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Cómo lavar tu material de pluma. Mantenimiento y precauciones

El lavado de nuestras chaquetas o nuestros sacos de plumas es un proceso delicado y largo en el que, además, se pueden cometer errores fatales. Sin embargo, siguiendo las indicaciones que te vamos a ofrecer vas a poder disfrutar de un material con las mismas prestaciones que cuando era nuevo y así alargar la vida de tus prendas en las mejores condiciones. Te invitamos a perder el miedo al lavado de la pluma con estos consejos.

The North Face
La ropa de pluma: hay que cuidarla tan bien como ella nos cuida a nosotros. Foto: The North Face.

Dice el refrán castellano que “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”. No sabemos si la sabiduría popular en este caso se puede extrapolar al mundo de la montaña, pero sí que podemos afirmar que la primavera es buena fecha para limpiar y recoger nuestra prenda de abrigo por excelencia: el material de pluma. Si así lo consideras, te recomendamos en primer lugar que para recoger el material, lo hagas cuando este esté limpio y para ello te indicamos aquí cómo hacerlo del modo correcto.

En el final de la primavera y principio del verano se dan las mejores condiciones para lavar la prenda de pluma. La subida de temperaturas hace, por un lado, que ya no sea tan necesario llevar nuestro plumas en cada excursión en altura y, por otro lado, permite garantizar un secado correcto que, como verás enseguida, es el punto más crítico y necesario en el mantenimiento de la pluma.

El miedo a lavar las prendas de pluma

Tal vez hayas oído que no hay que lavar las prendas de pluma. Chaquetas que han perdido su capacidad aislante, sacos que se pudrieron, olor permanente a humedad… las experiencias terribles en los mentideros montañeros sobre material irrecuperable son muchas y variadas aunque, desgraciadamente, es probable que muchas de estas historias tengan su base de verdad.

Que un material tan necesario como una chaqueta o un saco de plumas sea a la vez tan delicado, hace que cualquier usuario trate de minimizar la exposición de estos productos a cualquier acción que pueda inutilizarlos o reducir sus prestaciones.

Lamentablemente para nuestros intereses como montañeros, el lavado es un proceso que ha acabado con algunas prendas de pluma en el pasado, pero que hoy en día, gracias a los nuevos sistemas de confección de la pluma y a la mayor información que existe sobre el mantenimiento de estas prendas, es más difícil realizar la limpieza de un modo erróneo.

El plumón es una materia prima de origen natural, concretamente ocas y patos, que entre sus múltiples virtudes podemos destacar su bajo peso, su capacidad de crear huecos de aire y su durabilidad. Sobre estas características hemos hablado largo y tendido en los artículos sobre pluma y sobre las comparativas entre pluma y fibra que hemos realizado y te invitamos a releer.

Entre los puntos débiles de la pluma, el que más nos importa es el de su mal funcionamiento en condiciones de humedad y, en el caso del lavado o la conservación húmeda, el de su putrescibilidad. En caso de ser mojada una prenda de pluma, el plumón de su relleno interior tiende a aglutinarse en grandes bolos o grumos, lo que genera un doble peligro para la durabilidad del material: esos grumos hacen que el plumífero pierda su capacidad de hinchado y evitan que la humedad que los ha formado desaparezca con rapidez, generando moho o acelerando la descomposición del plumón.

La necesidad del lavado y mantenimiento de las prendas de pluma

Las aves suelen realizar un acicalamiento exquisito de su plumaje para mantenerlo en perfecto estado. Aparte de por situaciones que como usuarios no nos afectan como la desparasitación, la socialización o el cortejo, la autolimpieza de las plumas de las aves mantiene el aislamiento térmico del ave que es la función para las que las utilizamos hoy en día los humanos.

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La pluma, aislante e hidrófuga gracias al acicalamiento de las aves.

La estimulación de la glándula uropígea permite la secreción de un aceite de acicalado que el ave extiende con su pico y cabeza por todo el plumaje. Ese aceite contiene elementos hidrofóbicos y antibacterianos que consiguen un excelente aislamiento y protección antiséptica frente a microorganismos y enfermedades.

Una vez que el plumón está en las prendas, este aceite necesario para seguir manteniendo sus prestaciones va desapareciendo progresivamente. La suciedad de las actividades en montaña y la acumulación de sudor y grasas corporales por el ejercicio físico colaboran a que el plumón, con la utilización y el paso del tiempo, vaya perdiendo sus prestaciones aislantes.

¿Cómo se previenen los problemas antes del lavado de la pluma?

Las prendas y sacos modernos de pluma ya tienen unos sistemas de construcción y unas tecnologías que permiten minimizar los problemas que conlleva empapar los rellenos de plumón. Los más importantes son dos: el primero es el la construcción por tabicado, confección de la prenda por el cual el plumón se distribuye en paneles independientes entre sí y que, además de permitir una distribución homogénea en la chaqueta o el saco, evitan la acumulación del relleno mojado y facilita su la separación de los previsibles grumos y su aireación.

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La segunda tecnología que evita los problemas que ocasiona el agua en el plumón son los tratamientos hidrófugos aplicados a la pluma, entre ellos el más conocido tal vez sea el NHD (Nikwax Hydrofobic Down, plumón hidrófobo de Nikwax) que permite proporcionar hidrorrepelencia al plumón, evitando la tendencia a acumularse y consiguiendo de este modo conservar la capacidad de hinchado.

Del mismo modo, la posibilidad de impermeabilizar un material que en origen no es hidrófobo si no es por el aceite de acicalado que se aplican las aves, permite dar una segunda vida a rellenos de plumón de prendas viejas, logrando el reciclaje de este material y creando prendas aún más sostenibles.

El lavado de las prendas de pluma: cómo realizarlo.

A estas alturas del artículo, esperamos haberte convencido de la necesidad de lavar tus prendas de pluma. Verás que, aunque hay que ser extremadamente metódico en el proceso de lavado y secado, el resultado es genial y permite prolongar la vida de tus plumíferos.

Precauciones previas

El proceso de lavado puede ser algo traumático para las prendas delicadas, por ello conviene ser muy cuidadoso y poner todos los medios para que el lavado sea beneficioso para la prenda y no al contrario.

Para ello, vigilaremos que la prenda no tenga ningún agujero por el que se pueda escapar la pluma. Normalmente, la existencia de alguna pequeña abertura en el tejido exterior se detecta rápido por la pérdida de plumón y se repara rápido, pero por si no lo has detectado ya que a veces esos pequeños daños son casi imperceptibles, te recomendamos que hagas una rigurosa revisión del tejido exterior y cosas o tapes de algún modo (a veces con cinta aislante suele ser suficiente) cualquier posible pérdida de plumón que encuentres.

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Es esencial vigilar y corregir que no existan puntos de pérdida de pluma

Revisa las instrucciones de lavado. Nosotros te vamos a ofrecer aquí unas generalidades que deberían de funcionar bien en todas las situaciones pero que, en el caso de prendas con mezcla muy diversa de materiales o para actividades muy específicas, puede tener mejores soluciones como el lavado en seco o la utilización de otros productos de limpieza diferentes a los que nos vamos a referir aquí.

No siempre, pero dependiendo del tamaño de tu lavadora o de la cantidad y volumen del material puede ser mejor opción lavar a mano que a máquina. Conviene que las prendas dentro del tambor de la lavadora se encuentren de un modo holgado por lo que, aunque sea más laborioso, suele ser una buena idea lavar los diferentes artículos de uno en uno.

Lavar sacos de expedición, voluminosos donde los haya, o aprovechar el lavado de todas las prendas de pluma de la familia o amigos suelen ser los principales causantes de decidir lavar a mano. En ese caso, necesitaremos un espacio suficientemente amplio para realizar todo el proceso; por cercanía, la bañera de casa suele ser el mejor lugar para lavar la pluma a mano.

Si vas a lavar tu material de pluma en la lavadora deberías tener precaución con los restos de detergente, suavizante o lejía de anteriores lavados. Todas estas sustancias son perjudiciales para la correcta expansión del plumón. Una cautela sencilla y eficiente es limpiar el cajetín o dar un ciclo rápido de aclarado a la lavadora antes de meter cualquier prenda de pluma.

El lavado de las prendas o sacos de pluma para montaña

Uno de los aspectos más importantes a la hora de lavar las prendas de pluma es el de la elección del jabón. Insistimos en lo de jabón, nunca detergente. El detergente convencional deja un componente tensoactivo sobre la prenda con una terminación hidrófila (atrae la humedad) que no conviene para el correcto hinchado de la pluma.

En el caso del plumón es esencial el uso de jabón especial para prendas delicadas y algunas marcas distinguen entre máquina o a mano. Nosotros recomendamos la utilización del limpiador Down Wash de Nikwax, ya que además de tremendamente bueno, es específico para pluma, reactiva la hidrorrepelencia del plumón y respetuoso con el medio ambiente.

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Antes de lavar la prenda puedes aplicar una pequeña cantidad de jabón en alguna mancha o en zonas proclives a la suciedad, como el cuello o los puños. Pon la prenda del revés, lo de dentro hacia afuera, y vigila que no haya nada en lo que se pueda enganchar. Cierra las cremalleras y destensa los cordones de ajuste y los velcros.

Si vas a lavar las prendas a máquina, elige un ciclo de lavado automático para prendas delicadas. Es importante lavar las prendas con agua fría o, al menos, que la temperatura del agua no sea superior a 30ºC, preferiblemente con doble aclarado y que en ningún caso se centrifugue a más de 400 revoluciones por minuto.

Si has pensado lavar tu saco o tus prendas a mano, utiliza igualmente agua fría, calcula la dosificación correcta y frota de un modo muy delicado las prendas dentro de la bañera o el recipiente que hayas decidido utilizar. Vacía el agua con el jabón y aclara con agua corriente de un modo insistente pero cuidadoso hasta que no salga espuma.

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Lavado de la prenda. Un proceso tan necesario como delicado.

Tanto a mano como a máquina, no te pases con la dosis de jabón. Puedes dejar restos en la prenda o tardarás más tiempo en aclarar el plumífero, además de ser un gasto innecesario de jabón y agua.

El secado de las prendas o sacos de pluma

Cuando saques tus otrora lustrosas chaquetas de pluma de la lavadora y veas su estado mojadas tal vez pienses que has tomado una de las peores decisiones de tu vida. Calma, vas en el buen camino aunque la imagen de tu prenda hecha un pingajo no te dé a entender lo mismo.

Si hasta ahora hemos explicado la importancia de hacer todos los pasos de un modo especialmente cuidadoso, al llegar al secado tenemos que ponernos aún más insistentes en este aspecto.

Que una prenda de pluma esté libre de cualquier atisbo de humedad es esencial para un correcto aislamiento de la misma. Recordamos de nuevo que una prenda de pluma húmeda deja de ser eficiente al incrementar enormemente su peso, anular su capacidad aislante y acelerar su degradación. Es por eso, que en el secado es donde más precaución vamos a poner de todo el proceso de limpieza.

En el caso del secado de la pluma, es en la secadora donde mejor se realiza por rapidez y practicidad, pero también se puede dar un buen resultado secándolo al aire libre, aunque exige un poco más de atención y trabajo.

Tanto si tu chaqueta o saco los has lavado en la lavadora como en la bañera u otro elemento análogo, si has seguido nuestras indicaciones de aclarado y ausencia de centrifugado (o centrifugado muy suave) el material saldrá muy mojado, literalmente chorreando.

Una vez terminado el lavado, comprime muy suavemente para escurrir el máximo de agua. No retuerzas la prenda, simplemente presiona con delicadeza en toda la superficie del plumífero hasta conseguir extraer toda el agua posible. Coloca el saco o chaqueta en una toalla grande o en una funda impermeable para trasladarlo a la secadora, al tendedero o al lugar donde vayamos a realizar el proceso de secado.

En secadora:

Por comodidad, resultado y rapidez, es la mejor opción. Selecciona un ciclo lento y sin calor y saca la prenda o saco cada 20 o 30 minutos. Remueve la prenda para permitir una perfecta redistribución del plumón por cada uno de los tabiques y repite el proceso todas las veces que sea necesario. Las primeras veces, mientras está mojada, hay que agitar y remover la prenda con mucho cuidado; según se va notando más seca, ya se puede hacer de un modo más vigoroso.

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Grumos de plumas durante el secado. Inevitables, pero hay que eliminarlos. Foto: Rab.

Meter dos o tres pelotas de tenis limpias en la secadora ayuda a que el reparto de la pluma sea más eficaz y nos ahorre algo de trabajo en la redistribución manual que, aún así, vamos a estar obligados a hacer.

Llegará un momento en el que toquemos la prenda y creamos que ya está seco. Pues bien, es casi seguro que el interior sigue húmedo, aunque tú no lo aprecies al tacto. El proceso de secado de la pluma en secadora dura unas 3 horas para prendas pequeñas y de unas 5 horas para grandes sacos. Normalmente, es el hinchado natural el que nos confirma el secado completo de la prenda.

Secado al aire:

Elige bien el lugar donde vas a secar tu plumas. Es esencial que sea un sitio muy ventilado, sin sol directo y con una superficie plana para colocar el material en horizontal. Bajo ningún concepto debes tender colgado tu saco o chaqueta de plumas, ya que el resultado será una acumulación del plumón mojado que implica los problemas de “grumos” anteriormente citados.

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Dos momentos del secado. A la izquierda, prenda casi seca con pocos restos de humedad. A la derecha prenda con acumulación de pluma que no puede expandirse.

Agita suavemente la prenda o saco periódicamente para redistribuir el plumón de un modo uniforme, colocando cada vez de un lado la prenda. Como el secado al aire es más lento que en la secadora, no es necesario hacerlo en periodos tan breve, pero sí que es obligatorio ser muy cuidadoso al realizar bien el proceso. Las primeras veces, cuando la prenda está más mojada, será más laborioso separar el plumón apelmazado. No desespereres, pellizca y separa esos grumos en la medida de lo posible, cuanto más seca esté la prenda más fácil será hacerlo y, a su vez, cuantos menos grumos de plumón haya, más rápido se secará la prenda o saco.

Dependiendo de las condiciones de humedad, temperatura y ventilación del lugar donde estemos haciendo el proceso de secado al aire, este se puede dilatar bastante en el tiempo; igualmente el tamaño de la prenda, así como el escurrido o centrifugado al que le hemos sometido cambia los tiempos de secado. Es difícil estimar unas horas exactas, pero prepárate para sobrepasar las 24 horas de secado al aire en condiciones normales.

Tanto si lo has secado en secadora como si lo has hecho al aire, te recomendamos encarecidamente que no guardes inmediatamente tu plumífero. Una acción muy recomendable es mantener la prenda durante al menos dos días en un lugar ventilado para estar seguros de que está bien seco antes de guardarlo.

Almacenaje

Jamás recojas tu plumas dentro de una bolsa de plástico ni comprimido durante largo tiempo. La situación ideal es mantener este material en un lugar espacioso y ventilado, aunque somos conscientes de la dificultad de conseguir esto, sobre todo en el caso de grandes sacos de expedición. Una bolsa de almacenaje de rejilla suele ser una opción adecuada y no especialmente cara.

Si por razones de espacio tienes que guardar tu plumas comprimido, deberás tener la precaución de sacarlo periódicamente y agitarlo y repartir la pluma al igual que se hace en el proceso de secado para que el relleno se distribuya bien por todos los paneles evitando la formación de puntos fríos.

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Comprimir un saco de pluma debe ser algo reservado solo al transporte del mismo.

Si por razones de compactación o de humedad se han formado los temidos bolos o grumos, a veces es suficiente con tener algo de paciencia y pellizcar y separar el plumón allí donde se haya acumulado. En casos graves, cuando hay muchísimos bolos de plumón, suele ser más eficaz lavar la prenda o probar a meterla en la secadora con las pelotas de tenis para ver si de ese modo se reparte mejor la pluma.

Resumen

El lavado de los plumíferos es un proceso que, por laborioso y delicado, se suele ignorar absolutamente o procrastinar sine die. Sin embargo, si lo que queremos es conservar un material tan necesario en perfectas condiciones, nos veremos obligados a proporcionarle un mínimo mantenimiento.

Utilizar un jabón especial y un cuidado exquisito durante el lavado, aclarado y sobre todo durante el secado son unos requerimientos bastante asumibles para las ventajas que vamos a apreciar cuando volvamos a usar la chaqueta o saco de plumas.

Te invitamos a perder el miedo al lavado de estas prendas porque estamos seguros de que el resultado te va a sorprender.

Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.

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