Tal vez te hayas preguntado cómo afecta a tu seguridad ese arnés sucio o al que se le comienzan a ver algunos hilos por fuera de las costuras y no huele demasiado bien. Tenemos que tranquilizarte: los arneses aguantan muchísimo, pero tampoco te descuides. Un buen lavado y un mínimo mantenimiento tal vez consiga que tu arnés dure un tiempo más.
Los arneses, nuestra cómoda unión con la cuerda
Arneses y cintas textiles de escalada, como los aros de reunión, son los grandes olvidados de la limpieza del material. No nos pongamos exquisitos, reconocemos que en el caso de los aros de reunión, dada su rigidez y el uso que se les da es complicadísimo que partículas externas penetren de un modo que afecte a la resistencia del conjunto.
No obstante, el sudor al llevar los aros en bandolera o la suciedad implícita en la actividad de escalada, puede hacer aconsejable dar un lavado a las anillas textiles de vez en cuando, siendo estos elementos de los que, no nos olvidemos, queda suspendida una cordada en vías de varios largos y que tiene la importante misión de ecualizar las fuerzas en los anclajes de una reunión.
Con los arneses sí que debemos ser más exigentes con su limpieza. Punto de unión entre la cuerda y nuestro cuerpo, es sometido de principio a fin a todas las tensiones imaginables: caídas propias, caídas del compañero, descansos en mitad de un largo o en reunión, rápeles… un arnés no deja de trabajar en ningún momento de la escalada.
Vida útil de un arnés
Al igual que sucede con las cuerdas de escalada, la vida útil es un periodo máximo de tiempo estimado desde la fecha de fabricación en el que un elemento de nuestra equipación conserva sus prestaciones prácticas sin problemas de seguridad.
No hay una fórmula exacta para calcular hasta qué momento podemos utilizar nuestro arnés ya que su vida útil depende de múltiples factores como el material del que están fabricados, la frecuencia de uso, el tipo de actividad para la que se ha utilizado o la conservación y mantenimiento de la que ha sido objeto.
Así pues, un arnés puede envejecer prematuramente si usa materiales menos resistentes, por un uso muy frecuente, por realizar actividades en las que el arnés sufra más roces como espeleología, barrancos o escalada en oposición, por recibir más suciedad como en el equipamiento de vías, por exponerse constantemente al sol o por no guardarse ni transportarse de un modo prolijo.
Los fabricantes no se ponen de acuerdo sobre en qué momento debemos dejar de utilizar un arnés, siendo el rango habitual que podemos encontrar en las especificaciones de las marcas una vida útil de entre 5 y 10 años en condiciones óptimas de uso. Incluso materiales que no han sido usados deberían de abstenerse de ser utilizados si han sobrepasado esa fecha.
Arnés de siglo XX todavía con las etiquetas. Ningún uso, pero mejor que siga así.
Fecha de fabricación de un arnés
Decíamos que la vida útil de un arnés empieza con la fabricación del producto. La duda entonces radica en saber dónde localizar dicha fecha de fabricación. Generalmente la vamos a encontrar en las etiquetas del interior de la cintura del arnés, aunque no siempre es así.
No hay, además, un sistema armonizado de nomenclaturas entre los fabricantes y cada cual opta por su modo particular de marcado en el que habitualmente aparece el año de fabricación y un código de control, además de la normativa aplicada para cada elemento de la equipación.
A veces esa fecha aparece de un modo confuso (año, día de fabricación) o se puede confundir la fabricación con la fecha de la última actualización de la normativa EN 12277: 2015.
Fecha de fabricación: año 11 (2011) y día 165 (14 de junio)
Materiales de un arnés
Aunque hay un arnés en el mercado sin ningún tipo de hebilla metálica, el Fly de Petzl para esquí de travesía, lo normal es que los arneses combinen metal y textil.
Al igual que en el resto de materiales de escalada, los arneses suelen utilizar en su fabricación dos tipos de “material duro”, aluminio por sus propiedades de ligereza y resistencia y acero en aquellos casos en los que se busca seguridad por encima de todo o precio algo más barato.
Dentro del textil, es habitual que los arneses estén fabricados en poliamida o en poliéster de alta tenacidad, o la combinación de ambos. En arneses de alta gama podemos encontrar también polietileno de alta tenacidad (Dyneema, PEHD) para otorgar mayor resistencia a la abrasión en zonas proclives a los rozamientos o para realizar un reparto óptimo de la carga en arneses sin acolchados y goma EVA o espuma de polietileno en zonas de apoyo. Ciertos arneses de barrancos o espeleología cuentan además con protecciones de poliuretano termoplástico (TPU).
Algunos arneses de barrancos tienen puntos de anclaje metálicos y protecciones
Todo ello da idea de lo complicado que resulta recomendar un solo modo de mantenimiento y lavado. Diferentes materiales con diferentes especificaciones de conservación y limpieza implican que no siempre vamos a realizar la mejor de las opciones a la hora de limpiar un arnés.
Sustancias que deterioran el material textil
Hablamos de las sustancias que pueden afectar a la resistencia de los elementos textiles en el artículo sobre cuidados, mantenimiento y precauciones en las cuerdas. Si no pudiste leerlo y quieres saber cómo afectan a la resistencia de la poliamida sustancias como bebidas azucaradas, sangre, orina, agua salada, repelente para los mosquitos y otras más, te invitamos a que le eches un vistazo.
Si crees que tener limpio un arnés es solo una cuestión estética, tenemos que sacarte de tu error. Tal vez no consideres importante el lavado de un arnés, pero trataremos de hacerte cambiar de opinión con algunos datos:
Por un lado, al igual que pasa con las cuerdas, la entrada de pequeñas partículas de arena y polvo pueden afectar a un arnés y a su resistencia. Es virtualmente imposible que un arnés pueda romperse por la acción de los microcristales minerales en el interior de las fibras textiles, pero sí que pueden acelerar su desgaste, estropear su aspecto exterior y, por todo ello, reducir su vida útil si no realizamos un lavado periódico.
Por otro lado, la existencia de restos de sudor provoca la proliferación de multitud de bacterias, gérmenes y hongos. Staphylococci o Corynebacterium son dos de las especies de bacterias que viven en nuestra ropa (en nuestro arnés en este caso) y se alimentan de restos de piel y sudor, descomponiéndolos en sustancias que provocan mal olor. Aparte de la evidente molestia olfativa, la existencia de bacterias y sus restos puede derivar en problemas de salud como alergias, asma u otras enfermedades.
Revisión
Las hebillas de ajuste, las cintas de la cintura y perneras, el anillo ventral y los puntos de encordamiento son los puntos básicos a revisar. Controlar que los puntos de encordamiento y anillo ventral no tienen desgaste excesivo, que las cintas no estén deshilachadas, que las hebillas no presenten signos de corrosión y las costuras están en perfecto estado. Ante cualquier signo de desgaste que pueda afectar a la seguridad, conviene desechar el arnés.
Hebillas, anillo ventral y puntos de encordamiento son los puntos más importantes a revisar
Proceso de limpieza
Al igual que se hace con las cuerdas, el proceso de lavado de un arnés o una cinta es una labor muy sencilla pero algo delicada, por lo que se recomienda tener precaución y realizar el lavado tal y como se indica por parte del fabricante. Lamentablemente no suele ser una información que las marcas ofrezcan. Debido a la mezcla de materiales del arnés que comentábamos antes, tendremos en cuenta los cuidados mas estrictos en cada uno de ellos para la limpieza del producto.
La existencia en un arnés de elementos metálicos en las hebillas, o incluso en los puntos de anclaje de los arneses de trabajo o de barranquismo, requiere tomar precauciones para que no se dañe el tambor de la lavadora ni se produzcan tirones peligrosos con el resto de la colada. Normalmente, introducir el arnés en una bolsa de tejido grueso suele ser más que suficiente.
Mejor lavar el arnés dentro de una bolsa
El lavado debe realizarse con jabón de pH neutro y agua tibia, a 30ºC máximo, y con un ciclo de prendas delicadas y a ser posible con doble aclarado. Es indispensable que, para evitar una solicitación indeseada del material, se realice el lavado sin centrifugado. Por más persistentes que sean las manchas, no es recomendable utilizar desengrasantes o quitamanchas por el riesgo a que debilite la poliamida.
Las cintas y aros de reunión es mejor lavarlos a mano. Aunque pueda ser tentador aprovechar el lavado de una cuerda o un arnés para echar a la lavadora el resto de elementos textiles, el movimiento dentro de la lavadora y los previsibles enganchones que se producirán en ella, hace que sea más recomendable no meter juntos varios elementos de la equipación en el mismo lavado. Igualmente, el lavado con mangueras de presión tampoco es recomendable.
Aunque alargue algo más el proceso de secado, insistimos en esto, no es recomendable centrifugar el material textil de escalada por el motivo anteriormente expuesto. Las revoluciones en el tambor de la lavadora pueden anudar y estirar más de lo deseado nuestra equipación, pudiendo afectar a la resistencia de las costuras.
El secado se realizará de un modo igualmente cuidadoso. El material textil de seguridad debe secarse en un lugar ventilado y a la sombra, alejados de cualquier fuente de calor (radiadores, fuego, sol…). Esta precaución respecto al calor es extensible también a que se debe evitar utilizar la secadora para los productos de escalada.
Almacenaje y transporte
¿Eres de quienes al quitarse el arnés lo guarda directamente en la mochila o bolsa de material? Probablemente sí y debemos decir que haces lo mismo que casi todo el mundo, pero conviene que sepas que guardar un arnés húmedo (ya hemos comentado qué pasa con las bacterias y el sudor) no es la mejor de las opciones.
Aunque la existencia de moho en un arnés no implica problemas de seguridad y desaparece con el lavado, sí que denota cierta dejadez en el mantenimiento y estéticamente no es agradable. Normalmente no se dará caso de aparición de moho en arneses de escalada pero sí que puede pasar en arneses de espeleología o de barranquismo, donde las protecciones que cubren cintura y perneras además hacen que sea más complicado el secado.
Para evitar los problemas de humedad, el primer paso que hay que dar es garantizar que el arnés ha quedado bien seco tras el uso. Al igual que tras el lavado, un sitio ventilado, alejado de fuentes de calor y del sol directo es la mejor opción.
Una vez seco, conviene guardar el arnés en un sitio seco y, a ser posible, protegido dentro de una bolsa o mochila para protegerlo de una eventual caída de sustancias peligrosas. Esto es importante sobre todo en el transporte en vehículos, donde la posible existencia de elementos peligrosos en un maletero (bidones con líquidos, ácidos, baterías…) y la cercanía del maletero al calor del motor en los autocares, pueden debilitar e incluso destruir los materiales del arnés.
Conclusiones
No cabe señalar aquí por evidentes las prestaciones en materia de seguridad que nos brinda un arnés. Las homologaciones y pruebas de resistencia, además de los controles individuales a los que son sometidos son una garantía de durabilidad y fiabilidad. No obstante, el esfuerzo que requiere un lavado periódico es mínimo y se realiza de un modo bastante sencillo.
Recomendamos la inspección rigurosa de cada elemento de seguridad siempre que vayamos a escalar y el lavado ocasional -o frecuente en caso de evidentes muestras de suciedad- para poder conservar nuestro arnés y nuestros aros de cinta en las mejores condiciones por mucho más tiempo.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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