“¡Buff…! No se pueden hacer muchas de éstas si se quiere llegar a viejo" Iñurra, Vallejo y Zabalza finalizan la expedición

Se quedaron a 160m de cumbre, en una muralla de 2.500m. “Hemos bajado enteros, así que estamos más que satisfechos; es una vía de las que no hay que intentar muchas veces en la vida, porque el riesgo que se corre es muy alto”, afirma Zabalza. Los tres alpinistas optan por no tentar a la suerte y se retiran de la montaña. : “¡Buff…! No se pueden hacer muchas de éstas si se quiere llegar a viejo, ¿eh?"

Iñurrategi, Vallejo y Zabalza han afrontado una ruta mucho más exigente de lo esperado, de gran dificultad técnica y físicamente muy exigente. Agotados física y psicológicamente, los tres expedicionarios han optado por no emprender un segundo intento a su regreso al Campamento Base. Como afirma Juan Vallejo: "No es casualidad que una ruta tan magnífica como ésta no se haya repetido en 50 años. Después de dos días de durísimo descenso, y a falta de unos pocos rápeles para pisar tierra firme, Mikel me confirmaba con un comentario lo que yo ya llevaba tiempo pensando: “¡Buff…! No se pueden hacer muchas de éstas si se quiere llegar a viejo, ¿eh?”. Con esta frase resumía perfectamente la diferencia que existe entre escalar de forma tradicional o en alpino, y la exigencia y compromiso que exige esta última modalidad. Con esta frase no quiero excusar que no vayamos a realizar más intentos, sino tratar de explicar que hacerlo de esta forma exige un esfuerzo físico y mental muy superior a cualquier otra forma de escalar, incluso en vías más duras técnicamente.”

Alcanzaron la cota de los 7.700 metros -de los 7.861 con los que cuenta el Nuptse- hace apenas 48 horas, para constatar que el objetivo estaba fuera de su alcance: horas de luz insuficientes, fuerte viento persistente, dificultades técnicas mayores de las previstas, y el cansancio físico y psicológico acumulado. La prudencia aconsejó descender hasta el vivac 3, a 7.100 metros, y desde allí, durante la jornada de ayer, a la seguridad del campamento base.

Una noche de descanso les ha reafirmado en lo que los tres alpinistas han venido rumiando durante el complicado descenso: que “No siempre se gana”, como ha titulado Juan Vallejo el texto que ha hecho llegar a la sede de Basque Team.

En conversación telefónica mantenida una vez que la decisión se ha hecho definitiva, Mikel Zabalza ha explicado que “la mejor explicación son las imágenes que hemos enviado, que son muy representativas de lo que hemos intentado”. El navarro ha añadido que “aparte de la dificultad y la belleza de esta vía, yo destacaría el compromiso que se adquiere en estilo alpino ante un reto como éste, a esta altitud y con la dificultad técnica que entraña se hace mucho más duro, tanto física como psicológicamente”.

Zabalza ha hecho una descripción de la ascensión en los siguientes términos: “Hasta alcanzar los 5.800 metros no hay gran dificultad, aunque hay que prestar mucha atención, porque el terreno es muy empinado y hay bloques sueltos; desde ahí hasta los 6.500 empiezan las dificultades, hay una arista muy afilada, vertiginosa, con tramos mixtos y bastante complicados, en los que hay que escalar de continua, no hay un momento de reposo; luego sigue un tramo que preveíamos más sencillo, pero que en realidad tiene también pendientes muy fuertes, hasta alcanzar los 7.000 metros; por encima se halla una franja rocosa que supone escalar un desnivel de unos 150 metros, en donde fijamos nuestras dos cuerdas, y a partir de ahí nos han sorprendido las pronunciadísimas pendientes de entre 45º y 55º, en las que subes relativamente cómodo, pero pensando continuamente en lo comprometido que va a ser el descenso sin cuerdas fijas”.

Junto al testimonio telefónico de Mikel Zabalza, Juan Vallejo ha enviado por escrito un breve relato de la experiencia, que ha titulado “No siempre se gana”, y cuyo texto íntegro es el siguiente:

“Sí, es cierto: si nos atenemos a los datos crudos y duros, nuestro objetivo era A y solo hemos sido capaces de llegar a B. Pero también nos podríamos haber quedado en C, D, E, F, G... y hasta la Z, que sería el Campo Base. Y no lo digo por decir.

Lo cierto es que esta ruta nos ha exigido mucho más de lo que inicialmente habíamos esperado: aristas afiladísimas, secciones mixtas delicadas, y pendientes de nieve de vértigo. El hecho de que, después de haberlo dado todo, no hayamos podido concluir con la cumbre no puede calificarse, desde nuestro punto de vista, como una derrota, sino como un resultado más que posible dentro de lo ambicioso del proyecto.

Después de dos días de durísimo descenso, y a falta de unos pocos rápeles para pisar tierra firme, Mikel me confirmaba con un comentario lo que yo ya llevaba tiempo pensando: “¡Buff…! No se pueden hacer muchas de éstas si se quiere llegar a viejo, ¿eh?”. Con esta frase resumía perfectamente la diferencia que existe entre escalar de forma tradicional o en alpino, y la exigencia y compromiso que exige esta última modalidad. Con esta frase no quiero excusar que no vayamos a realizar más intentos, sino tratar de explicar que hacerlo de esta forma exige un esfuerzo físico y mental muy superior a cualquier otra forma de escalar, incluso en vías más duras técnicamente.

La ruta británica de la cara Sur del Nuptse es una de las más bellas que haya recorrido en mi vida, y haber tenido la posibilidad de escalarla es algo que no se me olvidará fácilmente. Pero a veces estas derrotas valen mucho, mucho más que otro tipo de victorias, y el simple hecho de que una ruta tan magnífica como ésta no haya sido repetida en los casi 50 años de vida con los que cuenta, puede que no sea debido precisamente a la casualidad”.


En el corredro a cumbre


Zona mixta de hielo y roca

Al fondo, el Everest

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