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Las rodillas: Puntos clave

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En el artículo que vamos a presentaros, quiero prestar un poco de atención a la, sin duda, articulación que más “sufre” en la práctica deportiva del entorno de la montaña: Las rodillas. Estudiaremos su anatomía, sus funciones, su papel en la práctica deportiva y ofreceremos consejos para evitar lesiones en el futuro
De nuevo, como repito en múltiples ocasiones, la globalidad delas acciones del ser humano. No podemos hablar de la rodilla sin implicar directísimamente, desde la bóveda plantar, en el pie, hasta la pelvis...y todo el cuerpo a fin de cuentas.
Para todo esto, y para que al final podamos realizar todo lo que nuestro cerebro está ordenando, o todo lo que nuestro entorno nos está solicitando, disponemos, de modo casi perfecto, de todas esas estructuras (más algunas otras que por cuestión de espacio e interés del tema no abordamos), que hemos visto hace poco. Huesos, ligamentos, músculos...

Foto: Expedición G.Civil Cho Oyu 2001 

Refiriéndonos a la flexión y extensión, podemos decir que , en un movimiento realizado en cadena cerrada (con el pié apoyado, o fijo en algún sitio, por ejemplo al hacer el impulso sobre un pie en alto, al subir una montaña) la tibia, hace de plataforma sobre la que el fémur se eleva. Para ello, los cóndilos del fémur, que es la parte del hueso que está más cerca de la tibia, tienen una forma como de rodillos, como de cilindros, uno a cada lado y paralelos, y la tibia se acomoda con dos superficies, llamadas Glenoides, igualmente paralelas paralelas, cóncavas, paralelas, a modo de encaje para los cóndilos del fémur.

Se puede simplificar diciendo que el Fémur, desliza y rueda sobre la tibia.
A esto hay que sumar la rótula, que se desliza en dicho movimiento, en sentido “arriba-abajo”, sobre los cóndilos del fémur. También, un poco cambia su posición lateralmente. Es decir, que la rótula es un hueso, en cierta manera, libre, pues se ve rodeado por el tendón del cuadriceps y también da faceta a la articulación. Su movilidad es pues extraordinaria, y a la vez crucial para el buen funcionamiento del principal movimiento de la rodilla. En dicha faceta de la rótula que conforma la articulación (para entendernos, la parte de la rótula que mira para adentro, la que está “contra” el fémur), hay un importante cartílago articular.

Cualquier problema a este nivel nos dará las consabidas condropatías. Pero no siempre son lo que aparentan ser, y muchas veces tienen otra causa que puede ser identificada, y en consecuencia corregida en la medida de lo posible.

Foto: Corsica Raid 

Si la extensión se realiza en cadena abierta, por ejemplo, dar una patada al aire, o a una pelota que sale lanzada, la cosa cambia sustancialmente. Pero explicar esta otra situación se nos escapa de nuestro propósito, y prefiero ceñirme al ejemplo de subir un pico, o elevarnos en un paso de escalada, o incluso dar una pedalada en BTT.
Por si esto fuera poco, hay que dar esa estabilidad a la que antes hacíamos referencia, y que de modo esquemático resumimos así.

Para dar mayor congruencia a la flexión y extensión que acabamos de ver, sobre las glenoides de la tibia, es decir, entre tibia, y para que “apoye” mejor el fémur, tenemos los menicos, Como hemos visto que hay dos cóndilos en el fémur, paralelos, que recaen sobre las dos glenoides de la tibia, paralelas, habrá, obviamente, dos meniscos, como así es. Externo e interno.

Para estabilizar esas pequeñas lateralizaciones, pues están los ligamentos laterales. Para estabilizar las torsiones y los desplazamientos anteroposteriores, pues los cruzados.
Para que los huesos no se desgasten en exceso por los roces (virtuales, pues en principio, si no hay patología, no existen dichos roces en el sentido estricto de la palabra), pues esta el líquido sinovial, las bolsas serosas que facilitan los contactos entre diferentes estructuras, el cartílago articular..

Para la movilidad, y contribuir aún más a la estabilidad, todos los músculos que actúan a ese nivel.

Foto: Carlos Pauner 

Y además todas las restantes estructuras con sus funciones: nervios, vasos sanguíneos...
Y no quiero cerrar esta parte sin volver a lo mismo...la unión hace la fuerza, y la globalidad de las acciones es patente. No es tan sencillo como acabo de exponer y cada uno tiene su función. Aunque de modo porcentual, una estructura pueda hacerse cargo e una acción o función, de modo general, casi todas estas partes contribuyen a casi todas esas funciones. Lo siento pero es así. El cuerpo no se puede permitir el lujo de que la limitación en sus funciones de una parte pueda comprometer esas funciones. En la medida de lo posible, habrá que salvaguardas las prioridades de la persona. Y una de esas, como seres humanos bípedos, es, indiscutiblemente, la marcha.

Aplicación en la práctica deportiva:

Y ahora, para acabar, vamos a tratar de interpretar un poco, que pasa con todo esto, cuando empezamos a subir una montaña...
Empezamos, como siempre, calzándonos las botas, poniéndonos la mochila sobre los hombros...cogemos aire, y a por la cuesta que tenemos enfrente.Como todos sabréis, cuando comenzamos cualquier tipo de actividad física, se producen una serie de adaptaciones más o menos inmediatas en nuestro organismo. Todo ello derivado del aumento de solicitaciones energéticas que nuestros músculos demandan para poder llevar a cabo la actividad en cuestión. Directamente relacionado con ello, pero que merece la pena comentar aparte, encontramos todas esas otras adaptaciones que podríamos denominar como intrínsecas a la actividad en cuestión. Aun siendo bastante similares en el fondo, cada modalidad deportiva, hace que cambie la forma.Indudablemente la estabilidad de, ya que estamos en ello, la rodilla, será similar en cualquier gesto que implique la rodilla, pues como hemos visto, tanto la flexo-extensión, como las mínimas lateralizaciones o rotaciones, con iguales para cualquier gesto deportivo. Pero en el fondo, no será exactamente igual, las adaptaciones que hagamos en un salto de voleibol, que en una bajada de montaña. Ni siquiera será lo mismo en montaña que en escalada, o en Btt. Un ejemplo muy claro: en Btt el recorrido articular es prácticamente idéntico en cada ciclo, en montaña mucho menos, y en escalada quizás todavía menos. De igual manera, cuando andamos, solemos poder mirar, como muchas veces hacemos, hacia el sitio que vamos a pisar. Hay una valiosa información visual que antecede y prepara las adaptaciones del pie-rodilla-cadera. Cuando escalamos solemos mirar menos, mucho más las manos. Y desde luego, en un salto de voleibol cuando se salta, no se mira al suelo para ver donde caemos. Más bien se mira la mano, los contrarios o el campo contrario. Son pequeños matices, pero no tan insignificantes como pudiera parecer...sobre todo de cara a plantear una correcta fisioterapia ante una lesión producida. Y de aquí quiero derivar la importancia que ello tiene para una posible labor preventiva, pre o poslesional.

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