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Cervino, imagen de la inaccesibilidad

En su soberbio aislamiento, el Cervino es la imagen misma de la inaccesibilidad, no tiene puntos débiles y si sus dos vías normales, Hornli por Suiza y Lion por Italia, no estuviesen equipadas, no serían en absoluto fáciles. Este es el relato de la ascensión por Gaston Rebuffat.
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El Cervino visto desde Zermatt 

No se puede tener otra cosa que respeto por esos pioneros, autores de las primeras ascensiones, en particular por los guías que escalaban en cabeza, Michel Croz por la Hornli y Jean-Antoine Carrel por Lion. Incluso hoy, totalmente equipadas, son recorridos respetables.

Esta noción de inaccesibilidad fue en principio un reflejo de la imagen que desprendía, posteriormente, una consecuencia de su historia. Mientras que normalmente, esta noción debería haber desaparecido -como fue el caso del Mont-Blanc en 1.786, y después de las cimas a medida que iban siendo ascendidas- con el Cervino -destino particular- no lo fue en absoluto, más bien lo contrario. Aquel mismo día, 14 de julio de 1.865 fecha de la primera ascensión, hasta las 2 horas de la tarde fue un gran triunfo que hubiese podido "humanizar" la cima, pero de pronto, una hora más tarde y de repente, la terrible catástrofe: cuatro de los siete alpinistas de la demasiado larga caravana caen por la cara norte y se matan.

El verano de 1.865

El 6 de julio A.W. Moore y H. Walker, con J. Anderegg, consiguen la primera ascensión del Ober Gabelhorn; de esta manera todas las grandes cimas del macizo han sido conquistadas... ¡excepto el Cervino! "Se le miraba, escribe Wymper, como la más inaccesible de todas las cimas, incluso por los montañeros que habían hollado las cimas más elevadas".

Desde 1.865, fecha del primer intento, hubo 17 más: 14 del lado italiano, por la arista de Lion, y tres del lado suizo, por la arista Hornli. Es al mismo tiempo mucho y poco; en cualquier caso, por razones complejas: el problema eran sobre todo las personas, ninguna de las tentativas cumplía las condiciones para ser llevada a termino. Sin duda una lástima, pero es así. El Cervino no es una montaña como las otras; de igual manera, los hombres que llevan en ellos el deseo de la ascensión, son de carácter fuerte.

Carrel y Wymper

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Michel Croz según un dibujo de Wymper 

Dos hombres y dos caracteres, son los que más desean alcanzar la cima, los mas presentes en la montaña: Jean-Antoine Carrel, guía de Valtournanche y Edouard Wymper, dibujante ingles. Juntos, realizaron tres tentativas, y sin duda alguna constituían la cordada ideal para conseguirlo. Sin embargo Carrel, nacido al pie del Cervino, ama su montaña de otra manera que Wymper. Para Wymper importa poco que el Cervino, pirámide excepcional, este situado allí o en cualquier otro lugar, y poco importa el itinerario que se utilice para subir a la cima; lo único importante es la cima; mientras que para Carrel, tanto como la cima cuenta el itinerario empleado para llegar, y por supuesto, el sueña con la arista italiana que domina su valle; además, el preferiría no compartir su éxito con un extranjero, ya que Wymper, él no comparte nada. "Él no se ve bien si no es en el centro de la mesa" escribió de Wymper G. W. Young en su estudio "Los profetas de la montaña".

Y finalmente, cuando en 1.865, Wymper quiera contratarlo para una nueva tentativa, Carrel se disculpó con la excusa de acompañar al ingeniero Giordano. "Comprendí en ese mismo instante que había sido engañado", escribió Wymper con amargura. De hecho, la verdad era que Wymper, con su fuerte carácter, y su costumbre de contratar guías, de dirigirlos... nunca comprendió o no quiso comprender, y todavía menos admitir que en esta primera, Carrel no iría hasta la cima con él; además Carrel no le hizo nunca la más mínima promesa, ni le dijo nada que pudiese hacerle creer que quería vencer la cima con él. Pero desgraciadamente para Wymper, los guías que aceptan ir al Cervino y que, posiblemente, serían capaces de alcanzar la cima, son escasísimos: solo hay un Carrel, a quien Wymper durante años, se pegó como una lapa, y Michel Croz, al que ha debido dejar en Chamonix pues estaba contratado por otro alpinista ingles.

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Wymper, el británico fue asiduo visitante de los Alpes en el siglo pasado durante el cual realizó numerosas ascensiones 

La tarde del 10 de julio de 1865, Wymper no tiene otra solución que abandonar Breuil y dirigirse a Zermatt para probar otra opción, intentarlo, si encuentra guías, por la arista Hornli.

Lord Douglas

Así fue como el 12 de julio, Wymper atravesó el Col de Théodule acompañado de un joven turista ingles, lord Douglas, al que acababa de conocer, y el cual también, soñando con alcanzar la cima del Cervino, había ido hasta Breuil con la vana esperanza de contratar a Jean-Antoine Carrel; de momento se hacía acompañar de P.Taugwalder hijo, y esta tarde del 12 de julio, apenas llegados a Zermatt, la primera inquietud, tanto de Wymper como de lord Douglas, era la de contratar a P. Taugwalder padre, con el fin de intentar al día siguiente, si era posible, la gran primera. Después se dirigen al hotel Monte-Rosa, el hotel de los alpinistas, y aquí, gran sorpresa, se encuentran con Michel Croz, contratado esta vez por el reverendo Charles Hudson, y llegado desde Chamonix precisamente para intentar la ascensión del inaccesible Cervino.

"Nos pusimos de acuerdo (lord Douglas y yo), escribió Wymper, que sería inútil que dos expediciones independientes (por la suya y la de Charles Hudson) intentasen al mismo tiempo la misma ascensión". Eso era cierto, pero aunque Wymper no lo diga, el argumento decisivo era Michel Croz, el hombre que, Carrel aparte, es el único capaz de conducir una cordada a la cima, y que está en una cordada adversaria, la de Hudson, de ahí la absoluta necesidad de unir a las dos cordadas para hacer una sola, con Michel Croz en cabeza.

Hudson, Michel Croz y Hadow

 
Una cordada en la cima del Cervino 

Es por eso que son Wymper y Douglas los que desean unirse a la cordada de Hudson, a causa de la presencia en esta del hombre clave, el guía Michel Croz, Wymper escribe dejando ver exactamente lo contrario: "...así pues invitamos a Mr. Hudson a unirse a nosotros". Hudson acepta que las dos cordadas sean una sola, con la condición de que su joven acompañante, Hadow, sea parte de la expedición (tal y como había previsto). "Me pareció conveniente informarme de las ascensiones que había hecho", continúa escribiendo Wymper; Hudson respondió: "Mr. Hadow ha hecho la ascensión del Mont-Blanc en menos tiempo que la mayoría de los demás ascensionistas"

Con esta estúpida declaración, hecha sin embargo por un hombre tranquilo, inteligente y que conocía bien la montaña, fue la clave de la catástrofe que sobrevendría dos días más tarde. En efecto, ¿Existía alguna relación entre una ascensión exclusivamente sobre nieve (el Mont-Blanc), y una enteramente sobre roca (el Cervino)? Ninguna. ¿Existía alguna relación entre la archiconocida montaña, ascendida por primera vez 79 años antes, y una escalada por terreno virgen, que ha rechazado todas las tentativas? Ninguna. La declaración hecha por el reverendo, a propósito de Mr. Hadow, para justificar su presencia en la caravana es del todo aberrante, pero que Wymper, con una mente lúcida y precisa, la acepte sin inmutarse... "Mr. Hadow fue admitido sin más preguntas", escribió a continuación. De hecho, Wymper, si quiere ir al Cervino, no tiene elección: ha sido Hudson y no él quien ha contratado a el hombre clave: Michel Croz. En el punto en el que se encuentra la situación, (Carrel, en ese momento, debía preparar su tentativa por la arista de Lion) Wymper no está dispuesto a dejar pasar ninguna oportunidad, incluso con el riesgo enorme de admitir a un joven sin experiencia previa.

Éxito en la ascensión y terrible catástrofe

 
La impresionante cara norte, por la que cayeron los accidentados durante la primera ascensión 

Gracias a la presencia y a la profesionalidad de Michel Croz, que escala encabeza, -al menos en este punto Wymper y Hudson no se equivocaron- la larga caravana compuesta de siete personas en una sola cordada alcanza, a la 1 h. 40 min. de la tarde la tan deseada cima. El éxito es total y Wymper puede escribir: "Estuvimos una hora entera en la cima: una hora llena de gloria" El problema es que, de una cima hay que bajar, y que el descenso siempre es más difícil que la subida. Wymper y Hudson, tras ponerse de acuerdo, deciden que Croz descienda el primero, seguido por Hadow; Hudson será el tercero y de esta forma asegurará a Hadow en los pasos más delicados. El cuarto será lord Douglas, y después irán Taugwalder padre, Wymper y Taugwalder hijo. Poco después de abandonar la cima, al comenzar el descenso, Hadow resbala y no consigue ser sujetado por Hudson, el cual, inmediatamente por encima suyo se encarga de asegurarlo; cae sobre Michel Croz que descendía y le desequilibra.

Hudson cae, así como lord Douglas, y los cuatro hombres, Croz, Hadow, Hudson y Douglas, caen a toda velocidad por la vertiginosa cara norte. La cuerda se ha roto entre Douglas y Taugwalder padre. A propósito de esta cuerda, se llegará a decir que Taugwalder padre la cortó. Además de ser una ignominiosa mentira, es una estupidez. Hay una diferencia fundamental entre el peso estático que puede sujetar una cuerda, peso que puede ser muy elevado, en cualquier caso muy superior al de 4 incluso 7 personas, y la fuerza de choque dinámica é incomparablemente más fuerte debido a la caída.

No se puede excluir, incluso es lógico pensar que si, en lugar de hacer una cordada demasiado pesada de siete alpinistas, como era el caso a petición de Wymper y Douglas, la cordada de Hudson hubiese sido independiente, es decir compuesta de solo tres personas: Croz, Hudson y Hadow, se habrían concentrado más sobre los dos últimos, cada uno más atento en lo que hacía y en lo que hacía el otro. Y sobre todo, el orden de la cordada en el descenso, Croz hubiera sido el último en bajar para asegurar a Hadow, y Hudson se hubiera situado en primer lugar; así se puede pensar que no hubiese habido accidente. Podemos resumir que si una cordada de tres alpinistas es algo normal, no es para nada el caso de una de siete.

Wymper y los dos Taugwalder fueron los únicos en sobrevivir; su descenso se produce sin incidentes después de la catástrofe; al día siguiente llegan a Zermatt, donde son recibidos por A. Séller en el hotel.

El Cervino en la primera página

Esta primera ascensión, que hubiera podido humanizar la montaña, va más bien ha aumentar su aureola a causa de su componente trágico. Aunque no le corresponda en absoluto, la culpa recae en Wymper y Douglas por haber querido unir su cordada a la de Hudson, a este último por haber aceptado y constituir de esta manera una caravana demasiado pesada, siete personas entre las que se encontraba un novato. Un accidente de esta magnitud durante una primera ascensión no se había producido nunca, y así los focos de la actualidad se fijaron en la noticia.

De hecho se trataba de un interés muy duradero, pues años y años después, é incluso ahora, lo queramos o no, el recuerdo de esta trágica primera ascensión forma parte de la historia del Cervino, y del alpinismo.

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