Alex Huber durante su ascensión sin cuerda de la Hasse-Brandler |
“Escalar en solo y libre Communist es mi límite: una escalada de 22 metros, vertical y poderosa”, explica Huber en la página de Internet www.8a.nu. “El paso clave está a unos diez metros del suelo, justo encima de unos bloques de boulder. Suficiente como para ni siquiera pensar en asumir algún riesgo de caída, especialmente sin el uso de colchonetas”.
Huber parecía haber llegado al máximo techo hace aproximadamente un año con la escalada sin cuerda de Opportunist, un 8b de la misma zona en la que el pasado 20 de abril, al primeras horas de la mañana, acometió su última “locura”.
“Schleier es mi zona favorita de escalada desde hace ya 12 años”, explica el alemán. “Aquí conozco cada presa, cada movimiento de todas las vías. Es el tipo de escalada en la que soy realmente fuerte. Por supuesto, esa es otra razón por la que me gusta venir aquí”.
Antes de Opportunist, el mayor de los hermanos Huber, de 36 años, había realizado también sin cuerda la integral de la Hasse-Brandler, una vía de menor dificultad que las deportivas de Schleier, pero de aterrador ambiente dolomítico: una directísima a la Cima Grande de Lavadero, de 550 metros de altitud y dificultades de hasta 7a+.
En un paso complicado en la Cima Grande de Lavadero |
“Tienes que estar loco”
La situación era propicia hace dos semanas. A las ocho de la mañana, Huber ya se encontraba a pie de vía. La escuela estaba vacía y nadie podría perturbarle. Empieza a calentar y una hora después siente que es el momento.
Las manos están prácticamente sobre la roca caliza cuando aparece un excursionista. Hablan un poco, pero Huber no quiere demorarse más e inicia la escalada dejando al inesperado visitante con su cámara de vídeo.
“Hace fresco, la piel está muy seca, el agarre es perfecto”, relata. “Sólo en un descanso tras siete metros de escalada echo mano del magnesio. Continúo. Un tridedo, un bidedo, un invertido y una presa inclinada, sólo unos pocos agarres para superar los cinco metros cruciales. Los largos movimientos exigen una escalada potente y no me dan opción a pensar en lo que estoy haciendo”.
Tras el paso clave, diez metros de 7c separan a Huber de la cadena. Un poco de magnesio y hacia arriba. En 15 movimientos está en lo alto. El descenso, por una vía cercana de 6b.
“Tú tienes que estar loco”, recuerda el escalador alemán que le dijo su único espectador mientras le apretaba la mano. “Yo tenía una gran sonrisa en mi rostro, porque estaba seguro de que, pese a su comentario, él no sabía exactamente lo que acababa de filmar sólo hacía un rato”.
Fuente: www.8a.nu