Utilizamos cookies propias y de terceros para optimizar y posibilitar la navegación de la web, y a partir de tus hábitos de navegación poder mejorar nuestros servicios y ofrecerte una mejor experiencia de compra.

Obtén más información en nuestra Política de Cookies.

Portes Gratis
a partir de 49 €

Arqueología viva del montañismo: el Salto del Pastor Canario

Una técnica precisa y vertiginosa que viene de la noche de los tiempos, y que ahora ha sido declarada bien de interés cultural.

El Salto del Pastor Canario: arqueología viva de la montaña
El Salto del Pastor Canario: arqueología viva de la montaña

Los seres humanos siempre hemos mantenido una íntima relación con las montañas. Nuestros ascendientes supieron adaptarse a su rigor y orografía, creando técnicas de vida y supervivencia en ellas.

Esta adaptación obligó a nuestra especie, desde la protohistoria, a buscar los sistemas más adecuados para recorrer este vertiginoso territorio. De hecho, el esquí más antiguo encontrado en una excavación rusa se dató en el año 6.000 ac, y no son pocos los petroglifos del siglo III ac en Noruega que muestran cazadores con tablas bajo los pies.

Los humanos no solo nos especializamos en la supervivencia en las zonas o épocas en que la nieve cubre las montañas: también encontramos asombrosos métodos que aun perduran para otros terrenos, y que -a pesar de ser creados para la superviviencia y para la vida cotidiana- podemos considerar sus técnicas precursoras del montañismo, de la misma manera que se consideran el esquí de los cazadores y nómadas del neolítico precursor del esquí deportivo actual.

Es el caso de las técnicas de salto en montaña. Una de las más espectaculares que ha llegado hasta nuestros días es el Salto del Pastor Canario, proveniente de los aborígenes canarios anteriores a la conquista castellana. Cuenta con su propia Federación, y ahora ha sido declarado Bien de Interés Cultural, para garantizar su protección, conservación y divulgación.

Y es que actualmente el Salto del Pastor Canario es una actividad lúdica y deportiva que se ha rescatado de su posible desaparición, lo que habría supuesto la pérdida de una técnica de progresión en montaña y un bien cultural único en el mundo.

Nuestro viejo amigo Miguel Caselles, en colaboración con la Asociación Jurria Tenerra, rinde este homenaje a esta precisa, preciosa y vertiginosa técnica que viene de la noche de los tiempos, que permite recorrer territorios de montaña en los que pocos senderistas se aventurarían, y que de seguro asombrará a todas y todos los amantes de la montaña.

Porque así fuimos, así somos.

Texto: Miguel Caselles / Fotos: Jurria Tenerra

Destreza de los cabreros de cumbre


Valiéndose tan solo de una lanza, los pastores de los riscos, descendientes naturales de los aborígenes de las Islas Canarias, han surcado durante generaciones los precipicios de los morros y barrancos más expuestos. Arriesgados descensos afrontados a punta de lanza por terreno abrupto, que se desmorona al paso, dejan perplejos a caminantes y montañeros. Una visita al Museo Arqueológico Benahoarita de la isla de La Palma ayuda a interpretar aquella forma de desplazamiento y subsistencia en un relieve tan complicado.

Hace años, el Salto del Pastor estaba tan arraigado en el espacio rural que en fiestas y reuniones se organizaban juegos de destreza entre pastores con gran seguimiento popular. Sin embargo, la prohibición del pastoreo tradicional en los límites de los parques nacionales canarios fue relegando a los cabreros a territorios donde lanza y Salto del Pastor ya no eran necesarios.

Afortunadamente en los años ochenta hubo paisanos que, sin ser pastores, supieron poner en valor aquel original modo de desplazamiento utilizado por sus antepasados. Evitaron así que el Salto del Pastor Canario muriese con los últimos pastores. Tres décadas después ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

Manejando su lanza como una parte más del cuerpo, los saltadores experimentados son capaces de bajar, faldear y subir por lugares realmente complejos. Interpretando la firmeza del terreno, buscando las mejores vetas, apoyan su lanza en las repisas más inverosímiles acariciando el vacío con demostrada seguridad. El aprendizaje y entrenamiento de las diferentes ‘mañas’ o técnicas permite salvar cualquier obstáculo, incluso saltar muros extraplomados, de la manera más cómoda, ahorrando esfuerzos y sin gestos bruscos que generen derrumbes.

Eficaz herramienta de progresión


La herramienta con la que los viejos pastores y actuales saltadores se desplazan en los riscos de Canarias es una trabajada lanza de madera, que en cada isla tiene su propio nombre. En la Palma, lanza. En Tenerife, lanza y astia. En El Hierro y La Gomera, astia. En Gran Canaria, garrote. En Lanzarote y Fuerteventura, lata. Si las zonas son muy abruptas las lanzas se aproximan a los cuatro metros de longitud. Mientras que en áreas menos vertiginosas las medidas van de los dos a los tres metros. En todos los casos poseen un regatón de metal en el extremo que toma contacto con el terreno, cuyo cometido es afianzar el peso y deslizamiento del saltador por la vertical del palo. Antiguamente el regatón se manufacturaba con un cuerno de cabra moldeado al fuego.

Combinando una serie de ‘mañas’ principales, como el ‘bastoneo’, la ‘trepa’, el ‘fincheo’, el ‘bandeo’ y el espectacular salto a ‘regatón muerto’, el saltador canario es capaz de moverse con velocidad, seguridad y elegancia, ‘jeito’, en zonas donde ni siquiera con técnicas de escalada es fácil adentrarse. Por ejemplo, en la descomunal Caldera de Taburiente, con barrancos inestables que rozan los dos mil metros de profundidad, montar anclajes fiables para asegurar con cuerda o rapelar en muchas ocasiones sería misión imposible. Con el añadido de que agarrar o pisar rocas aparentemente estables puede provocar su desprendimiento. Es en esos laberinticos precipicios en los que las técnicas del Salto del Pastor se abren paso a través de las ‘pasadas’, rutas, abiertas por los cabreros de las cumbres hace cientos de años.

Si bien cada ‘maña’ es diferente, básicamente la lanza se agarra firmemente colocando una mano a la altura de la ingle manteniendo el brazo extendido y la otra a la altura del hombro, con las palmas mirando al contrario del cuerpo. Siempre con el palo pegado al cuerpo, ya sea al muslo, al vientre o al pecho. De esta forma manos y cuerpo se deslizan por el palo imprimiendo la suficiente frenada que amortigüe el peso del pastor. El saltador ha de enfrentarse al precipicio de cara y con las piernas flexionadas para que las tomas de tierra sean suaves, los pies se posan sin tracción. Tanto el peso del saltador como su centro de gravedad y equilibrio se transmiten directamente a la lanza. Gracias a esta técnica el terreno no se rompe pues toda la presión la recibe longitudinalmente la lanza y su minúsculo apoyo, no la superficie circundante.

Tradición ancestral rescatada


Ya no se trata de sacar a las cabras de las pequeñas repisas de los cortados para ordeñarlas, de llegar a las cuevas en las que se fermentaba el queso, de buscar un naciente de agua o de organizar las ‘apañadas’ para atrapar a las cabras que había que marcar o cruzar. Actualmente el Salto del Pastor Canario es una actividad lúdica y deportiva que ha rescatado del olvido una técnica de progresión en montaña única en el mundo.

En cada una de las Islas Canarias existen asociaciones de Salto englobadas en la Federación de Salto del Pastor Canario. Es el caso de Jurria Tenerra, un grupo de apasionados saltadores del municipio de El Paso, en la isla de La Palma, que no ceja en su empeño de recuperar, reparar y documentar las viejas rutas, ‘pasadas’, que los pastores utilizaban en su tránsito vertical por las paredes de la Caldera de Taburiente y aledaños.

También dando a conocer dentro y fuera de las islas está práctica primitiva que a punto estuvo de desaparecer. En la propia la isla de La Palma, municipios como Tijarafe y El Paso, al igual que otros del archipiélago, con el apoyo de la Consejería de Deportes del Cabildo, promueven hace años el Salto del Pastor entre sus actividades culturales y deportivas.

Cuando se pregunta por el futuro del Salto, Carlos Cecilio Rodríguez, responsable de Jurria Tenerra, no se olvida de Don Pedro Pérez Gómez, Quico, el pastor que le enseñó las ‘mañas’ y las rutas de lanza que surcan los precipicios de la Isla Bonita. Y asegura que la cadena ya no se romperá porque cada componente de Jurria Tenerra, al igual que los compañeros de las demás asociaciones de las siete islas, son orgullosos custodios del Salto del Pastor Canario. Más ahora que ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural.

El relevo en los desfiladeros canarios está asegurado.

MÁS INFORMACIÓN:

Federación Salto del Pastor Canario: www.saltodelpastorcanario.org
Jurria Tenerra: www.facebook.com/jurriatenerra
Patronato Turismo Isla de la Palma: www.visitlapalma.es

Artículos más recientes

Comentarios

Para introducir un comentario debes identificarte en Barrabes.com. Haz click aquí para identificarte.
No existen comentarios para este artículo.