Pero, si la actividad está mal planteada, por ejemplo por un exceso de carga, o por una actitud demasiado agresiva con nuestro cuerpo (bajar corriendo senderos, con un mochila considerable). Pueden venir, no sólo los accidentes, sino el desgaste de algunas de las piezas de todo este engranaje.
Nuestro propio peso va a repercutir en cada paso directamente sobre las rodillas. La tibia, y en concreto los meniscos soportan cargas increíbles, sobre todo en las bajadas, donde la inercia del descenso hace que la energía potencial no se transforme en cinética al 100%, sino que principalmente las rodillas tengan que absorber parte de esta energía, en forma de fricción, rozamiento, calor...Esto acaba por cargar, no sólo huesos, sino ligamentos, músculos, tendones, meniscos...la rodilla entera.
Por otro lado, por la propia actividad física, los músculos y tendones se van fortaleciendo, aumentan su tono, ganan en potencia, y muchas veces, van acortándose, por que no se hacen unos estiramientos correctos (bien efectuados, y de forma sistemática), o no se hace un buen trabajo postural.
Esto contribuye a que las articulaciones de las rodillas, aún cuando no hacemos montaña, se vean sometidas a un trabajo extra, pues incluso de pié, soportan grandes tensiones añadidas.
Sumemos a esto que una persona tenga algún otro factor favorecedor, como un déficit en la alimentación, o una mala hidratación. O por ejemplo unas rodillas “en flexum”...cualquier problema digno de valorarse por un profesional.Y como siempre, es la suma de varios factores lo que nos acaba por conducir a una situación patológica.
En consecuencia, también habrá que valorar todos estos factores, empezando por tratar de identificarlos, para poder ver en que medida están interactuando, y cuales son los que más condicionan el problema. Porque, y esto tiene que quedar muy claro, hacer montaña, en sí misma, no es una actividad lesiva. Como he repetido muchas veces, el deporte no es malo; puede ser lesivo en función de cómo se entiende y como se hace.
Aun haciendo excesos, tampoco todo el mundo tiene porque acabar con problemas, aunque, eso sí, las posibilidades aumentan considerablemente.
Medidas preventivas:
A modo de resumen, y como medidas que todos deberíamos contemplar:
-si hay posibilidad es bueno hacerse un chequeo a todos los niveles de vez en cuando (me refiero a nivel cardio-circulatorio, test de esfuerzo, respiratorio, antropométrico...)
-por supuesto, ante cualquier lesión, hacer una recuperación al 100%, procurando que se recupere lo mejor posible.
-planificar correctamente la actividad. Y aquí no sólo las cargas de trabajo, sino las de reposo, estiramientos, trabajo postural...
-y aparte, tener la suerte de que no se produzca un accidente, situación a la que todos estamos expuestos y que a veces se escapa a la propia prevención, pues por eso son accidentes.