Bianco Invisibile, 800m, 6c, M7, AI5, apertura invernal en Mont Blanc
Alpinismo y escalada invernal en la Aiguille Blanche de Peuterey. Apertura de Bianco Invisibile para Cazzanelli y Vidoni.
Circular entre los valles de Aran, Benasque y Luchon por sus altos pasos de uso milenario, sus refugios y sus hospitales medievales. Guía para realizarla en 6 jornadas.
El principal motivo de este reportaje es plasmar una idea que, hablando, tuvimos junto al guía de montaña Chemary Carrera.
Es una travesía que demuestra que los Pirineos, a pesar de ser una gran barrera geográfica, también conforman un no menos grande universo en sus alturas. Un universo que, a pesar de la existencia de esa barrera, une más que separa.
Y, sobre todo, es una travesía cargada de historia, slow mountain en estado puro, que trasciende en mucho a la actividad deportiva e, incluso, montañera.
Por eso, no os extrañe que el artículo incluya un primer capítulo dedicado a la historia milenaria de estos puertos, refugios y hospitales. Sí, puede que no sea muy habitual remontarse al neolítico en la guía de una travesía de montaña, pero no os asustéis ni salgáis huyendo a pesar del aviso, y dadle una oportunidad; creemos que os gustará mucho, y os hará ver de una manera mucho más fascinante los lugares por los que transitáis.
Ha sido apasionante realizarlo, tanto como fue el pasado verano recorrer la ruta. Y esa pasión ha sido el principal motivo de la publicación del artículo.
Además, sirve como colaboración con el proyecto interfronterizo pirenaico Entrepyr, https://entrepyr.eu
El proyecto Entrepyr, bajo el marco de la Unión Europea, ha unido a más de 70 refugios de montaña pirenaicos, creando la gran web de rutas, travesías y reservas de la Cordillera. Información, reservas, cartografía digital interactiva con rutas entre refugios que permiten gestionar a cada quien sus propias travesías...
Está integrado por múltiples socios, entre ellos todas las Federaciones implicadas (aragonesa, andorrana, catalana, francesa, navarra), los gobiernos locales (Andorra, Aquitania, Aragón, Aran, Catalunya, Navarra), así como Universidades (Toulouse y Zaragoza) y Clubs (Club Alpin Français de Pau, Centre Excursionista de Catalunya, Unió Excursionista de Catalunya Agrupació Esportiva).
Este artículo, junto a otros, forma parte del apoyo de Barrabes al proyecto.
Un aviso: la travesía es de verano. En invierno, los puertos quedan imposibles, bajo metros de nieve, y cualquier actividad en ellos se convierte en un reto alpinístico de primer orden. Incluso algunos refugios se ven obligados a cerrar de noviembre a primavera.
Los puertos son los caminos más sencillos -los únicos, en realidad- que los habitantes del Pirineo han tenido durante milenios para comunicarse, visitar amistades, familias y amores, o comerciar con los valles cercanos, salvando así la aparente impenetrabilidad de esta Cordillera.
Son emblemas de las montañas que, al igual que los picos, no entienden de fronteras, sino de necesidad y vida. Porque los Pirineos forman una barrera cuyas zonas altas no son lugar de separación, sino de contacto, conocimiento y unión.
Allí, en ese territorio común, en verano, se encontraban y compartían pastores, paisanos, peregrinos, contrabandistas, viajeros. De vez en cuando, veían pasar la historia: por el puerto de Benasque cruzaron las tropas de Napoleón y otros ejércitos; por los puertos se consumó el exilio republicano y, en sentido contrario, la huida desesperada del exterminio nazi.
Hoy en día, en ellos conviven los pastores con amantes de la montaña de todo el mundo.
El paso de los puertos, en la mayoría de ocasiones, conlleva rutas con collados muy por encima de los dos mil metros, por terreno descompuesto y con nieve, azotados por las habituales tormentas y borrascas pirenaicas.
No es de extrañar que, en otros tiempos, su cruce fuera visto como un mal necesario, restringido al verano, cuando, a pesar de tener que cruzar neveros y mal terreno, eran practicables; hoy, sin embargo, sirven como extraordinarias y ansiadas travesías para los amantes del montañismo.
Unas travesías que van mucho más allá de lo deportivo. Son historia pura, marcada, en el caso de los valles de Benasque, Noguera Ribagorzana, Aran y Luchon, por sus Hospitales.
El nombre no debe llevarnos a engaño. Estos Hospitales, en la Edad Media, no eran lugares de curación de enfermos, sino de auxilio, acogida y protección de caminantes y peregrinos, algo tan necesario en estas montañas. Allí podían dormir, restaurarse y, en el caso de enfermedad o lesión, ser curados y cuidados hasta que sus fuerzas les permitían reanudar el camino.
Con el tiempo, la palabra cambió de significado pero, de cuando eran lugares de acogimiento y alojamiento en el camino, derivan palabras como hospitalidad o huésped.
Fueron fundados en el siglo XII por los Hermanos de la Orden de San Juan, conocida como Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén o como Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Estos hermanos hospitalarios eran responsables del mantenimiento del Hospital y del cuidado de quienes allí se alojaban. Posteriormente, y tras absorber en su seno a los prohibidos y disueltos templarios, se convirtieron en la Orden Militar de los Caballeros de San Juan.
La importancia y la necesidad de estos Hospitales es tal que, 10 siglos después, adaptados al siglo XXI, 3 de los 4 de estos valles se mantienen en pie.
El Hospital de Sant Nicolau dels Pontells, también conocido como Hospital de Vielha, fue fundado en el año 1190. Se sitúa en el valle de la Noguera Ribagorzana, cerca de la boca sur del túnel de Vielha. Allí siguen sus edificios que, durante la construcción del túnel, sirvieron de alojamiento a los trabajadores. Hoy son empleados por algunos pastores.
En estos momentos, podríamos considerar al Refugio de Conangles, eraportadaran.com/refugi-de-conangles/, situado en el bosque valle abajo, en pleno GR11, como su sucesor en cuanto a la acogida de caminantes.
El Hospital de Benasque fue fundado en el año 1172. Es el actual hotel de Llanos del Hospital, www.llanosdelhospital.com
A 600m al oeste quedan unas pocas ruinas del original Hospital y de la capilla románica de San Salvador, ambos edificios del siglo XII. Probablemente por falta de espacio para ampliar en la ladera, en el siglo XVI se le buscó una nueva ubicación en llano, 500m al este del actual, que fue destruida por un alud a comienzos del siglo XIX.
Entonces se trasladó de nuevo y se construyó el que, restaurado y adaptado, hoy conocemos, en el lugar en el que lo conocemos.
El antiguo Hospital de Era Artiga de Lin se situaba en la zona en donde está la ermita de la Mair de Diu dera Artiga de Lin, en este paradisiaco subvalle de la Val d'Aran.
Hoy en día, su sucesor es el acogedor Refugio de Era Artiga de Lin, inaugurado apenas hace 4 años. artigadelin.com
No se conoce la fecha exacta de fundación del Hospice de France, en Luchon. Su primer registro documental es del 25 de mayo de 1200, por una donación que para su mantenimiento efectuó Sanche Garsie d'Aure, así que es probable que su datación sea algo anterior, similar a los otros.
El actual edificio data del siglo XVII y se mantiene como conocido albergue y restaurante, a 10km de la población, al pie del Puerto. www.hospicedefrance.fr
Los Hospitales se situaban lejos de los pueblos, pero a pie de puerto. Siempre se encontraban a un día de camino entre ellos, lo que permitía a quienes cruzaban los Pirineos ir de uno a otro tras una larga y dura jornada. Una jornada eterna que, en la gran mayoría de los casos, solo podía recorrerse con la ayuda de los guías locales.
Pero no satisfacían las necesidades de quienes debían permanecer en las alturas durante los meses de verano, ni servían de refugio en caso de emergencia en el trayecto. Por no hablar de que no todas las personas que cruzaban las montañas, a pesar de la ayuda, eran capaces de finalizar en el día la ruta completa.
Las sencillas y muy básicas cabañas de pastores, pequeños refugios de piedra, daban solución a estas necesidades.
Con el tiempo y la llegada de los primeros pirineístas a la cordillera hace un par de siglos, algunas de estas cabañas evolucionaron en refugios. A ellas se sumaron otros nuevos, más grandes, que ya son historia, creados para dar servicio a quienes comenzaban a visitar los Pirineos, deseosos de ascender a sus más altas cimas.
La travesía que vamos a mostrar une hospitales, pero también utiliza refugios guardados. Lugares cargados de ambiente pirenaico y que nos permiten conocer las dos caras de la milenaria historia de estas montañas:
¿Os parece exagerado hablar de la Prehistoria? Quizás os interese saber que, hace pocos años, se descubrió en la Cueva de Els Trocs, entre San Feliu de Veri y Bisaurri, en la parte sur del valle de Benasque, el testimonio más antiguo de trashumancia existente en Europa. Data de hace 7.300 años y ha servido para demostrar que este estilo de vida ya se practicaba en el Neolítico.
Para encontrarlo, se recorrió la actual ruta transhumante desde las lejanas tierras bajas de los valles del Ebro (A Tierra Plana, en aragonés), donde los rebaños pasaban los inviernos, hasta los pastos altos del valle de Benasque (Estós/Cerler/Besurta/Aigüeta de la Ball). Y es que es posible que, en todos estos milenios, no haya cambiado.
Pensadlo cuando transitéis por estas montañas y cuando veáis las pequeñas cabañas de los pastos de altura. Es un lujo.
Poco que decir sobre el Refugio de la Renclusa que no se sepa. Tiene más de 100 años y su primitiva construcción acogió entre sus paredes a los primeros ascensionistas del Aneto. Es gestionado entre el Ayuntamiento de Benasque, la Federación Aragonesa de Montañismo y el Centre Excursionista de Catalunya, que fue quien levantó el actual edificio en 1912.
Cualquier persona amante del Pirineo debe pasar al menos una noche entre estas históricas piedras, casi como una peregrinación. www.alberguesyrefugios.com/larenclusa
El nuevo Refugio de Era Artiga de Lin abrió sus puertas poco antes del confinamiento. Guardado por Silvia y Joan, situado en un lugar paradisíaco, es continuador de la labor del desaparecido Hospital medieval.
A diferencia de los otros refugios de la travesía, solo accesibles a pie, que deben ser abastecidos mediante mulas o caros viajes en helicóptero, la posibilidad que tiene, a través de la pista que se adentra por el bosque, de ser abastecido con sencilla logística, le permite tener una gastronomía de kilómetro cero, con productos del valle. artigadelin.com
El Refuge de Vénasque está de estreno este año. Había que renovarlo y su situación aconsejaba traslado. Así que, a poca distancia del antiguo, en un istmo entre los boums de Vénasque (o del Port), a algo más de 2.200m, a finales del pasado verano se terminó el nuevo edificio. Al frente se encuentra Clara, su guarda. refugedevenasque.ffcam.fr
Un lugar, por cierto, que muchos de quienes realizan la subida al Puerto de Benasque y el Salvaguardia deberían conocer; situado a tan solo media hora del puerto, entrando en Francia, permite un descanso y un refrigerio en un sitio extraordinario.
(Y sí: boum es el equivalente en lengua occitana al ibón en lengua aragonesa. Palabras evidentemente hermanas, evolucionadas desde un ancestro común prelatino, que designan los lagos).
El Refugio de Maupas, situado a 2.400m de altitud, es uno de los más altos del Pirineo. Nos proporciona las comodidades necesarias para descansar después de la jornada, sin grandes lujos pero con excelente ambiente de montaña: una única habitación de 30 personas, y cena caliente y un buen desayuno a cargo de su guarda, Nathalie. refugedumaupas.ffcam.fr/
Da acceso a la dura geología de crestas y tresmiles que separan el valle de Lys, en el Luchonnais, del valle de Estós, en Benasque. Es complicado describir la belleza y enormidad de esta zona a quien no la conozca, y las fotos no hacen justicia; el Conde Russell la denominó “el corazón polar del Pirineo”. Y no le faltaba razón.
Esta travesía ha sido diseñado por Chemary Carrera, guía de montaña de maspirineo.com. Suyas son las indicaciones, las fotos, la idea y su realización.
Chemary nació en Chía, en el valle de Benasque, en donde reside, dentro de una familia de pastores y ganaderos que aún se dedica al ancestral oficio. Conoce como muy poca gente estas montañas, sus secretos y, sobre todo, la profundidad cultural y vital que implican, bien sea por su historia, por sus gentes, por sus lenguas.
Pocas personas mejores que él para que una actividad, en principio deportiva, trascienda a un nivel superior que hoy, por desgracia, suele olvidarse.
La travesía cruza del valle de Benasque al Luchonnais y a la Val d’Aran, en un tránsito interfronterizo a través de unas montañas que unen a estos territorios íntimamente relacionados. Es una ruta que, así, como base, nos parece preciosa, pero que puede ofrecer muchas variantes, como también puede iniciarse en cualquiera de sus puntos.
De hecho, veréis que en esta ocasión no se ha incluido el cruce al Noguera Ribagorzana y al Refugio de Conangles y, por tanto, al antiguo Hospital de Vielha. Es fácil incluir este bucle en la ruta, puesto que es final de etapa de la GR11, bien desde la Renclusa, bien desde el Refugio de Llauset, y hay sobrada información.
Sin olvidar más posibilidades de ampliación: al oeste, el refugio de Estós y el de Biadós o, al este, Parc Nacional d'Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y sus refugios. En las páginas Buff Entre Refugios y Tour del Aneto podéis encontrar algunas variantes y más ideas, y en entrepyr.eu, además de toda la cartografía digital y reservas, podréis montar vuestro propio trayecto.
Veréis que la descripción de las etapas es algo somera. Se trata de indicar la ruta; quienes tengan la experiencia suficiente, podrán fácilmente, con esta guía general, mapas y, en último término, información por internet, elaborar su plan.
Quién no, debería contratar los servicios de un guía, o limitarse a las zonas más sencillas y bajas. Nunca nos cansaremos de repetirlo: un guía es una persona que, además de responsabilizarse de nuestra seguridad, puede presentarnos un mundo maravilloso que conoce en profundidad y que, de otra forma, podríamos ignorar. Es alguien que ha dedicado su vida a la montaña para poder mostrárnosla y llevarnos a través de ella.
Y ya comenzamos la andadura. Lo hacemos en Llanos del Hospital, Valle de Benasque.
El Puerto Viello es desconocido y apenas transitado, con zonas tanto de subida como de bajada que, en estos momentos, no están marcadas, por lo que requieren de buena experiencia en montaña. Un comienzo de travesía duro pero que nos introduce de manera difícilmente comparable en lo que significa el Pirineo. Directos a su corazón.
Y éste es el Puerto por el norte visto desde el Lac Celinda, situado a gran altura, cerca del mismo.
A principios de verano encontraremos condiciones de nieve, por lo que hay que valorar seriamente si se puede pasar con seguridad tanto el puerto como el tramo entre los lagos de Celinda y Bleu (senda estrecha y con exposición importante).
Ambas zonas, en ese caso, exigen crampones, piolet, y saber emplearlos bien.
Descripción
De Llanos del Hospital tomamos la senda del Ibón de Gorgutes hasta el desvío del Puerto Viello.
Una vez cruzado el Puerto Viello, se desciende hasta el Boum de Celinda. Es realmente fácil perderse en condiciones de poca visibilidad, porque al poco de comenzar a bajar hay que cruzar a la izquierda siguiendo por una zona de rocas aborregadas hasta el límite izquierdo del lago.
Desde allí seguimos por la senda que nos lleva al Lac Charles.
Continuamos por la misma hasta el Lac Bleu, rodeando el Pic de Graües. Aquí encontramos un regalo: la espectacular panorámica del Lac Vert a nuestros pies.
Entre tramos expuestos llegamos, pasado el Lac Bleu, hasta el cruce con la subida del Refugio de Maupas desde el Valle de Lys. Desde ella remontamos hasta la merecida cena caliente y el reparador descanso.
Otra etapa para recordar que, además, debido a la gran altitud a la que hemos dormido, tiene más descenso que ascenso. La finalizaremos con el recorrido del famoso Chemin de l'Impératrice.
Descripción
Desde el Refugio de Maupas partiremos por la senda que sale del refugio hacia el Valle de Lys, hasta el cruce con el Lac Vert, a través de un sube-baja que va manteniendo la altura hasta llegar al lago. Espectacular el contraste que ofrece este lugar, con las laderas, el lago y sus pinos verdes contra el granito y la nieve en altura.
Pasado el Lac Vert, en descenso, dejaremos atrás la Cabana de Goües, de uso exclusivo para pastores, de mismo nombre que el pico que la vigila y el ibón que la acompaña. Pasaremos al lado del boum, descendiendo un poco del camino de subida principal al lago.
Poco después tomaremos una pequeña senda a la derecha, en la ladera herbosa, remontando por cómodo ascenso hasta el Col de Pinata. Panorámica espectacular la que tenemos desde allí ante nuestros ojos,viendo todo el recorrido realizado y todo el que queda hasta el Col de Sacroux.
Entre ambos collados, bajo la vigilancia de los picos de Maupas, Bom y Mall Barrat, tomaremos una travesía algo expuesta debido a que la senda, de hierba con bastante pendiente, está muy rota por el arrastre de la nieve en primavera.
Llegamos al Coll de Sacroux y encontramos, de nuevo, otro mirador espectacular hacia ambos lados, sobre todo del Circo de la Glera, por donde descendemos.
Tras pasar la subida al Puerto de la Glera encontraremos el inicio del famoso Chemin de l’Imperatrice. Camino muy cómodo que, a través del bosque de pinos, hayas y robles, nos llevará hasta el Hospice de France.
Hoy tenemos una etapa en la que el refugio final de etapa está antes de su conclusión. Llegaremos al Refuge de Vénasque y aprovecharemos la tarde para ascender el Pico Salvaguardia, lugar privilegiado a 2.735m de altitud con increíbles vistas tanto a los valles de Benasque como a los de Luchon, con los grandes macizos del Aneto y las Maladetas presidiendo.
Descripción
Salimos del Hospice de France por la senda que, de forma directa, asciende hasta el Port de Venasque. Una subida en zigzag que salva los dos farallones hasta llegar a los lagos en los que se encuentra el nuevo refugio de de Vénasque.
Dormiremos aquí, así que dejamos en él todo el material que no sea imprescindible y seguimos hacia la cima del Pico Salvaguardia con menos peso.
Primero llegamos al Puerto de Benasque, y recobramos la sensación que durante miles de años han tenido quienes lo cruzaban: una primera vista de los, hasta ese momento ocultos, macizos del Aneto y las Maladetas. Es algo único, parece que pudiéramos tocar estos gigantes.
Apenas transcurridos 10 ó 15 metros de descenso, giramos a la derecha y seguimos 300 metros de desnivel hasta la cumbre del Salvaguardia. Un camino cómodo, aunque expuesto en algunos momentos que se superan con alguna sirga y con tramos de roca en donde se picó la senda. ¡Cuidado con los resbalones si está mojado!
El Salvaguardia quizás tiene una de las panorámicas más bonitas del Pirineo. Delante, Aneto-Maladetas, más atrás, Posets-Perdiguero. Girando, toda la cresta del Maupas, viendo así el camino recorrido días atrás. A la espalda, el valle de Luchon. Bajo nosotros, los ibones de la Montañeta y los lagos en donde pasaremos la noche.
Jornada en la que, hasta el largo descenso final hacia las tierras de la Val d'Aran, vamos rodeando montañas entre puertos a través de las laderas que los unen, con poco desnivel.
Descripción
Hoy comenzamos repitiendo el corto camino que nos separa del Puerto. Una vez comenzado el descenso que nos llevaría al fondo del valle de Benasque, tras unos 100 metros de desnivel, giraremos a la izquierda por una senda que tiene marcado el número 23 en los recorridos de los Puertos de Luchon.
Pasaremos por la antigua casa Cabellut, con las cabañas de los mineros que allí vivieron cuando, durante los cortos meses del verano pirenaico, se trabajaba el Pico de la Mina. El mineral que de ahí se extraía se llevaba a lomos de caballerías a Luchon.
La senda no pierde demasiada altura, y en cómoda diagonal nos deposita en el Puerto de la Picada. Un lugar que nos da una gran perspectiva, diferente, del pie del Puerto de Benasque y del Pico Salvaguardia. Hacia la Val d’Aran vemos el cordal que nace en el Mont Corbison hacia Montpius, y todo el cordal desde las Tuques de Villamuerta hasta la Tuca Blanca de Pomero.
En poco tiempo pasaremos por el cruce de la bajada hacia Era Artiga de Lin, con el Pas dera Escaleta, que nos devolvería hacia el Hospice de France.
La bajada, larga y tendida, nos llevará hasta el bosque dera Artiga de Lin, un lugar que solo puede definirse como hogar de hadas y gnomos.
Al poco rato de andar por el bosque, en mitad de un prado, encontraremos el Refugio de Artiga de Lin, nuestro lugar de descanso por esa noche.
Pero hoy, como excepción, recomendamos que, una vez instalados, demos un paseo hasta visitar los Uelhs de Joèu. Un lugar increíble: el agua que desciende del glaciar del Aneto en el valle de Benasque, al llegar a las zonas altas de Llanos del Hospital, se introduce bajo la tierra en el Forau de Aigualluts, dejando sin río parte del alto valle del Ésera. Tras 12 kilómetros subterráneos, en los que cruza las montañas fronterizas, reaparece de forma extraordinaria en mitad del bosque en la Val d’Aran.
De esta manera, esa agua conforma uno de los nacimientos del Garona, uno de los más importantes ríos galos. Un asombro que, ignorando la aparente realidad sobre tierra y su designio de vertiente, en lugar de seguir su curso natural hacia el Mediterráneo, y tras recorrer las tierras del sur de Francia, desemboca en el Atlántico.
Día de vuelta hacia el valle de Benasque. El fin de nuestra travesía circular por los hospitales está cerca.
Descripción
A la mañana siguiente, abandonaremos el Refugio de Era Artiga de Lin por pradera en ligera subida. Ligera por poco rato; en cuanto lleguemos a los 1.650m, deberemos salvar 400 exigentes metros de desnivel.
Es un tramo con sirgas en los pasos más aéreos pero, aún ayudándonos de ellas, debemos ser muy cuidadosos si hay humedad. Algo que suele ocurrir, porque a las precipitaciones abundantes en la zona se incluye, en muchos días, las nieblas propias del norte del Pirineo. Una humedad que nos permite subir a través de un espectáculo de color. Las flores suelen iluminar la senda en muchos momentos de la primavera y el verano.
Llegaremos al ibón del Col de Toro, Còth de Hòro en aranés, un lugar muy especial. Mirando hacia el sur, el Pico de Aigualluts nos tapa una gran vista sobre la cara norte del Aneto pero, eso sí, como puede verse en la foto debajo, a la izquierda de este pico tendremos una excelente perspectiva de famosa cresta de Salenques-Tempestades.
Finalizando el descenso, veremos los Llanos de Aigualluts; al llegar a ellos, el Aneto aparecerá en todo su esplendor sobre nosotros.
Una vez en los Llanos seguimos bajando tranquilamente hasta el antes nombrado Forau de Aigualluts. Sí, ese gran agujero por el que las aguas del Aneto desaparecen bajo tierra, reapareciendo al otro lado de las montañas, en los Uelhs de Joèu. Allí nos desviaremos por el GR11.5 en subida hasta llegar al Refugio de la Renclusa, con 20 minutos finales de descenso tras alcanzar el collado del mismo nombre.
Hoy, último día de ruta, nos permitiremos una bonita guinda final. Podríamos, simplemente, descender en poco tiempo de la Renclusa a Llanos del Hospital siguiendo valle abajo; de hecho, podríamos haber hecho eso ayer al llegar al Forau de Aigualluts.
Pero os recomendamos que no lo hagáis. Merece la pena el trayecto que os proponemos. Y, por supuesto, pasar la noche entre los históricos muros de la Renclusa.
Y merece la pena por el trayecto, por la Renclusa, pero también porque así podemos alcanzar la cima de la Tuca de Paderna (Tuca: en Aragón, montaña independiente, generalmente picuda. Es el equivalente a Pico en castellano). Un mirador extraordinario desde el que tendremos una perfecta visión de todos los Puertos por los que nuestros pies y nuestra pasión nos han llevado a lo largo de los 6 últimos días.
Una cima que es una bella despedida de todo lo transitado y un homenaje final a todo lo vivido. Un perfecto cierre de círculo.
Descripción
Abandonamos el refugio por la senda que sube a los ibones de Paderna. Subiremos un buen repecho hasta que el camino se suaviza para dejarnos en un llano con los meandros bajo la Tuca de Paderna, imponente desde esta perspectiva.
A la izquierda de los meandros encontramos el ibón, que superamos para encaminarnos bajo un farallón de roca que nos dejará en un mar de bloques de granito que solemos llamar “el laberinto”; lo atravesaremos por el sitio más evidente que evita los bloques más grandes. Seguimos hacia el collado de Paderna, dejando el pico a la derecha, hasta que vemos un collado un poco pendiente a su izquierda según miramos: es el antiguo collado de Paderna.
Si sabemos orientarnos con talento, entre la hierba encontraremos algún trozo de senda, el antiguo paso de las ovejas. Desde allí hasta la cima de la Tuca de Paderna hay unos 20 minutos de ladera con algo de senda pendiente (cuidado con el viento).
La fotografía, uniendo varias tomas de angular, no hace justicia a la grandeza y cercanía que veremos desde allí arriba, con todos los puertos recorridos ante nuestros ojos.
Volvemos al collado y descendemos al vallón de Paderna, en donde tenemos como referencia una barra de colores medidora de altura de nieve. Desde allí, en diagonal a la izquierda, veremos una vaguada que nos dejará directos en el tubo superior de Paderna y, tras descenderlo, por el claro del bosque, llegaremos a la pista de la Besurta, muy cerca ya del Hospital de Benasque, en Llanos del Hospital.
Allí, 6 días después de nuestra partida, más cansados, pero también más sabios y más felices, daremos por finalizada nuestra gran travesía hospitalaria. Un recuerdo inolvidable que nos acompañará durante toda la vida.
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