Mingma G, primer nepalés en conseguir los 14 ochomiles sin oxígeno
Primeras cimas de la temporada en Shisha Pangma. Mingma G, 14 sin O2.
La Compañía de Guías de Chamonix publica un comunicado sobre la nueva normativa de acceso al Mont Blanc que se ha aprobado por ley.
Se suma a las medidas antimasificación que hace 2 años aprobó la alcaldía de Saint Gervais, por las cuales solo es posible acceder a la vía normal si se dispone de reserva en alguna de los refugios de la ruta, reduciendo a 264 las personas que pueden estar a diario en la montaña, guías incluidos, con prohibición de pernocta en el abrigo Wallot, que queda para situaciones de emergencia.
En un principio, la nueva ley no prohibía, sino que autorizaba. Es decir, listaba las 3 únicas actividades permitidas en la alta montaña del macizo: alpinismo, esquí de travesía, y parapente. También se hablaba, sin concretar, de limitación a 3 de miembros de una cordada, de limitación de edad, de material necesario, y había rumores sobre vivacs y posibles desviaciones de ruta.
Algunos de estos rumores se confirman, como los referentes tanto a vivac y acampada como los de material obligatorio (que será comprobado persona a persona que suba), y sobre todo, a modificaciones de itinerario, con prohibición de desviarse de la vía normal para quien ascienda por ella. Ahora, la Compañía de Guías de Chamonix lanza un comunicad -firmado por Jean-Philippe Couttet, Guía de Alta Montaña y Presidente de la Caja de Socorro de la Compañía de Guías de Chamonix, y de Ulysse Robach, miembro del Grupo Joven de Alpinismo del Mont Blanc- mostrando su preocupación, al considerar que la norma choca con las decisiones que el guía titulado está facultado y obligado a tomar en la montaña para garantizar la seguridad de la cordada.
El comunicado es muy interesante tanto por lo que plantean como porque, para motivar sus razones, explican cómo nació el oficio de Guía de Alta Montaña tal y como lo conocemos actualmente, debido a un accidente que dejó claro que eran ellos quienes tenían que decidir en la montaña por encima de cualquier otra circunstancia.
La causa principal del accidente, según cuentan Couttet y Robach en el comunicado, “provino del vínculo de subordinación que entonces existía entre los viajeros y sus guías, cuyas prerrogativas se limitaban al rol de explorador. Sin autonomía en la toma de decisiones en ese momento, los guías y su líder, Joseph-Marie Couttet fueron llamados “cobardes” por el doctor Hamel cuando le alertaron del enorme riesgo de avalancha al que estaban expuestos. Contra su voluntad, los guías tuvieron que continuar hasta la cima. La ceguera de su cliente, una figura influyente en la corte del zar Nicolás I, hizo llorar a 3 familias.”
Esta circunstancia provocó gran revuelo, y Víctor Manuel I, rey de Cerdeña y duque de Saboya, ordenó que se diera una pensión a cada familia; éste fue el acto fundacional de lo que luego sería (y aún es) la Caja de Socorro de la Compañía de Guías de Chamonix. Un fondo que brinda apoyo a los guías heridos y a las familias de guías fallecidos.
Los autores afirma que “la Compagnie des Guides de Chamonix está encantada de haber participado en la consulta pública del proyecto de decreto prefectural para proteger el habitat natural del Mont Blanc, un proyecto esencial, un paso adelante hacia la protección de un medio ambiente único (…). Este decreto es una oportunidad real para que la Compagnie des Guides de Chamonix continúe con sus compromisos hacia una práctica mas sostenible."
Y es que, según el comunicado, "la comunidad de guías de los valles adyacentes al Mont-Blanc, del Valais suizo, de la Val d'Aosta italiana, del Val Montjoie y del Valle del Arve, comparte fuertes valores alpinistas reconocidos como Patrimonio Cultural Inmaterial del UNESCO en 2019. Centinelas de un espacio cambiante en la era del cambio climático, son estos profesionales los que todos los días del año conciencian a sus clientes de la belleza de este entorno salvaje y frágil.”
Sin embargo, si bien acogen con satisfacción el esfuerzo por proteger este hábitat natural, y han colaborado en la fase pública de la ley, lamentan la falta de articulación entre estas cuestiones de protección medioambientales y el respeto por un patrimonio propio de la profesión de guía de alto nivel: “¿Por qué privar a la región del Mont Blanc y a toda una profesión de parte de su identidad?, afirman.
Esta identidad, que enlaza directamente con los prerrogativas que se ganaron tras el accidente de 1820, incide de forma muy importante en la seguridad: “los artículos 2.1.3 y 2.2.2, sobre el número de componentes de la cordada, la prohibición de vivac, el equipo técnico necesario y la libre elección de una ruta de ascenso privan a los profesionales de su autoridad, y de su experiencia en terrenos cambiantes y de riesgo”. Consideran que no puede existir aplicación rígida de un marco legal en un medio como la alta montaña, y que tiene que ser los guías quienes, según las condiciones, decidan ruta, objetivo, material, o incluso la necesidad de un vivac, para evitar volver a antiguas situaciones. “El poder normativo no puede en ningún caso sustituir a un análisis detallado sobre el terreno de las condiciones de ascenso el día de escalada, sin comprometer la seguridad de montañeros, guías y clientes”.
La gran pregunta que lanzan es la siguiente: “¿Quién será el responsable: el guía sobre el terreno o el estado ausente en ese momento? Nuestra mayor preocupación es la consecuencia que, en un futuro, la adopción de tales artículos pueda tener en la profesión de guías.”
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