El calentamiento está cambiando las pautas climáticas de todas las zonas polares |
Los investigadores han hecho sus cálculos y se han echado las manos a la cabeza: los glaciares de Alaska retroceden a una velocidad de 38 kilómetros cúbicos al año. El dato se ha publicado en la revista Science, a partir de un estudio realizado, mediante radar aéreo, sobre los 67 glaciares más importantes del territorio de Alaska. Al parecer, el ritmo de deshielo se ha duplicado en los últimos cinco años, y el nivel del mar está aumentando.
Aunque Alaska contiene el 13% de los glaciales del mundo, su deshielo es mayor que el de otros campos de hielos en conjunto, excluyendo a los campos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
Los glaciares se derriten y el nievel del mar aumenta |
Otro aspecto preocupante es que, en estos momentos, los expertos están observando retroceso glaciar en todo el planeta y a un ritmo que no se había dado desde hace miles de años.
El glaciar del Khumbu, por poner un ejemplo, que accede a la sur del Everest, termina tres millas más arriba del lugar donde lo encontró Edmund Hillary cuando emprendió la primera ascensión que terminó en la cumbre del pico más alto del mundo, en 1953. Recientemente también informábamos que muchos lagos glaciares amenazan con desbordarse en diversas áreas del Himalaya, lo que supone un gravísimo peligro de riadas e inundaciones, sobre zonas densamente pobladas. Asimismo, enormes bloques de hielo se desprenden de la Antártida, y en el Ártico, el deshielo cada vez llega antes.
La alarmante pérdida de los hielos anuncia otros desastres |
Pronto la noticia, por inusitada, será encontrar una esperanza o un amago de posible solución al calentamiento global del planeta, y a su consecuencia real más inmediata: el aumento de las temperaturas y el retroceso glaciar. El problema es que el retroceso glaciar, que es una noticia triste, no parece afectar demasiado a las agendas políticas de las diversas naciones. Sin embargo, como señalan los científicos, su progresiva desaparición es sólo un síntoma de un cambio climático que, desde luego, sí que afecta a la humanidad y mucho. Si la extinción de esas enormes masas de hielo no parece alarmante, tal vez si lo sea la pérdida de cosechas, el aumento del nivel del mar, la desecación de los grandes lagos, las plagas de insectos, la desaparición de especies, los desastres naturales, etc. Ante ello, los políticos contraatacan: se dice que los científicos no pueden asegurar si el cambio climático se debe a la acción del hombre, o a pautas cíclicas que atraviesa el Planeta desde mucho antes de la irrupción de los humanos, y que no conocemos bien. En cualquier caso, los glaciares no son elementos políticos y no buscan culpables ni excusas. Sólo se derriten.