglos, oeste del Naranjo de Bulnes y Brujas al Tozal del Mallo en Ordesa- en la que Gregorio Villarig y Ángel López "Cintero" explicaron de una manera muy cercana y amena cómo era la escalada en esos años y lo que representó para las generaciones venideras. El alumbrado del mallo Firé que estaba programado para esa noche tuvo que ser pospuesto por problemas técnicos, lo que no impidió que algunos escaladores pasaran la noche en la cima de la punta No Importa.
Al día siguiente, mientras las cordadas continuaban escalando la vía, se procedió al acto central del homenaje: la inauguración de la glorieta a la que se ha dado el nombre de los escaladores aragoneses. En el descubrimiento de la placa y la instalación del monolito de homenaje participaron el alcalde de Ayerbe, el promotor de la idea Ignacio Cinto y Ángel López "Cintero" que dedicó unas sentidas palabras de recuerdo ante el público asistente. Tras la inauguración de la glorieta se dio paso a una mesa redonda y un coloquio.
Los actos de homenaje continuarán hasta mañana día 16, concluyendo con la recepción en la cima de la última cordada que complete la vía.