Bianco Invisibile, 800m, 6c, M7, AI5, apertura invernal en Mont Blanc
Alpinismo y escalada invernal en la Aiguille Blanche de Peuterey. Apertura de Bianco Invisibile para Cazzanelli y Vidoni.
La pala y la sonda para avalanchas de nieve son elementos fundamentales obligatorios de seguridad. Aquí te explicamos todos los tipos, funcionamiento, ventajas e inconvenientes.
Cuando se habla de material para rescate en avalanchas, ése que toda persona que se adentre en la montaña invernal nevada debe llevar consigo, suele hablarse, principalmente de DVAs, los comúnmente conocidos como Arvas.
Quizás sea un error. Explicamos por qué pensamos así:
En la búsqueda de personas enterradas por una avalancha, el tiempo es vital. Debemos de trabajar con eficacia, según protocolo, y de forma rápida.
Y porque el tiempo es vital, las palas se han convertido en cruciales.
¿Por qué?
Así que, en muchos casos, el tiempo y esfuerzo mayor debe dedicarse a la labor de paleo que, de esta forma, se convierte en crítica.
Antes de hablar sobre ellas y las sondas, realzamos la gran importante de la formación antes de entrar al monte invernal nevado.
La seguridad invernal en la montaña pasa, fundamentalmente, por el conocimiento del medio nivoso y su comportamiento.
Por eso, antes de hablar de material, hay que tener claro que es fundamental formarse adecuadamente para poder adentrarse con seguridad en la montaña invernal.
¿Sabías que el 90 por ciento de los accidentes por avalanchas son provocados por el esquiador, grupo o montañero? Con las decisiones correctas, fruto del conocimiento y la experiencia, muchas situaciones en las que nos ponemos en riesgo serían evitables.
Por eso hemos publicado estos artículos sobre nivología que recomendamos consultar antes de cualquier salida o elección. Sirven como primera llegada a la nivología, pero cuidado: no suplen a la formación adecuada. Ayudan a iniciarse e ir entendiendo lo que significa la gestión del peligro y el riesgo en la nieve...¡y la importancia de formarse!
Sin embargo, si a pesar de todo acontece un accidente en alud, debemos estar preparados para solventarlo con el material adecuado. Un material que se puede concretar en:
En este artículo vamos a hablar sobre los 2 primeros elementos, pala y sonda; las mochilas Airbag y el ARVA tienen su artículo específico:
La pala siempre ha sido importante. Pero, al convertirse en fundamentales en la ecuación del tiempo, y ante los problemas que algunos modelos daban, la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo) decidió intervenir y crear un estándar.
Después de varios años de trabajo, en mayo de 2018 salió por fin la norma UIAA-156, que especifica los requerimientos mínimos que deben cumplir las palas de rescate en aludes para ser homologadas.
Para recibir la acreditación, debe demostrarse que se cumple en un laboratorio europeo acreditado por la UIAA. Indica principalmente:
Sobre el último punto, la norma dice que:
De momento, no. La etiqueta UIAA garantiza que, las palas que la llevan, tienen una fiabilidad máxima. Pero la UE aún no ha sacado su norma.
Con esta homologación ocurre una cosa: en el pasado, y hasta no hace mucho, había palas en el mercado casi inútiles. En aras de una ultraligereza, y en aras de ocupar poco espacio en la mochila, había modelos, principalmente plásticos que, en realidad, no deberían haber existido.
Una ejemplo cuando el fatídico y recordado alud de Garmo Negro a comienzos del siglo XX, la pala más vendida del momento, plástica, de una gran marca, resultó inútil. No soportó el peso de la nieve húmeda de primavera, tan diferente al invierno alpino en donde se habían probado, y varias se rompieron. Las personas que se salvaron fue por otras palas que porteaban parte de quienes no fueron alcanzados.
Hoy en día, entre las marcas más punteras, es muy difícil encontrar una pala inútil, como algunas han existido. Pero sí que pueden encontrarse palas no homologadas.
No quiere decir que no puedan usarse; en muchos casos, si elegimos entre los modelos de quien fabrica con garantías, la diferencia estará en un mango y una pala algo menores, algo que puede ir mejor a personas con menos fuerza, pero no habrá diferencia en la resistencia ni en la ergonomía.
En cualquier caso, priorizad siempre una pala homologada, y evitad palas no homologadas de dudosa procedencia.
Sobre lo anterior, hay que decir que, determinadas personas, por su tamaño y fuerza, pueden preferir una pala un poco más pequeña, si no pueden manejar con soltura la carga que gestiona en cada palada una de mayor área.
Hay que encontrar un equilibrio entre peso, volumen y prestaciones, y salvo motivo muy firme, cumplir la norma UIAA en este aspecto. Pensemos que un aumento de tamaño de 5x5 centímetros puede llegar a darnos un 20 por ciento más de eficacia. Cuando necesitemos la pala, nos puede dar un tiempo precioso. Si nos excedemos en minimizar el peso y el tamaño, perdemos prestaciones vitales.
Algo importante: en tiempos en los que el minimalismo ha alcanzado de lleno a los esquiadores de travesía, tenemos que pensar que, en algunas mochilas especialmente pequeñas, quizás no pueda portearse una pala grande. Si no puedes portearla bien, elige otra mochila, no otra pala.
En realidad, el problema de las palas es más de volumen que de peso; con los actuales materiales este puede rebajarse mucho, pero eso sí: ocupan un espacio notable.
Todas las palas tienen un sistema de plegado o de desmontaje para su traslado.
Lejos quedan los tiempos de palas de plástico para esquí de travesía. Se rompían con facilidad. Una pala metálica era pesada, y por aligerar se usaban las primeras que, a la hora de la verdad, como hemos dicho antes con el ejemplo del Garmo Negro, eran muy susceptibles al fallo.
Con las modernas aleaciones de aluminio, el peso de una pala de nieve es muy contenido, y prácticamente todas se fabrican con este fiable y resistente material.
En realidad, la capacidad de evacuar nieve no se obtiene solo del largo por ancho, sino del “cubo” que se forma con la elevación de la parte trasera y los laterales. Las palas planas han pasado a la historia, y hoy sus formas, como puede verse, están optimizadas al máximo, y son capaces de mover buenos volúmenes de nieve por palada.
Algo a tener en cuenta: puesto que es posible que nos ayudemos con el pie al clavar, es mejor que el filo superior de la pala sea recto.
Ocurre que la tendencia de la pala cargada de nieve será volcar hacia los laterales. La forma de compensar el giro es con un buen agarre de empuñadura...y con un mango ovalado, u otra forma no redonda. Así, al agarrarlo no gira en nuestra mano.
Una empuñadura en D es algo mejor que una en T. Aunque este tipo de empuñaduras, hoy en día, son muy ergonómicas y agarran muy bien. Una vez más, valoraremos el espacio-peso hasta encontrar el equilibrio con las prestaciones.
Es interesante que el mango sea telescópico y se adapte a todas las situaciones.
Como hemos comentado, todo esto está indicado en la homologación.
Algunas palas doblan como azadas. Son las más polivalentes, y las que más pueden facilitarnos el trabajo y el tiempo.
Hay palas específicamente diseñadas para ser empleadas con un piolet como mango. Incluso se venden conjuntamente. El pico del piolet incorpora funda, de forma que se emplea como empuñadura de la pala.
Las palas que incorporan agujeros, además de aligerar peso, sirven para ser empleadas como anclas de nieve. En caso de duda, o si queréis saber por qué son importantes los agujeros para funcionar correctamente como ancla de nieve, os recomendamos nuestro artículo Cómo elegir tus anclajes, tornillos y accesorios para nieve y hielo.
Tendremos que buscar nuestro equilibrio entre el minimalismo y la eficacia, pero siempre recordando que, en estos momentos, la pala quizás sea el elemento más importante en cuanto a algo tan crítico como el tiempo de rescate en avalancha. La norma UIAA, en cuanto a tamaño y resistencia, debe ser nuestro referente.
Una pala grande, con mango telescópico y en forma de D, con empuñadura también en D, es la mejor opción.
Suelen fabricarse en 3 materiales: carbono, aluminio y acero
La longitud es fundamental. A pesar de que puedan encontrarse de menor metraje, la mínima debe ser de 240m. A partir de esa longitud permite encontrar a personas enterradas bajo gruesa capa de nieve.
Es muy importante que la sonda esté graduada, de manera que podamos saber la profundidad exacta a la que se encuentra la persona. Básicamente porque eso nos dirá en donde empezar a cavar: si está, por ejemplo, a 2 metros, tendremos que descender ladera abajo 2 metros verticales y empezar a cavar en horizontal; si caváramos en vertical, desde el punto en el que hemos clavado la sonda, encontraríamos a la persona, pero después no podríamos salir del agujero con ella. Todas las sondas que se venden en Barrabes están graduadas.
El número de segmentos también es importante: cuantos más sean, más cortas quedarán para el transporte, y más gruesas. Quienes lleven mochilas pequeñas deberán tener esto en cuenta.
A veces la diferencia está en los pequeños detalles. Por ejemplo, a la hora de montar los segmentos, tradicionalmente se tira de la sirga o cordino interior, se engarzan, y el nudo se engancha. Hoy en día existen sistemas de bloqueo del cordino más cómodos, el diseño de la punta de los segmentos es en embudo para facilitar la introducción, etc.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Bilbao, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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