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Se desarrolla en un terreno de juego muy específico: las placas lisas de adherencia, carentes de prácticamente cualquier tipo de agarre y apoyos que posibiliten el empleo de nuestros dedos y pies durante la progresión.
Cuantas veces nos hemos encontrado en medio de esa placa lisa y que, sin saber como, conseguimos ascender sin caernos. Parece que de manera natural superamos los pasos de escalada. Si bien la escalada en adherencia suele encontrarse en prácticamente cualquier tipo de roca, es en el granito donde quizás hayemos mas posibilidades de progresión. La paredes de caliza, arenisca o basalto tambien ofrecen una textura adecuada para desarrollar tal tipo de escalada.
Para poder llevar a cabo la escalada en adherencia en todo su jugo buscaremos paredes de no demasiada verticalidad, con ángulos apropiados de inclinación. Las vías pueden ser tanto de uno como de varios largos y el equipamiento, normalmente a base de tornillos de expansión. La carencia de fisuras invita al empleo de tornillos y parabolts a modo de protección, eso sí, la distancia entre seguros no esperemos que sea la misma que en las vías de escalada deportiva.
Observaremos una mayor distancia entre los seguros, lo que implicará una mayor atención a la hora de caernos, debido en parte a la inclinación de la pared. No podemos decir que durante la escalada en adherencia las caídas sean del todo “limpias”, sobre todo si consideramos la inexistencia de desplomes. La ventaja de ello es que la mayor parte de las placas de adherencia carecen de repisas en las cuales podamos rompernos un pie durante la caída. El aspecto negativo es que posiblemente nos quememos los dedos y las manos durante caídas descontroladas, debido al roce del cuerpo contra la pared.
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En rampas o paredes de escasa inclinación podremos incluso correr hacia abajo en el momento de la caída, con el fin de controlar el impacto. No obstante la mejor opción ante una eventual caída es intentar separarse de la pared empujándonos hacia afuera con las manos. En la foto 1, observamos como el cuerpo se mantiene alejado de la pared, empleando para ello las puntas de los dedos de las manos y de los pies.
El mundo de la escalada en roca se desarrolla en campos de actuación muy ambiguos, dependiendo ello de la morfología del terreno. La escalada en fisuras requiere de una técnica muy específica, caracterizada por el empleo de empotramientos de manos y pies dentro de las entrañas de las fisuras, facilitándonos la progresión. Las fisuras pueden variar de tamaños, obligándonos a emplear prácticamente todas nuestras extremidades. Así encontraremos fisuras de dedos, de manos grandes, de manos estrechas, de puños, de dos manos, de codos, de rodillas, etc. y todo ello al margen de la inclinación de la pared. Es totalmente posible encontrar fisuras en desplome o techos, obligándonos a pulir nuestra técnica.
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La escalada deportiva en paredes verticales o desplomadas tambien requiere de una técnica muy específica. La forma de agarrar las presas y emplear los pies ayudarán durante la progresión influyendo de manera considerable la inclinación de la pared. La técnica a la hora de mantener el punto de equilibrio y el peso del cuerpo varía notablemente de una placa vertical a un techo.
Tanto en vías de adherencia como en vías de fisura o de escalada deportiva un factor importantísimo determinará el grado de facilidad o dificultad con el cuál escalemos la ruta: el control del centro de gravedad del cuerpo.
Centro de gravedad
Como norma general el centro de gravedad del cuerpo podemos situarlo a la altura del ombligo del escalador. Dependiendo del ángulo de inclinación de la pared el centro de gravedad lo podremos desplazar, en ocasiones acercándonos a la pared y en ocasiones alejándonos de ella. Un buen control del centro de gravedad permitirá que nos podamos desplazar por la pared de manera segura.
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En la foto 2 podemos observar cómo la superación se mantiene mediante una equibrada combinación de extensión de piernas y apoyo invertido de manos. Si por ejemplo progresamos por un desplome o techo nos interesará mantener el cuerpo, y en concreto la región del estómago, bien cerca de la pared. De tal manera el esfuerzo será menor a la hora de movernos de un punto a otro. Si por el contrario alejamos el trasero de la pared perderemos el control del cuerpo, teniendo que aplicar una fuerza mayor durante los movimientos.
Durante la escalada de placas de adherencia sucede algo similar. El centro de gravedad del cuerpo se mantiene prácticamente en línea perpendicular a la pendiente. Con motivo de ello hemos de intentar mantener el cuerpo siempre alejado de la pared, manteniendo el peso del cuerpo en nuestros pies. Si acercamos el cuerpo demasiado cerca de la pared corremos el riesgo de perder el equilibrio y caernos. Al mismo tiempo, si alejamos el cuerpo demasiado de la pared tambien correremos el mismo riesgo de caernos.
Adherencia
La escalada en adherencia es un tipo de escalada muy particular. La carencia de agarres evidentes implica que debamos de emplear los pies y las manos de manera un tanto diferente al usado durante otros tipos de escalada.