Recordando a Kazuya Hiraide. Una vida explorando lo desconocido
Como homenaje y memoria tras su desaparición, recuperamos la entrevista que en 2022 realizamos al 3 veces Piolet d’Or Kazuya Hiraide
El sistema de 3 capas es la base para vestirse correctamente en la montaña: evacuamos la humedad, evitamos que llegue a nuestro cuerpo, y nos proporcionamos calor. Os lo explicamos.
Podemos situar el nacimiento del sistema de 3 capas, tal y como hoy lo conocemos, en 1986, cuando la marca noruega Helly Hansen propuso esta combinación como ideal para los montañeros y alpinistas.
Tres factores clave en el nacimiento fueron:
Hasta ese momento, las chaquetas impermeables no transpiraban, y por eso su uso era muy restringido y un verdadero infierno de sudor para quienes los empleaban en situaciones atléticas y en movimiento fuerte, como es el caso de los practicantes de deportes de montaña y al aire libre.
Era habitual, además, que la capa exterior tuviera relleno, por lo que el sistema era muy poco polivalente.
Es decir: necesita estar caliente y seco:
Resumiendo: además de protección, necesitamos tener el cuerpo todo lo seco posible, tanto de humedad exterior como interior, y una prenda que nos mantenga calientes evitando que el calor corporal se pierda.
La mejor solución a este problema la da el sistema de capas. Hay mejoras y avances en los materiales y el diseño, en los últimos tiempos ha cambiado por algo que podríamos denominar 2’5 capas, y que más adelante explicaremos, pero 3 décadas después sigue siendo la base del sistema empleado en la vestimenta outdoor y de montaña.
Explicamos el sistema básico. Después comentaremos algunas de las variaciones surgidas a lo largo de los años, adelantando que -en estos momentos- el sistema ha sufrido una profunda renovación.
Cómo elegir tu primera capa interior para actividades de montaña y esquí
Cómo elegir tu segunda capa para actividades de montaña y esquí
Cómo funciona la tercera capa para actividades de montaña y aire libre
Según la necesidad calorífica, elegiremos una u otra primera y segunda capa.
A fecha de hoy, el sistema ha cambiado mucho, y rara vez encontraremos 3 prendas a la manera tradicional. Si bien la primera capa permanece bastante inalterada y la 3ª ha cambiado poco, la forma de emplear las segundas capas ha sufrido una pequeña revolución:
¿Qué es lo que ocurría?
Las segundas capas -en aquel momento básicamente forros polares o prendas gruesas elásticas- tenían una buena capacidad calorífica, pero no protegían del viento, y no eran tan resistentes a roces como los hardshells (terceras capas) técnicos.
Además, estas capas no tenían ninguna resistencia a la humedad, por lo que en el momento en el que la nieve, la lluvia por suave que fuera, etc, aparecía, teníamos que colocarnos la tercera capa.
En muchas ocasiones (por ejemplo, con lluvia fina con poco frío), esa tercera capa aumenta nuestra sudoración y nuestra incomodidad. Y con lluvia fina, o nieve poco húmeda, no se necesita la alta protección que la 3ª capa ofrece. (Los hardshell transpiran, pero -como explicamos en este artículo sobre las membranas tercera capa, que os recomendamos leer- no hacen milagros.)
Primero se crearon prendas cortavientos, pero no eran la mejor solución, por su rigidez y poca transpirabilidad. Tal y como eran en ese momento, ya no se fabrican.
Así que se investigó para crear los materiales que permitieran fabricar una segunda capa cómoda, resistente, elástica, y con mediana protección contra la humedad, que pudiera usarse junto a la 1ª capa -sin tercera- en circunstancias que, en ese momento, obligaban al uso de un hardshell (nieve, lluvia fina, viento, situaciones de actividad con roce como el alpinismo o la escalada, etc.)
Habían nacido los softshell. Fueron una excelente aportación al sistema, que sigue siendo muy utilizada. Después surgieron variantes, como terceras capas softshell.
Una combinación recomendable es un softshell con una chaqueta tercera capa ultraligera, que llevaremos en la mochila para los casos extremos en la que la necesitemos.
Hay que decir que su uso se ha restrigido por el empleo de las chaquetas con relleno que vamos a explicar ahora. Sin embargo, en momentos de mucho roce y de necesidad de gran resistencia, como en el alpinismo, siguen funcionando muy bien.
Otro asunto son los softshells finos. Se emplean mucho fuera de los meses fríos y son algo así como "la chaqueta de entretiempo de la montaña".
En estos momentos, las chaquetas polivalentes ligeras rellenas de fibra o pluma tienen un uso muy extendido, hasta el punto de que son casi la norma. Hoy en día hay chaquetas de pluma con tratamientos que las hacen muy resistentes a la humedad.
Su diseño permite que, bajo la tercera capa, funcionen como una segunda, pero también se emplean como chaqueta calorífica exterior, sin tercera capa.
¿Sus ventajas? Más polivalentes, pero sobre todo más ligeras que un forro grueso. Para la misma capacidad calorífica, su volumen comprimido dentro de su bolsa es mínimo y su peso es inferior, una buena ventaja a la hora de llevarlas en la mochila, de que un escalador o alpinista lleve la bolsa colgada en el arnés para usarla en las reuniones, etc.
Especialmente las rellenas de fibra, que aguantan mejor la humedad, con sus tratamientos externos, pueden usarse como tercera capa. A esto ayuda su buena resistencia al viento.
Con el empleo de estas prendas, se ha creado algo que podríamos denominar “el sistema de 2’5 capas”, sobre todo para actividades atléticas como esquí de travesía, alpinismo rápido, etc:
En caso de necesidad, una tercera capa impermeable-transpirable, bien encima de la doble 2ª capa, bien sustituyendo a una de las dos “segundas capas”.
Todo ello puede complementarse con una capa de mayor abrigo de fibra o pluma para las paradas, etc.
Si bien suelen usarse 3 capas combinadas entre sí, en situaciones de frío intenso puede añadirse una capa calorífica extra al sistema, como una chaqueta de plumas o fibra, que puede ser clásica, de mayor grosor, o puede ser una de las comentadas anteriormente.
Algunas de estas prendas están entre la chaqueta fina segunda capa y la gruesa tradicional y se emplean indistintamente como hemos explicado en el apartado anterior o como explicamos en éste.
Las chaquetas rellenas de fibra o pluma pueden ser usadas como "chaqueta de aseguramiento", al "estilo Chamonix". En las paradas, en momentos de frío, se colocan encima de lo que llevemos, incluso de la tercera capa impermeable y transpirable. Es un uso que cada vez ha ganado más adeptos, porque permite alternar la ropa adecuada para la actividad con la empleada para paradas y frío en un instante y cuantas veces se necesite.
Por supuesto, las chaquetas finas comentadas en el apartado anterior también admiten este uso.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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