Los escaladores del valle habÃan adquirido la técnica para escalar las difÃciles grietas de granito. En 1947, John Salathe y Anton Nelson, suben las terribles chimeneas y off width de Lost Arrow. Para asegurarse emplearon las clavijas de acero duro forjadas por Salathe.
Las técnicas de escalada artificial aprendidas de los europeos, fueron asimiladas por los yosemiteros. De esta mezcla, libre y artificial, salieron difÃciles - aún hoy en dÃa - rutas en el valle. Vencido, en el 57, el Half Dome por Robbins y sus compañeros, quedaba un reto, el Capitán y sus muy verticales 1.000 metros.Harding y su equipo atacaron The Nose en julio de 1958 y no la acabaron hasta medio año después. El planteamiento lo podÃamos definir como expedicionario: cuerdas fijas de arriba a abajo y mucho apoyo exterior. Sin embargo, fue la primera y única vÃa abierta con estilo pesado en el valle. La segunda de la Nariz, las primeras de Salathé Wall, North America Dihedral, Muir,.. fueron escaladas sin el empleo de cuerdas fijas, en un ataque alpino. La comida y el agua se subieron en petates por la pared, el primero de cuerda escalaba, y los compañeros ascendÃan por la cuerda; salvo en Salathe Wall, se emplearon hamacas para dormir, y las dificultades encontradas, tanto en libre como en artificial, fueron las máximas.HabÃa nacido lo que luego se denominó bigwall, un concepto nuevo de escalada, una técnica - o más bien un conjunto de técnicas - desarrollada para escalar grandes paredes verticales durante varios dÃas.
Durante muchos años el bigwall se enclaustró en el valle californiano. Motivos no faltaban: mucha pared y buen tiempo asegurado fueron aprovechados por ilustres escaladores para trazar las grandes clásicas y grandes mitos de Yosemite.No fue hasta 1976 cuando Charlie Porter, una de las estrellas del Capitán - con ocho vÃas abiertas, entre ellas Mescalito, Shield, Tangerine Trip, Zodiac,…, realiza su obra maestra, una vÃa en el Asgard (Baffin). En el 78, otro equipo americano, con Roskeley y Ron Kauk, traza una impresionante lÃnea en el Uli Biaho ( Karakorum). El pistoletazo de salida estaba dado. La dificultad y el compromiso van a llegar a las grandes paredes del planeta.En los 80 los eslovenos salen a la palestra. Este y Sur de Cerro Torre ( Patagonia), Torre Sin Nombre (Trango) y Baghirati (Garwall), son sólo algunas de sus vÃas más conocidas. Italianos, con Salvaterra, en el 83 en la Torre Central del Paine ( Patagonia); catalanes en el Baghirati (84) y los noruegos ese mismo año en la Gran Torre del Trango, junto a la vÃa americana del 85 al Thor (Baffin), constituyen otras vÃas de leyenda.
Desde entonces han sido muchas las vÃas de alta calidad escaladas en las Mecas del bigwall. El arrollador avance de la escalada libre de dificultad, ha pulverizado esquemas: Nose y Salathe en libre, y primeras con muchos tramos forzados, como las realizaciones de los alemanes Gullich y Albert en la Torre Sin Nombre, Torre Central del Paine y Fitz Roy (Patagonia).Sin embargo, hemos tenido que esperar hasta 1995 para ver la más alta dificultad de artificial en un croquis. Los autores son escaladores americanos de una nueva generación. Han escalado todo lo escalable en estribos del Capitán, Half Dome y Zion (EEUU) y dicen que no hay A5 en un devaluado Yosemite. Han salido de casa en busca de paredes. Brad Jarret, con diversos compañeros, abre dos vÃas espeluznantes, una en el Escudo (Paine) y otra en el Thor. Dificultad A5 moderno. La polémica está servida.Más A5: uno en el Asgard (96) y otro en la Norte de la Torre Sin Nombre del Trango (97), firmado por esta penúltima generación, enseña donde está el listón. Superado el frÃo, acostumbrados a escalar con mal tiempo, se esta en condiciones de atacar a la dificultad, a la alta dificultad. Atrás quedan los tiempos de buscar una lÃnea alpina. Como ocurrió en Yosemite en los 70 y 80, se busca la lÃnea bella, la que cruce los parajes que vayan a tener más compromiso. Se dejan esas lÃneas evidentes para futuras generaciones, para escaladores que tengan el nivel necesario para realizar ataques alpinos rápidos, sin necesidad de esos pesados petates y hamacas que nos dan provisiones y cobijo a los lentos bigwaleros de finales del siglo XX.