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En los pétalos del Loto de Nieve

O de como una expedición en estilo alpino a una cordillera desconocida termina en una ruta comprometida y expuesta sobre 2000m de pared que gana el Piolet de Oro 2009 entregado en Chamonix a la mejor actividad alpina realizada en el mundo durante el año pasado. Bruce Normand, Jed Brown, Kyle Dempster y Jared Vilhauer son los protagonistas de un mes en las montañas Xuelian Feng (La Montaña del Loto de Nieve), explorando posibilidades y escalando unas cuantas rutas que culminan con su gran ascensión: El Gran Jade Blanco (WI5 M6 5.7 R)
O de como una expedición en estilo alpino a una cordillera desconocida termina en una ruta comprometida y expuesta sobre 2000m de pared que gana el Piolet de Oro 2009 entregado en Chamonix a la mejor actividad alpina realizada en el mundo durante el año pasado. Bruce Normand, Jed Brown, Kyle Dempster y Jared Vilhauer son los protagonistas de un mes en las montañas Xuelian Feng (La Montaña del Loto de Nieve), explorando posibilidades y escalando unas cuantas rutas que culminan con su gran ascensión: El Gran Jade Blanco (WI5 M6 5.7 R)

Estaba de mal humor. 3 alpinistas en un tienda de vivac de dos plazas...alguien tiene que estar en medio...eso es normal. Sin embargo, mi primera regla en los vivacs es que uno se mete en su saco de dormir para calentarse, secarse y descansar. Pero Jed y Kyle se extendían a lo largo de todo el espacio, y no dejaban que esto ocurriera. Quizás tenían otro punto de vista; era nuestra cuarta noche arriba, y nuestros sacos de dormir ya contenían más agua que pluma. Sin embargo, entrar en el saco ayudaría a mis pies mañana. Me quito las botas con la esperanza de que mis calcetines se sequen esta noche, y las saco por la puerta. Jed hierve agua y la vierte en el pollo teriyaki deshidratado que va a ser la estrella de nuestra cena.

Un rayo...un ruido seco...interesante...una tormenta eléctrica. Otro rayo...un disparo. Otro disparo. La única tormenta eléctrica que hemos visto en todo el mes ha elegido el momento más adecuado para pasar por encima nuestro. Rayo. Disparo. Sabemos lo que esto significa. Como la noche anterior, el granizo empieza a golpear la tienda. El espacio entre la tienda y la nieve se llena en un momento. Kyle y yo intentamos apartar las pilas de nieve que rodean la tienda. Pero la nieve se desploma sobre la montaña más rápido de lo que nosotros podemos apartarla. Parecen peligrar las varillas de la tienda, y Jed intenta sujetarlas. Kyle y yo intentamos retirar la nieve más rápido. Pero estamos perdiendo la batalla. Si una varilla se rompe, la nieve rompería la tela y entraría sacando la tienda de la plataforma; y eso pondría en serio peligro nuestras vidas.

Una cálida sensación por dentro de mi chaqueta me hace acordarme del pollo teriyaki. Seguramente se ha derramado por todo mi polar y por dentro de mi chaquetón de plumas. Me tomo el resto mientras me pongo mis botas de nuevo intentando adaptar mis botas heladas a ellas.

El que está en medio hace de aduana, y sólo hay un camino de salida de la tienda. Con un ágil movimiento, abro la cremallera trasera antes de que nos quedemos enterrados en la nieve y salgo fuera, sin pensar que estamos colgados a 1.700m del suelo; quizás por esto es por lo que llevamos arnés y estamos asegurados a un anclaje por encima nuestro.

La nieve caía como sacos de esferas de polietileno en un concurso japonés de televisión. Usando ambas manos y pies como pala, quito montones de nieve de nuestra plataforma en cada movimiento. Tras 5 minutos la lucha estaba pareja entre la nieve y yo; y a los 10 minutos ya estaba ganando la batalla. Y tras otros 15 minutos la nieve dejó de desplomarse desde el cielo, pero aún tardó otro cuarto de hora en dejar de desprenderse de la pared encima nuestra. Kyle aún estaba parcialmente enterrado, y los suspiros de alivio se dejaron oír mientras me las apañaba para limpiar el otro lado de la tienda. Más o menos tardé una hora en volver a tensar y colocar los vientos y centrar la tienda otra vez. El cielo se había despejado. Habíamos resistido a otra tormenta. Pero, ¿por qué vivaquear en esta montaña tiene que ser tan jodidamente difícil)

Xuelian Feng

Si hay un paraíso en la tierra para la escalada alpina de exploración, con seguridad Xuelian Feng es ese lugar. La región del Tien Shan central es vasta y casi por completo desconocida. La montaña en si misma es enorme y compleja, un laberinto de cimas y contrafuertes que ofrecen una inmensa posibilidad de rutas al precio de un solo permiso. Las distancias verticales y horizontales son de una escala perfecta para una expedición en estilo alpino. La burocracia es simple. Para todos aquellos que hemos sufrido sofocantes treks de semanas de aproximación en Nepal, viajes eternos por carreteras terribles en India y huelgas de porteadores en Pakistán, la aproximación es asombrosamente sencilla: carreteras y caminos asfaltados durante 1000km desde Urumqi, una fácil carretera de montaña de 24km, y un trek a caballo de 22km en un bonito escenario alpino. El campo base en Hadamuzi se ubica en un idílico prado lleno de flores con una vista a los picos más altos que deja la boca abierta. Incluso hay un manantial de agua caliente para limpiarse y calmar los dolores al descender de la montaña.

¿La parte negativa? En Hadamuzi llueve casi cada tarde durante el verano. Los horsemen kazajos tienden a ser incompetentes y usureros, pidiendo precios ridículamente altos, rompiendo los pactos a cada momento, y cuando trabajan, perdiendo la carga cada kilómetro. Los pocos trekkings que se adentran en las montañas durante primavera y otoño abandonan montones de basura: en agosto de 2008 mi expedición limpió todo lo que encontró; pero al volver en 2009 recogimos más de 30kg de basura no quemable, 30kg de botellas de plástico y 30 de bombonas de gas.

En 2008 acudí a Hadamuzi con los neozelandeses Paul Knott y Guy McKinnon. Fuimos los primeros alpinistas en acercarse al Xuelian por el norte. El tiempo no acompañó, pero pudimos realizar muchas travesías glaciares y escaladas en nieve que nos permitieron ver desde diferentes puntos de vista buena parte de la gran cordillera. El macizo de Xuelian alberga, además del pico principal de 6628m de altura, 4 picos satélites de más de 6.000m y otra montaña individualizada de 6332m, el Yanamax, así como grandes ramificaciones de más de 5.000m al norte y al sur. Los glaciares descienden hasta los 2.700m y el límite de las nieves eternas está en los 4.000m. Lo que viene siendo un verdadero desafío alpino. Aunque la cara norte del macizo tiene más de 20km de paredes llenas de cascadas de seracs y aristas de más de 2 kilómetros de altura, no hay duda de que lo más atrayente es su contrafuerte oeste. Elevándose 2700m desde el glaciar de enfrente del Hadamuzi, también conocido por el nombre de Baiyu Feng (Pico del Jade Blanco), su “cima” de 6422m ni siquiera puede considerarse una verdadera montaña, sino más bien la culminación de la arista oeste del Xuelian principal. En 2009 estaba de vuelta preparado para escalar. El Xuelian oeste sería en realidad el climax de un mes de alpinismo, durante el cual aclimataríamos, nos haríamos al terreno y nos prepararíamos para la escalada ascendiendo los otros satélites del Xuelian. Principalmente escalaría con Jed Brown, mientras que nuestros compañeros Kyle Dempster y Jared Vilhauer trabajarían como una cordada independiente. Tras la aclimatación que realizamos ascendiendo a un pico de 4.800m, Jed y yo abordamos el Xuelian norte por su larga arista oeste, con un vivac a 5300m y trabajando duro sobre nieve podrida e inestable. Desde su cima, a 6472m, descubrimos la que iba a ser la única vista en todo el mes desde la Pared de Mármol hasta el pico Pobeda y el Khan Tengri. Uno de los objetivos de esta ascensión era examinar la vertical y expuesta zona final de roca al Xuelian principal, un pico que aún está esperando una nueva ruta, incluso una nueva ascensión desde que un grupo japonés la escalara por la vertiente contraria en 1990. Y otro objetivo era hacernos una idea del tamaño del Xuelian oeste, sobre el que teníamos una perfecta vista de pájaro. Nuestro siguiente esfuerzo aconteció en la arista este del Xuelian este, en donde tuvimos una sorpresa: nos encontramos con otro par de escaladores. Kyle y Jared, de los que no habíamos sabido nada en una semana porque no dejaba de caer nieve fresca encima de las huellas, habían ascendido por otro línea en la cara norte de la arista, así que nos juntamos con ellos para el largo camino que quedaba hasta la cima. Nuestro llegada a cumbre coincidió con la mayor tormenta de la expedición, lo que nos obligó a montar en tiempo record un vivac para 4 en una tienda para 2 que se quieran mucho. Jed y yo regresamos a Hadamuzi para descansar antes de un intento al Xuelian noreste, en donde encontramos nieve podrida y roca descompuesta en una arista infinita, no muy difícil pero desesperadamente expuesta, peligrosa, y tan lenta de ascender que tuvimos que abandonar a 5400m. Por su parte Kyle y Jared tampoco descansaron, y permanecieron en el glaciar superior para escalar una línea de hielo y mixto en la intocable pared norte del Yanamax. Consiguieron alcanzar la cresta cimera a 6180m de altura.

Esta actividad le produjo unas congelaciones a Jared en un dedo del pie, y decidió no intentar más grandes rutas. De repente nuestro oficial de enlace nos comunicó que la expedición tenía que terminar el 30 de agosto por razones burocráticas, y no 30 días de comenzar, como habíamos entendido. Eso nos robaba 3 días y nos dejaba con el tiempo justo. La meteorología representaba también una presión añadida, ya que tras 3 semanas de condiciones inestables, ahora el cielo estaba claro y brillante y seco todo el día, sin ni siquiera una nube alta. Era el 24 de agosto, y Jed, Kyle y yo preparamos nuestras mochilas con el mínimo material imprescindible, descendimos desde Hadamuzi, cruzamos el glaciar Muzart y ascendimos los 5km hasta la base de la pared. Una tarde con un tiempo perfecto nos dio la última opción de examinar y fotografiar la ruta a través del contrafuerte que se elevaba como una torre por encima nuestro.

La escalada final

La cara norte del Xuelian oeste es un poco más ancha que alta. Tiene una mitad rocosa azotada por el viento del oeste, y otra mitad con nieve cubierta por seracs. La línea más obvia tanto por su seguridad como por atacar mejor las debilidades de la montaña pasa por el espolón que parte la pared en dos. La parte baja parece ofrecer algunas largas líneas de hielo mientras que la zona alta, por encima de 5400m, estaba partido por lo que parece un corredor de nieve. En la parte central escalada en roca y mixta de dificultad desconocida. La bonita roca de color narajan de la zona media del Tian Shan (y el mejor ejemplo de ella es el Kahn Tengri) por supuesto no es granito, sino un tipo algo compacto de mármol, y proteger en esas grandes losas sería el mayor desafío de todos.

Jed y yo habíamos acampado bajo la pared durante 4 días cuando escalamos el contrafuerte norte, pero cuando alcanzamos el lugar en el que estaba la tienda ya no había tienda. En su lugar, jirones como banderas de oración, quizás provocados por una tormenta de viento o la explosión de un alud. La tienda exterior estaba completamente destrozada, los palos rotos y desperdigados. La tienda interior era una mezcla pegajosa de sobres de pasta explotados y dulces medio deshechos. Conseguí recuperar el hornillo (OK), la cuerda (OK), la tienda de altura (OK, aunque cubierta de pegajoso red chili) y los bastones (OK). Era un inconveniente, pero no lo suficiente como para acabar con la expedición. Jed encendió el hornillo y comenzó a limpiar la tienda de altura con agua caliente. Kyle se encargó del hardware, eligiendo y limpiando lo que necesitábamos para la escalada. Yo me encargué de la comida, salvando lo que íbamos a necesitar en nuestra escalada de 5 días. Comimos mientras trabajábamos, así que cuando Jed dejó lista la tienda nos metimos y dormimos. Seguimos en juego.

Jed y Kyle tienen 26 años. Jed es del interior de Alaska, así que sus ideas sobre lo que es el frío y una acampada rigurosa cumplen la norma rusa más que la comúnmente aceptada por los europeos y estadounidenses. Pasó su juventud compitiendo en esquí de fondo, así que su capacidad aeróbica no tiene límite. Kyle es de Utah, en donde pasó su juventud luchando en las escaladas de roca del desierto. Su idea de una escalada dura está en el octavo grado y el M10, y su idea de riesgo es tirarse desde un avión y planear con un traje con alas. Comparten una experiencia a prueba de bombas de alpinismo de combate, lo que significa que su confianza para enfrentarse a las dificultades técnicas y a las incógnitas de una pared remota como la que íbamos a afrontar no era pequeña ni mucho menos. 3 es un buen número para la escalada en estilo alpino: una cordada, dos cuerdas, un hornillo y una tienda pequeña. Incluso cargando con la comida de 5 días, sólo los dos segundos tienen que cargar mochilas, mientras que el primero puede escalar rápido y ligero.

Los primeros rayos de luz del amanecer nos encontraron en la base del cono de nieve que lleva a la parte más baja del espolón. Jed, con la mochila de día, va primero alternando nieve dura y blanda. Nos reunimos bajo un corto e inclinado escalón de hielo que nos llevó hasta las líneas blancas que habíamos visto desde abajo. Nos encordamos y Jed empezó a escalar en la pared. Después de un largo el hielo se convirtió en nieve y escalamos al ensamble los siguiente 3 largos. El cuarto largo nos llevó bajo una torre de roca que atacó Jed por la derecha y arriba, con una pendiente entre 70 y 90º hasta la parte superior de un corredor de 60m. La cantidad de roca visible a través del hielo nos hacía pensar que “delgado” iba a ser una palabra muy operativa en esta escalada. Por entonces fue cuando empezó a ponerse serio el asunto.

Jed inició una travesía hacia arriba con mucho cuidado, golpeando el hielo y raramente encontrando más de 1cm de grosor en el mismo. No era posible proteger, y le llevó mucho rato colocar un segundo seguro semi-convincente a los 30m. Picando con cuidado abrió el largo hasta un escalón más empinado con hielo más grueso y consiguió poner un seguro en la parte derecha del corredor. Kyle continuó de primero y se internó en la parte más vertical del corredor. Allí el hielo era más grueso e incluso algunas rocas ofrecían agarres para pies y manos, por lo que pronto alcanzó una campa de nieve de menor inclinación. Los 4 siguientes largos fueron similares, nieve hielo de graduación baja nos llevaban hasta la línea en la parte derecha de la pared de roca. El décimo largo nos sacó hacia la izquierda, hasta una pequeña cornisa de nieve junto a uno de los campos de nieve en la parte izquierda del espolón. Eran las 4pm. Aunque la tarde era casi perfecta, sin una sola nube en el cielo, decidimos parar aquí antes que arriesgarnos a tener que escalar otros diez largos antes de encontrar otro campo de nieve. De todas maneras, Kyle escaló el siguiente largo, para comprobar a qué nos íbamos a enfrentar a oscuras a la mañana siguiente; colocó un anclaje, fijo las cuerdas y rapeló de vuelta.

Jed escogió un lugar favorable y comenzó a cavar, pero tras 50cm de nieve topó con el hielo. Una plataforma decente iba a llevar bastante trabajo, pero teníamos tiempo. Jed también tenía la técnica, un asalto a piolet a dos manos desde todos los ángulos, rompiendo grandes trozos de hielo. Entonces creamos una rutina: Jed picaba primero, y mientras Kyle regresaba con su mochila, yo llenaba la bolsa de comprensión del saco de Jed con nieve o hielo, y empezaba a transformarlo en agua al momento. Esa noche tuvimos una buena repisa, el tiempo fue bueno y los chicos decidieron que yo me colocara adentro, así que comimos, bebimos y dormimos bien.

La conservadora estrategia de vivac nos impidió un arranque rápido por la mañana. Era el turno de jed, y el primer largo y medio nos trajo un hielo más fino, y bastante deleznable, sobre las placas de roca. El sol salió, y el cielo se tornó rojo: la última vez que habíamos visto algo así fue el día que nos pilló la tormenta en la cima en el Xuelian este. En cualquier caso, la mañana transcurrió de forma satisfactoria, con Jed ascendiendo a través del delicado terreno hasta una campa de nieve que pudimos seguir al ensamble. Posteriormente la ruta se estrechó mucho y nos dio dos largos de excelente hielo alpino grueso sobre la roca. Esto nos llevó hasta la esquina inferior derecha del gran campo de nieve a la izquierda del espolón que marcaba la mitad de la altura de la pared, y una excelente vista apareció ante nosotros. El campo de nieve contiene algunas placas, y se termina en una vertical de roca seca. Es el momento de pasar al lado derecho del espolón y hacer frente a las placas de roca.

Kyle cargó con la mochila de día y encabezó el siguiente largo. Aunque me hubiera gustado haber podido abrir algún largo hasta entonces, no iba a hacer que perdiéramos nuestro tiempo haciéndolo. En mis expediciones, cada uno hace lo que hace mejor, y lo hace bien; no puedes arriesgarte a fracasar por quedarte sin tiempo por no haber usado los recursos disponibles adecuadamente. Jed es bueno montando campamentos. Kyle es bueno sufriendo. Jed es bueno encontrando la ruta. Kyle es bueno realizando la ruta. Jed es un técnico. Kyle es un artista. Yo no soy ni lo uno ni lo otro, sólo un periodista que es vale para izar grandes petates bastante rápido, y muy bueno para abrir huella en nieve profunda por encima de 6000m. Así que en la compañía que estaba lo sensato era que mi trabajo consistiera en acarrear las mayores cargas, dejando a los jóvenes abrir la ruta.

siempre parecía que en el momento en el que llegáramos al lugar más alto que veíamos, disminuiría la verticalidad (porque si no fuera así, podríamos ver más alto, no sólo hasta ese punto), pero una vez que llegábamos allí nos volvíamos a encontrar con más placas sin fin a 50º. Kyle ascendió por la única línea de hielo que se veía, trabajando algunos pasos en mixto y asegurando en el punto de hielo más grueso. El siguiente largo volvió a inclinarse más, y requirió algunas aperturas de piernas salvajes y algunos movimientos de contraapoyo. Por entonces las nubes ya habían cerrado el cielo y nevaba ligeramente, lo que no nos importó hasta que algunas avalanchas de espray comenzaron a caer por las placas a nuestra izquierda. No eran muy pesadas y parecía que no contenían rocas, pero eso significaba que más arriba en la montaña nevaba los suficiente para causar verdaderas avalanchas. Jed y yo continuamos hasta el anclaje. Por encima nuestro una muy inclinada fisura que tendríamos que pasar en artificial. Tire hacia una rampa a la izquierda del espolón. La idea original de Jed era ir hacia la derecha, y había hecho una travesía a la derecha para investigar, pero volvió afirmando que no podía ver otra cosa que nieve cayendo sobre placas sin fin.

Tomamos una rápida decisión: si el camino no iba por la izquierda, lo íbamos a saber pronto, en cuanto acabáramos el primer largo. Kyle avanzó a través de la estrecha línea de la fisura. Era el paso más técnico de la ruta con diferencia, había que rascar mucho para encontrar pequeñas presas para progresar. No era totalmente inclinado, pero el hielo era muy fino, y la placa era barrida sistemáticamente por avalanchas de espray de forma que Jed y yo perdimos de vista a Kyle en su ascenso. Los movimientos eran cada más difíciles, y Kyel cada vez avanzaba más lento, hasta que finalmente, después de una delicada maniobra, pudo clavar un piolet en hielo de verdad en el mismo eje del espolón.Unos pocos movimientos más y se acababa el largo. Para Jed y para mí, esta largo no tuvo nada que ver con los anteriores: esta vez las presas eran apenas pequeñas grietas en la roca, enterradas bajo la nieve, y una caída habría acabado en un gran péndulo que nos habría dejado colgando del vacío. Así que ahora las pesadas mochilas no sólo eran peso, pero también contrapeso que intentaba arrancarnos de la vertical, y sentí un gran alivio, el mismo que Kyle debía haber sentido, cuando por fin pude clavar el piolet en hielo de verdad.

Jed tomó de nuevo la iniciativa, pero la tira de hielo aparentemente fácil resultó ser muy delgada, frágil, y no bien soldada a la roca. Maldecía y arañaba mientras las piezas de hielo se desprendían bajo sus pies y piolets, mostrando unas placas lisas de roca. Se pasaba el 90% de su tiempo buscando algún lugar en donde meter un seguro y tan solo un 10% intentando ascender. Había parado de nevar, pero las nubes nos rodeaban, así que sólo veíamos otra cornisa aparente encima nuestro, que finalmente resultó ser una campa de nieve en una placa de 45º. Cuando Jed había terminado su largo, la noche y la nieve estaban cayendo con fuerza y rapidez. No habíamos visto nada lo suficientemente grande como para dormir, o incluso como para sentarnos, desde nuestro vivac de por la mañana. El riesgo de una noche al raso bajo una fuerte tormenta era real, aunque de momento no había casi viento. Probablemente estábamos ante el momento psicológico clave de la vía. Aplicamos el test de Mick Fowler: ¿era esto una razón de peso para descender? El tiempo no era tan malo, y no era el caso de empezar a asustarnos por un posible empeoramiento del tiempo que quizás nunca fuera a producirse. Ninguno teníamos realmente frío. Las avalanchas eran un fastidio, pero no una amenaza. La noche anterior habíamos descansado. Votamos y decidimos continuar.

Con los frontales ya encendidos, Jed ascendió el campo de nieve hasta el siguiente punto que aparentemente era más plano. Encontró un saliente rocoso casi lo suficientemente grande como para sentarse encima de él, pero aún así intentó acercarse al extremo a la derecha de la campa, y anunció que dormiríamos allí. De hecho la nieve tenía menos de 1 metro de grosor encima de la roca y había una cornisa de 60cm de ancho. Kyle se dio cuenta de que la nieve estaba tan comprimida por el viento que podíamos cortarla en bloques para extraerla. Nos pusimos a trabajar. Cavé dos repisas de 60cm, una encima de la otra. Jed cortó unos grandes y sólidos bloques de nieve comprimida y los depositó en la repisa de debajo; Kyle recolocó nuestras mochilas y la ferralla y aseguró nuestros anclajes. Con la tienda colocada, entré en ella, arreglé las colchonetas y me pegué contra la pared, con mis pies y mi mochila apoyados en los bloques de nieve de la cornisa de abajo. Jed se sentó al lado mío, y Kyle al lado de la puerta. Con los sacos de dormir hasta nuestros pechos, estábamos calientes y secos. Jed encendió el hornillo, pero después de derretir un litro de agua caliente, de repente estábamos los 3 tosiendo, jadeando, y con picores en los ojos. Algo pasaba con el hornillo. Kyle agitó para que entrara aire fresco, pero no sirvió de nada. Después de beber un poco más y comer un tentempié, decidimos solucionar el problema de la comida y la bebida por la mañana. Apagamos las luces. Apoyé mi hombro en la cadera de Jed, él se apoyó en Kyle, y Kyle en su mochila. Igual al final era incluso una noche decente. Pensé: “todo lo que necesitamos ahora es una avalancha...”

Woooouuu. Una avalancha de espray nos alcanza en un costado. El techo de la tienda cae sobre nuestras caras y la nieve se apila detrás de nuestra espalda, enfriándolas, y amenazando con tirarnos de nuestra rama. Hasta ahora todo era tranquilo, sin movimiento, pero ahora parecía que algo se movía por encima en la montaña y los esprays caían otra vez desde arriba. Jed agarró las varillas y las apretó contra el muro de nieve; teníamos que conseguir que no nos entrara más nieve en la espalda, o nos sacaría hacía adelante. Apretamos las esterillas en nuestras espaldas y nos acostumbramos a nuestro nuevo toldo a pulgadas de la cara. Iba a ser una noche larga.

No sé como pero conseguí dormirme, porque la siguiente cosa de la que me enteré era de que había luz. Decidí no preguntar a Jed y Kyle si se habían pegado toda la noche sujetando la nieve a nuestra espalda y apartando nieve mientras yo roncaba a su lado....El viento giraba a nuestro alrededor y seguíamos siendo duchados cada 30 segundos, aplastando la tienda húmeda contra nuestras caras. No había mucho más que pudiéramos hacer, así que nos arrebujamos y decidimos esperar a que cambiara la situación. Kyle miró y dijo que el tiempo era bueno y que el único problema era que el viento barría la montaña. Finalmente el viento paró sobre las 11 de la mañana. Kyle salió a una bonita mañana. Le seguí mientras Jed comenzó otra vez con el hornillo. Con la puerta abierta, funcionaba perfectamente, y pronto tuvimos agua caliente. Seguíamos en mitad de una placa sin fin, pero el muro por encima nuestro era el último antes del campo de nieve final, y parecía factible la línea en diagonal hacia la derecha y hacia arriba. Habíamos superado una tormenta y ahora ciertamente parecía que la parte más fácil de esta pared era la que quedaba hasta cima.

Nuestro objetivo para hoy era terminar la zona de placas y llegar hasta las campas de nieve. Era el turno de Kyle de nuevo, y avanzó hacia la derecha por nieve más comprimida. Primero hacia la derecha...luego hacia la izquierda...luego otra vez hacia la derecha...luego otra vez hacia la izquierda...Con una sola excepción, cada largo tenía sólo unos pocos movimientos realmente técnicos, pero también sólo unos pocos lugares en donde colocar seguros. Nos movíamos lenta y cuidadosamente. Finalmente, a mitad del sexto largo y cuando el sol ya bajaba en el horizonte, Kyle desapareció de nuestra vista y tuvo que cavar un profundo hoyo en el campo de nieve para asegurarnos. Excitados ante la perspectiva de otra experiencia en un vivac, Jed llegó hasta el final de una zona de nieve, en donde nos anclamos y comenzamos a cavar. Éste era un lugar perfecto para un vivac, y después de una hora estábamos instalados en la tienda dispuestos a pasar una noche reparadora. Excepto yo, que estaba enfadado por no poder estirarme del todo en mi saco de dormir. Y entonces fue cuando la tormenta eléctrica vino y me recordó que debía tomarme las cosas con perspectiva. Jed ya tenía más agua caliente lista para cuando pude volver a meterme en la tienda, y nos preparamos para dormir esa noche.

El 4º día en la pared (28 de agosto) nos encontró plegando la tienda cuando el sol asomó pro encima de las montañas al este. Habíamos soportado dos noches de tormenta en la montaña y no teníamos ganas de pasar una tercera. Además, el día 30 nuestro campo base tenía que estar desmontado. Un viento que arrastraba nieve girando por la arista nos hacía pensar los esprays de nieve aún no habían terminado, y entonces descubrimos que el corredor de salida que teníamos por encima era el lugar perfecto de desagüe. Comenzamos a subir en solo, pero no pasó mucho tiempo antes de que estuviéramos sujetándonos de pequeñas presas en roca que ni siquiera podíamos ver, bajo unos pocos centímetros de nieve. No pasó mucho tiempo antes de que el viento empezara a mandarnos avalanchas en polvo por nuestro corredor. Amigos míos habían muerto por caídas desde la “fácil” aproximación a la cumbre, y todos éramos conscientes de esto. Pedí que nos encordáramos otra vez.

Jed sacó una cuerda y tiró de primero mientras íbamos al ensamble, con Kyle en medio. Aquello consistía en unos pocos centímetros de nieve sobre una roca lisa, y de hecho para mí el punto más crítico de la escalada llegó en ese momento, en una escalón inclinado de roca totalmente lisa. Quizás Jed y Kyle habían tenido algo de nieve para pisar, pero cuando yo llegué ya estaba limpia. No había nada en donde enganchar los piolets y nada para unos guantes congelados, así que no me quedó mas remedio que quitarme los guantes y escalar con las manos desnudas. Grité avisando de lo que ocurría cuando noté que la cuerda se tensaba por encima mío. Me apoyaba sobre mis puntos de apoyo, rezando para que no patinaran y encontré que lo mejor era apoyar la mano, en lugar de intentar buscar alguna presa en la que traccionar. De vuelta a la nieve, me puse los guantes y agité vigorosamente mis brazos para que mis dedos volvieran a la vida. Según Jed subía, la roca tenía más salientes y los movimientos en mixto eran más fáciles. El viento había parado lo suficiente como para librarnos de las avalanchas, y el sol finalmente nos calentó.

La última place desapareció por debajo nuestro y nos mostró los campos de nieve que conducían a la cresta cimera. El Xuelian norte y el principal se mostraron a nuestro alrededor. El cielo estaba cambiando de azul a blanco, y el viento volvía a soplar. Éste sí que era mi terreno, y tiré para arriba abriendo huella. En el momento en el que hicimos una parada bajo una cornisa, la vista era blanco sobre blanco y la nieve nos azotaba. Así que éste no era el mejor momento para permanecer en la cima, y desde luego no el mejor para descender por la arista oeste. Eran solo las 3pm, pero la mejor estrategia era acampar ahí, en donde el viento no azotaba ni de lejos como en la arista, para intentar la cima y el descenso por la mañana. Tiro hacia la cresta para intentar encontrar un camino a través de ella. En la cresta, el viento era fuerte y la visibilidad nula: todo lo que podía ver era que el el terreno ascendía hacia la izquierda y se perdía hacia abajo por el sur. Teníamos que pasar la noche allí. Kyle había encontrado una plataforma de roca excelente para la tienda, y podríamos comer, beber y llenar nuestras cantimploras antes del anochecer. Las nubes se abrieron lo suficiente como para mostrarnos una bonita luz que caía sobre el Xuelian principal.

Por la mañana nos levantamos temprano, pero no lo suficientemente temprano. Aunque el sol brillaba, las nubes empezaban a engancharse en la arista por encima nuestro. Subimos rápido hacia el camino que había marcado yo en la cornisa la noche anterior, dejando nuestras mochilas, y torciendo hacia la izquierda. La cima estaba a una corta caminata por nieve 100 metros verticales por encima nuestro. Deberíamos haber tenido unas deslumbrantes vistas sobre la arista oeste torciéndose y ascendiendo hacia Xuelian principal, sobres las cordilleras de 5000m a norte y sur, y de los colores y luces de la salida del sol sobre los Chulebos, Muzart, Khan Tengri y Pobeda a nuestro oeste. En su lugar, la vista era blanco sobre blanco, aliviado por nuestras chaquetas brillantes de colores fuertes y por unas sonrisas brillantes pero fugaces mientras nos dábamos la mano.

Tan pronto como empezamos a descender en el white-out, al principio el viento y la nieve eran una amenaza real, teniendo que detenernos y quitarnos placas blancas de hielo de nuestras caras. Pronto, sin embargo, estuvimos por debajo de las nubes, caminando por nieve execrablemente inhomogenea. Nuestro plan era seguir la arista oeste, el viento y la duda ante qué corredor escoger hicieron más apetecible la ariste suroeste, para posteriormente descender una larga pendiente casi helada, y luego hacer una larga travesía, casi toda con las puntas frontales de los crampones, hasta alcanzar la arista oeste. Al menos no estábamos expuestos al viento y el tiempo se mantenía, ofreciéndonos una vista del desierto valle del río Muzart. Sin embargo, no había margen para la relajación ni física ni mental. El punto que intentábamos alcanzar, desde donde descender por un campo de nieve en la parte norte de la arista oeste, estaba todavía por debajo nuestro, y Jed tiró primero descendiendo por pendientes de nieve cada más inclinadas y finas hasta que alcanzó una banda rocosa desde la cual tendríamos que rapelar de nuevo.

Kyle y yo tuvimos que esperar un largo rato mientras Jed colocaba unos seguros algo precarios en la roca. Comenzó a nevar. De repente, Kyle empezó a balancearse a mi alrededor y tuve que agarrarle de la mochila; había empezado a quedarse dormido y había perdido el equilibrio. La nieve empezaba a lanzarnos esprays según rapelábamos. El siguiente anclaje de Jed estaba en hielo, y desde él conseguimos alcanzar un campo de nieve inclinado en el que podíamos andar. Exactamente hacia donde estábamos andando no estaba claro: sabíamos que hacia el lado izquierdo (mirando hacia abajo) había muchas grietas y el lado derecho estaba sobre un glaciar colgante que caía de golpe cientos de metros. Afortunadamente, las nubes se apartaron temporalmente, y nos dejaron ver los indicios de una ruta para descender a nuestra derecha.

Jed continuó bajando, con Kyle en medio y yo el último. La nieve era profunda y miserable, poer no pesada. Jed sorteó algunos agujeros. De repente, el mundo blanco a mis pies se estaba moviendo ¿Avalancha o grieta?¿Continuaba o volvía? Decidí continuar justo cuando la nieve 10m por encima mío se precipitó hacia el agujero que tenía debajo. Lo cubría totalmente y había soportado nuestro peso hasta el último segundo. Jed descendió una sección más vertical hasta una cornisa que asumíamos era la travesía hacia la izquierda que buscábamos. Las nubes volvieron, pero tras esquivar algunos agujeros más, de repente vimos el collado al final del glaciar colgante. El descenso final hasta el collado fue todavía muy empinado, con nieve como cemento sobre hielo, barro semivertical y un talud final. La nieve se mezclaba con lluvia, asegurándose de que estábamos bien empapados. Andamos hacia el glaciar llano con las últimas luces. Kyle iba primero y pronto estuvo a punto de caer por dos grietas, poniendo fin a la discusión de si debíamos encordarnos o no. Llegamos a nuestro campo base avanzado una hora después del anochecer.

Nuestros sacos de dormir estaban lo suficientemente empapados como para poder ser exprimidos, pero hacía calor allí abajo y no nos preocupaba: tenías comida extra, el gas ardía bien y por primera vez en 5 días pudimos quitarnos nuestro arnés.

A las 7 sonó la alarma, pero nadie tuvo energía para moverse. Con la perspectiva del trekking de vuelta me levanté hacia las 8am y Jed encendió el hornillo. Pusimos todo nuestro material en unas mochilas monstruosamente pesadas y comenzamos a balancearnos glaciar abajo a pie. Pasadas la 1pm cuando ascendíamos la morrena del glaciar, en donde Jared y el equipo habían estado empaquetando todo durante horas. Nos cambiamos de botas, y comenzamos a bajar entre las ya familiares nubes y lluvia. De hecho, el viaje de vuelta fue algo así como un record: estábamos en los manantiales termales de Xiate a las 9 de la noche, en donde el oficial de enlace, ansioso por regresar a casa, ya había alquilado un vehículo que nos llevó hasta Zhaosu. Al día siguiente desde Zhaosu a Urumqi en bus directo, 70 horas después de haber hecho cima. Me sentía como si hubiéramos tenido que huir tras robar un banco...

A veces, una expedición simplemente no funciona. Puedes tener problemas con los permisos, con los accesos, con los compañeros, con los glaciares, con el tiempo, y todo eso incluso antes de que hayas puesto un pie en la montaña. La otra cara de la moneda es cuando todo encaja en su sitio y consigues todo lo que te proponías. Aunque la buena planificación y preparación ayudó, la vía en el Xuelian oeste fue una situación en la que los suficientes ingredientes encajaron en su sitio, incluida una dosis de buena suerte, y no dejamos pasar la oportunidad.

Incluso en la mecanizada y globalizada era de la información del siglo XXI, las montañas del mundo todavía contienen regiones escondidas con el Tien Shan chino y algunos desafíos extremos como la cara norte del Xuelian oeste. (Inciso filosófico: ser de unos países en los que el alpinismo ha entrado en una era post-moderna más allá de nacionalismos, chauvinismo y, en ocasiones, en tiempos de crisis, incluso por encima del comercialismo, tenemos el privilegio y de poder centrarnos en las verdaderas razones por las que escalamos, que en un análisis final son puramente por un reto personal y por la satisfacción que nos produce. Ciertamente, fuimos al Xuelian Feng porque escalar nuevas rutas en nuevas montañas en estilo ligero define el tipo de desafíos que perseguimos, y no por ningún pensamiento real de dinero, de record o incluso de reconocimiento que pudiéramos obtener. Por supuesto la pureza nuestros pensamientos puede que se haya corrompido tras recibir el Piolet de Oro...). Por lo tanto es apropiado que la primera escalada en la zona, y esperemos que las siguientes también, incluso las más exigentes técnicamente, sean hechas con los criterios éticos del siglo XXI -lo que para nosotros significa ascensos en puro estilo alpino, y esperamos que todos abandonen la montaña y el valle al menos tan limpio como lo encontraron.

Y sí....la escalada fue dura...graduamos nuestra ruta como WI5, M6, 5.7R.

¡Pero los vivacs fueron más duros!


Montañas Xuelian Feng (La Montaña del Loto de Nieve)


Desayunando en el sol de la mañana

En la cima

El Gran Jade Blanco

Cordillera cercana de 5.000m

Campo base con el contrafuerte del Xuelian oeste al fondo

Vivac en la arista cimera, con el Xuelian noreste al fondo

Atardecer en la cara norte del contrafuerte oeste del Xuelian. La ruta sigue el espolón que crea la línea entre el sol y la sombra y que divide la pared en dos

Dempster en unas placas, día 3

Descendiendo del Xuelian noreste

Dempster en uno de los pasos claves de la vía

Zonas mixtas

Placas heladas

Dempster escalando un M6 de primero entre avalanchas de espray

Dempster en otro de los pasos claves

El autor en la nieve del Xuelian

Brown y Dempster en la cima

Tags: Alpinismo

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Comentarios

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2 comentarios

2. magola - 30 Sep 2010, 20:07
Tu lo has dicho, una actividad de mucho compromiso en todos los aspectos, tanto física como psicologicamente.

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1. SOLO MOnte - 29 Sep 2010, 23:04
puro climbing '''

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