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La nieve obliga a los hermanos Pou y a Eduardo Martínez a abandonar en el Gran Cuchillo

"Hemos salido como hemos podido, a la desesperada porque temíamos quedarnos aislados por culpa de la nieve".
 
Circo de los Inescalables, Yukon 

La voz de Eduardo Martínez suena aliviada desde Inconnut, el primer lugar civilizado que él y los hermanos Eneko e Iker Pou pisan en las últimas tres semanas. El trío regresa a Vitoria sin completar el Gran Cuchillo, una vía sólo conquistada en 1992 y localizada en la cara suroeste del Monte Proboscis (Canadá).

¿Frustrados? Sólo a medias. Una borrasca polar ha descargado una nevada tras otra desde el pasado viernes, circunstancia que ha mantenido a los expedicionarios en un incómodo dilema: aguardar una improbable mejoría o huir, literalmente. Lo segundo se convirtió ayer en la opción más lógica, dadas las bajísimas temperaturas reinantes y la persistencia de las nevadas.

Poco antes de que llegara el helicóptero que habría de sacarles del campo base (1.800 m), el trío pudo limpiar con dificultad la vía, recuperar el material y finiquitar su compromiso con la escalada. Apenas les quedaba por completar cinco o seis largos, los más sencillos. Lo peor ya les resultaba conocido,y superado.

Iker Pou logró escalar en libre varios largos de 7c+ y, sobre todo, un largo de 8a+, verdadero reto de esta vía. "Volvemos contentos -explica Eduardo- porque habíamos hecho lo más difícil e incluso habíamos conseguido grabar sin cortes los largos más complicados, todos superados por Iker en unas condiciones horribles. La nieve se había acumulado al final de la vía, en la zona más tumbada, y así era imposible continuar". Después de liberar los nueve primeros largos, una borrasca polar sorprendió al grupo, impotente ante el cambio climático y más pendiente de abandonar la zona (cuyo acceso sólo es posible mediante helicópetero o hidroavión) que de pegarse con la pared, de pronto helada. Recuperar el material abandonado en la pared se convirtió en una tarea tan penosa como improbable, puesto que los yumars no agarraban sobre las cuerdas endurecidas por el hielo. A primera hora de ayer, limpiaron la vía pero tuvieron que abandonar parte del material en una cabaña y esperar que el helicóptero pueda volver a alzarse para recogerlo.

Eduardo, que fue testigo del éxito de Oiarzabal en el Annapurna y que pertenece a la Federación Vasca de Montaña, promete imágenes inéditas de su escalada, su mejor consuelo.

Oscar Gogorza

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