Hay que agudizar el ingenio para encontrar la manera de asegurar la hamaca, en las pequeñas fisuras del granito patagónico |
Últimamente, los alpinistas rusos están ocupando un papel cada vez más importante en la actualidad de las actividades de montaña, precisamente unos dÃas después de la concesión del Piolet d’Or al siberiano Valeri Babanov, se difunde la noticia (a través de www.risk.ru) de una nueva expedición de esta nacionalidad a una de las grandes montañas del mundo,. En esta ocasión, sin embargo, el principal enemigo a batir no será la altura, sino el mal tiempo, ya que el objetivo a superan es el Cerro Torre, en la Patagonia argentina, y esta espectacular aguja de granito, cuya cumbre está a sólo 3.128 metros sobre el nivel del mar, está considerada en cambio como una cima muy difÃcil de alcanzar, debido principalmente por los terribles temporales que azotan la zona, que llegan de improviso y se instalan durante semanas. Hay expediciones que han pasado meses a los pies del Torre esperando una tregua del barómetro, y han tenido que terminar regresando a sus casas sin éxito.
El mal tiempo envuelve al Cerro Torre sin previo aviso |
La expedición está formada por Timur Akhmedhanov, Alexander Lastochkin, Arkadi Seregin y Viacheslav Skripko. Los tres primeros son los vencedores del pasado Open Ruso de escalda deportiva, en la modalidad de dificultad. Sin duda será un gran cambio pasar del rocódromo al granito helado de Patagonia, pero al mismo tiempo será interesante seguir los progresos de este equipo que, como otros procedentes de Rusia, puede sorprender con una gran fortaleza y capacidad de persitencia frente a las inclemencias del clima y el estado de la pared.
La ruta escogida por los rusos es la llamada ‘del compresor’, aquella que abriera (sin llegar al final) Cesare Maestri, para demostrar al escéptico mundillo del alpinismo que ya habÃa conseguido la cumbre en una tentativa anterior. Dispuesto a conseguir de nuevo, por la cara más difÃcil (la cresta sudeste) y en invierno, portando además todas las pruebas que fuesen necesarias, montó una gran expedición financiada por el mismo que, entre otras cosas, incluÃa un compresor de 70 kilos de peso, el cual fue izado a lo largo de toda la pared, hasta que, el mal tiempo echó de nuevo a los italianos de la pared. El compresor se quedó allà y, todavÃa sigue colgando de la pared. La ruta del compresor está equipada de dos maneras muy distintas, precisamente, hasta el punto donde llegó la máquina, con la que los aperturistas fueron metiendo clavos de expansión. A partir del compresor, la equipación es de tipo bigwalero, basada sobre todo en plomos que hay que encajar en las escasas fisuras del granito, más el material que lleve cada uno. Fue, además, uno de los ‘gurús’ del Big Wall quien completó la ruta: Jim Bridwell, en 1975. Los tramos de artificial, en su totalidad, están cotados como A3. La lÃnea, de 1200 m., tiene una dificultad de ED.