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Senderismo, trekking, montañismo, alpinismo, esquí, barrancos, pequeñas, de carga...
Debido a la variedad de tamaños, formas, portamateriales y enganches, elegir una mochila no es tarea fácil. Con este artículo intentaremos ayudaros en vuestra elección.
Vamos a comenzar con una norma general que en tiempos de búsqueda de la ligereza no siempre es respetada, lo que puede traernos serios problemas en la montaña:
No recomendamos, por el riesgo que implica, realizar la elección al revés (algo por desgracia bastante común): elegir una mochila pequeña y ligera, para ir cómodos y con poco peso, e introducir solo lo que cabe en ella, dejando fuera cosas esenciales para la práctica segura de la montaña.
El caso contrario tampoco es recomendable: llenar la mochila de cosas que no vamos a necesitar, por tener espacio disponible.
De esto puede deducirse que UNA MOCHILA PARA TODO NO EXISTE. Las de similar capacidad, aunque estén diseñadas para algo en concreto, suelen ser polivalente, pero se entiende que no se necesita la misma para salir a correr por montaña 2 horas que para realizar una norte alpina invernal con vivac incluido.
Algo parecido ocurre con el peso. Al elegir una mochila, hay que intentar que la mochila sea lo más ligera posible, pero si esto afecta al diseño de cinturón lumbar, respaldo y tirantes, es contraproducente: el peso en una mochila de carga bien diseñada se distribuye y se “siente” mucho menos; el peso en una mochila mal diseñada, o en la que por su ligereza se ha escatimado en el cinturón lumbar y tirantes, se “sentirá más”, nos desequilibrará, y al final nos parecerá que llevamos más peso que en la otra. Cada gramo cuenta, pero el peso tiene que disminuir por ligereza de materiales, etc, no por recortes estructurales.
Las 3 fundamentales son el cinturón lumbar (o pélvico), el respaldo, y los tirantes. Por este orden.
De forma errónea, muchas personas piensan que la carga de una mochila se sostiene sobre los hombros. No es así: al menos entre el 75 y el 85 por ciento de la misma debe recaer en el cinturón.
Por eso su diseño tiene que adaptarse muy bien a nuestra anatomía, y no debe escatimarse en su construcción. Un cinturón de poca sujeción, o que no ajuste como debe, nos hará cansarnos mucho más, perderemos seguridad, equilibrio, y nuestra espalda sufrirá innecesariamente.
Las mochilas muy pequeñas, tanto de montaña como de trail running, prescinden del cinturón porque están preparadas para llevar apenas 2-3 kilos y no es necesario. Pero no debemos cargarlas más, porque no están preparadas para ello.
Algunas mochilas de alpinismo técnica y escalada minimizan el cinturón, ya que están pensadas para usarse con arnés y maximizar el movimiento. Luego hablaremos sobre este tipo de mochilas.
Con los nuevos diseños, y con los nuevos materiales de alta densidad, se ha conseguido la misma comodidad con menor volumen que el de las mochilas antiguas. De esta forma, los tirantes no impiden los movimientos más atléticos. Normalmente, cuánta mayor sea la capacidad de la mochila (y por tanto, el peso que puede acarrearse con ella), más acolchados y voluminosos serán.
Es fundamental. También cumple su función de sujeción de carga, así como de comodidad y protección. Aporta la rigidez necesaria al sistema para que la carga no se mueva y la mochila sea firme, además de proteger nuestra espalda tanto sujetándola como evitando que los objetos se claven en ella. Muchos modelos incorporan un bastidor rígido.
Uno de los problemas tradicionales de los respaldos radica en el calor y sudor que provocan. Los diseños aireados de los últimos tiempos minimizan este problema, ya que todas las mochilas de calidad incorporan canales de ventilación y están confeccionadas con materiales que absorben el sudor.
El óptimo se consigue con los modelos con espacio tras el respaldo, sistema que inventó Deuter con su Aircontact, y que también podemos encontrar en Lowe Alpine (Airzone) y otras marcas, que separan la espalda de la mochila, evitando totalmente el contacto y permitiendo la completa circulación de aire.
Conociendo la importancia de que el diseño del cinturón lumbar, los tirantes y el respaldo ajusten perfectamente a nuestra anatomía, es lógico pensar que no todas las mochilas encajarán igual en todos los cuerpos, y que por tanto habrá tallas. Cuando hablamos de tallas, no hablamos de la capacidad y volumen de carga de la mochila, sino de la anatomía del respaldo.
La talla, normalmente, se refiere a la longitud de la espalda, pero afecta proporcionalmente a la anchura y, lo que es más importante, a la longitud del cinturón lumbar. A la hora de elegir la mochila no basta conque podamos conectar la cinta de enganche del cinturón -que es muy extensible, por lo que en la mayoría de los casos lo hará-; tendremos que estar seguros que el cinturón lumbar nos envuelve adecuadamente, cumpliendo su función.
No todas las mochilas tienen talla: es probable que no la encontremos en las de menos de 30 litros; en algunas muy técnicas, mientras que en las de mayor capacidad de carga, en algunos casos encontraremos respaldos de mochila regulables que permiten ser adaptados a las diferentes tallas.
Las principales diferencias entre ambos son:
Como hemos explicado al principio, la capacidad depende de la actividad y el material que necesitemos cargar. Podríamos considerar para montaña:
Cuando hablamos de alpinismo técnico nos encontramos con factores que nos hacen olvidar lo dicho sobre el cinturón lumbar, la comodidad de carga, etc.
En las mochilas de alpinismo y escalada se sacrifica algo de comodidad por algo de tecnicidad. Tenemos que tener una gran libertad de movimientos.
Sin embargo, este tipo de mochilas siguen siendo polivalentes, y pueden usarse en muchas actividades. A diferencia de las de escalada pura, no son un rediseño completo de una mochila de montaña, simplemente tienen las adaptaciones necesarias.
Normalmente, las mochilas de alpinismo llevarán portaesquís, portapiolets, portacuerda, portasonda y pala, etc. Algunas de ellas tienen cinturón y zona lumbar extraibles, para poder doblar como mochila de ataque o escalada.
La mochila Black Diamond Distance 15, novedad 2019, es un híbrido que aún no habíamos visto: toma el concepto de una mochila-chaleco de trail running, y lo adapta al alpinismom tanto en materiales (totalmente resistentes al agua) como en sistemas: (portapiolets, portabastones).
De esta forma se consigue una mochila muy ligera totalmente adaptada a nosotros que, en las acciones técnicas más rápidas, y al igual que ocurre con los chalecos de trail running, prácticamente incorpora el peso como parte de nuestro cuerpo.
Son muy específicas. Se llevan al extremo las características de una mochila de alpinismo:
Estas mochilas, que junto a las de menor capacidad de alpinismo podríamos denominar de ataque, suelen complementarse con mochilas de capacidad superior: llevaremos una mochila de carga, o de 40-50 litros, para la travesía y aproximaciones, y en caso de ataque alpino, llevaremos esta mochila.
Para ello los nuevos modelos son realmente ingeniosos. Por ejemplo, la mochila Eghen 22, de Cassin, se pliega sobre si misma tras serle extraído el respaldo (que también se pliega), de manera que podemos llevarla en el exterior de la mochila grande. Al llevar portacuerdas, portapiolets, portacasco, daisychains, etc, nos servirá perfectamente el día de ataque.
Tanto las mochilas de alpinismo como las de escalada suelen llevar una anilla de enganche para poder ser remontadas con cuerda como un petate.
Son las más usadas y polivalentes. Algunas serán puramente para senderismo, otras bastante técnicas, cercanas a las de alpinismo, pero la gran mayoría serán algo parecido a una mochila de alpinismo en cuanto a portapiolets, portabastones, etc, pero sin la forma técnica estrecha que perjudica la carga de las mochilas de escalada.
Un mundo aparte. Como tal, le hemos dedicado un artículo especial:
Cómo elegir tu mochila o riñonera para carreras por montaña
Muchas mochilas de alpinismo y montañismo incorporan portaesquís. Sin embargo, aquí no nos referimos a ese tipo de mochilas, sino a unas específicas nacidas en los últimos años, y que satisfacen las necesidades tanto de competidores de esquí-alpinismo como de los esquiadores de travesía habituales, con salidas rápidas y ágiles.
Algunas son puramente competitivas, reducidas a la mínima expresión, otras más destinadas al free-ride, y otras al esquí de travesía. Este tipo de mochilas, salvo casos muy excepcionales, no supera los 30-35 litros de capacidad, y permiten cargar sonda, pala, esquís, etc.
Fabricadas en material resistente a fricción y agua, su uso se limita al barranquismo. Llevan agujeros de drenaje para que el agua evacue, y su diseño es especial para las necesidades de esta actividad; por ejemplo, los tirantes tienen apertura rápida, por si nos tenemos que librar en un remolino. Por estas cuestiones de seguridad, no es recomendable emplear para barranquismo otro tipo de mochilas.
Queremos nombrar este tipo de mochilas para montaña porque, si bien es evidente su uso, las preparadas para montaña cumplen unas normas de seguridad y protección sobre el bebé que nos permitirá realizar senderismo con ellos en la montaña de forma muy segura, y además llevan incorporado lugares de carga para el material que necesitemos.
Nos permiten vivir de forma segura momentos mágicos con nuestros pequeños, iniciarles en el asombro de las maravillas del mundo y la montaña.
No se trata de mochilas técnicas, sino de las clásicas mochilas de ciudad, para viajar, etc.
Sin embargo, ocurre que las de las marcas de montaña suelen estar fabricadas con los mismos requisitos de calidad que las de montaña, y con un buen respaldo.
Por eso, son polivalentes, y pueden usarse perfectamente para senderismo de día, etc, sobre todo aquellas de entre 25-35 litros.
Dependiendo de uso, las mochilas tendrán más o menos complementos. En los dos extremos tenemos las de senderismo puro, que quizás apenas incorporen unos portabastones, y las más técnicas con numerosos accesorios.
Si bien es conveniente no comprar una mochila con multitud de cosas que no vamos a emplear (porque eso supone cintas colgando que pueden engancharse, etc), la mayoría de mochilas de trekking y montañismo son un buen compromiso que nos servirá en casi todas las situaciones menos técnicas que vivamos ahora y en un futuro (portapiolets, portabastones, daisychains para material, etc.).
Aquí no nos referimos a las mochilas de hidratación, propias para ciclismo, trail running sin material, etc, sino a muchas mochilas de senderismo, trekking, montañismo y alpinismo que incorporan una bolsa interna en el respaldo para colocar el sistema, así como salida para el tubo, de manera que nos permitirán hidratarnos durante la actividad sin tener que detenernos ni quitarnos la mochila.
No es una característica específica de determinado grupo: encontraremos esta compatibilidad con sistemas de hidratación en mochilas pequeñas, mochilas de carga, de senderismo, de alpinismo, de esquí, de manera que quienes prefieran esta cómoda forma de hidratarse en la montaña, puedan contar con ella en todo momento.
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