Seb Berthe escala en libre Dawn Wall, El Capitan. 32 largos, 9a
Tras Tommy Caldwell, Kevin Jorgeson y Adam Ondra, el belga consigue escalar la vía de pared más difícil del mundo: Dawn Wall, El Capitan, Yosemite.
El casco es un elemento fundamental para nuestra seguridad en la montaña. Escalada, alpinismo, montañismo, siempre es casi obligatorio. Os explicamos el porqué y os ayudamos en vuestra elección.
Los cascos de alpinismo y escalada deberían ser más usados de lo que son.
Es cierto que, excepto quienes solo escalan en grandes extraplomos, hoy en día la mayoría de las personas que podemos ver en las escuelas de escalada deportiva lleva casco. También es cada vez más difícil ver a alguien en un corredor, escalando en hielo, en una vía mixta o alpina, sin él.
Sin embargo, es más complicado ver a alguien con casco practicando montañismo en verano, en zonas como los tresmiles cuyas vías normales suelen sufrir de constantes caídas de piedras, en pedrizas, etc. Caídas que el calor y el debilitamiento del permafrost hacen cada vez más comunes.
El uso del casco es fundamental en cualquier actividad de montaña: montañismo, alpinismo, escalada, barranquismo o espeleología. Es difícil calcular la cantidad de lesiones y problemas mayores han evitado, pero también es difícil encontrar a un montañero experimentado que no pueda contar alguna experiencia personal al respecto. Así que, pasar, pasa.
Los cascos, lo mismo sean de trabajo, de moto, de montaña, etc, pueden englobarse en dos grandes grupos:
Por eso cada actividad requiere de los suyos propios. Un casco de moto, bicicleta, o esquí, está más preparado para un golpe del segundo tipo, que además normalmente será frontal y lateral; un casco de alpinismo, para el primero, que además normalmente será en la parte superior.
Lo que ocurre es que los tiempos cambian.
Cuando, hace años, se creó la norma para cascos de montaña, el tipo de actividad era principalmente alpinismo, montañismo, escalada clásica, y el objetivo principal proteger de la penetración por caída de piedras, etc. Así que la norma que en ese momento se creo, básicamente, solo exigía protección superior contra penetración, y no lateral y frontal.
Y, en realidad, así sigue siendo: la norma EU CE-EN 12492 es la que regula obligatoriamente en la UE las características de estos cascos, y habla de caídas superiores.
Sin embargo, los tiempos, especialmente con la llegada de la escalada deportiva, han cambiado. Por los vuelos, empieza a haber golpes contra la pared con el escalador en movimiento. Y esa norma, en cierta manera, queda obsoleta para estas actividades.
La UIAA y sus expertos han reaccionado, y a pesar de no ser de obligado cumplimiento, han actualizado su norma añadiendo la debida protección lateral y frontal que el casco debe tener, especialmente contra golpe en movimiento. Es esperable que la UE, basándose en su criterio, y como suele hacer, siga las directrices de la UIAA y cambie su norma para adaptar la norma oficial y de obligatorio cumplimiento, pero llevará tiempo, pruebas y burocracias.
Por eso, a la hora de comprar un casco, si no va a ser usado exclusivamente para alpinismo, montañismo, corredores, escalada clásica, etc, es recomendable buscar la doble homologación: EU (obligatoria) y UIAA (optativa).
Uno de los motivos por el que tradicionalmente el uso de casco no estaba extendido era la comodidad, el peso y la ventilación. Es cierto que molestaba, se movía, agobiaba...pero eso es historia.
Los modelos actuales, sean del tipo que sean, han superado este problema. Desde los ultraligeros a los más rígidos, todos son perfectamente utilizables en actividad sin que supongan un problema mayor que el que supone un casco ligero de bicicleta.
Esto se debe al I+D, tanto en diseño como en materiales. Y como decimos, afecta no solo a los cascos de nueva generación: los cascos más clásicos también se han beneficiado de estos avances.
Y es que el ajuste es fundamental. Un casco funciona como debe si está bien colocado y ajustado. Suelto, hacia atrás, ladeado, pierde su capacidad de protección.
Por eso, porque es fundamental el ajuste, encontramos:
Exceptuando los cascos de espeleo, que suelen diferir al llevar sistemas de enganches específicos, los cascos para actividades de montaña se diferencian básicamente por su resistencia al desgaste y sistema constructivo, estando ambas variables muy relacionadas.
Tienen una estructura externa ABS o Polietileno de Alta Densidad, que es el alma del casco. Tanto ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno) como PE (Polietileno) son rígidos, y conforman una verdadera carcasa.
A partir de esta estructura principal, pueden ir acolchados, con espuma interior deformable, o separados con una estructura interna a la manera de los de albañil.
No suelen tener muchas ranuras de ventilación, pero los canales de acolchado, a la manera de una mochila, o la estructura que los separa de la cabeza, permiten ventilación y son menos calurosos de lo que parecen.
Son los más pesados y voluminosos, pero cuidado: como decimos, los modelos actuales no tienen nada que ver con los clásicos, y este peso y volumen es asumible si buscamos sus ventajas, que veremos después en la comparativa.
Son un buen término medio entre los cascos rígidos y los ultraligeros. La diferencia fundamental con los rígidos es que, a la manera de un casco de ciclista, la estructura principal del casco no es la capa externa rígida, sino la carcasa EPS de polipropileno o poliestireno, o una combinación de ambas.
Podríamos decir que la estructura exterior lo que hace, principalmente, es proteger a la interior para prolongar su vida útil, que es la que verdaderamente importa.
Este tipo de cascos, muy empleados hoy en día, añaden una carcasa externa rígida (en este caso, son una mezcla entre este tipo y el primero con ABS o PE) o semirrígida. En el caso de ser semirígida, es bastante fina. Suele estar fabricada con algún tipo de policarbonato. Esta carcasa respeta los agujeros de la estructura EPS, que le sirven de ventilación, así que no es completa.
En algunos casos encontraremos cascos mixtos: la protección exterior solo la encontraremos en la parte superior.
En un principio podría pensarse que, puesto que todos cumplen la normativa y nos protegen por igual, deberíamos emplear el más ligero. Pero las cosas no son tan sencillas.
El caso es que esta ligereza no afecta a la protección, pero sí, y bastante a la durabilidad.
Es decir: cuanto más ligero un casco, menor resistencia ante el uso.
Y aquí no solo hablamos de golpes -siempre hay que cumplir los consejos del fabricante tras cada golpe-: la durabilidad depende tanto del uso como del transporte. De hecho, si no recibimos golpes llevándolo puesto, es probable que un casco nos dure más en uso que si lo llevamos en la mochila. Por supuesto, en el caso de, por desgracia, comprobar su resistencia, los ultraligeros también serán menos longevos.
Todo tiene su contrapartida: a pesar de cumplir ambas normas, son menos duraderos que los de esquí, y más pesados y calurosos que los de escalada. Pero si alguien quiere un casco para todo, ahí lo tiene.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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