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Las cimas mas altas de Groenlandia, Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia. Aventura en el Gran Norte.
Un reportaje sobre las montañas del gran norte. Que demuestra que lo importante es el camino y el cómo, y no los datos.
Lo escribe para Barrabes nuestro amigo José Mijares, que sigue en Noruega con su Artico Ice Bar.
El reportaje, como no podía ser menos, está dedicado a su inseparable Lonchas, uno de los aaamigos mas queridos por los lectores de Barrabes, protagonista de tantas aventuras árticas en nuestras páginas, y que el pasado año murió de viejecito.
Esperamos que lo disfrutéis. A quienes hacemos esto nos encanta. Una forma de entender y sentir la montaña muy cercana.
“Para Lonchas, que de todos mis compañeros demostró ser el mas fiel”
¿A quién no le gusta soñar con una lista de montañas, imaginar viajes a cimas remotas a lo largo y ancho de una región, un país, o el mundo entero?
En estos tiempos en los que el planeta se ha cerrado a cal y canto y un kilómetro a la redonda parece el cosmos, soñar es lo único que podemos hacer. Y eso que yo, instalado en el norte de Noruega, no me quejo: no me he visto obligado a confinarme, ni he debido pasar por cuarentenas.
Así que, a pesar de todo, he podido seguir -más o menos- viajando por mi región sin ataduras. Y seguir subiendo montañas.
Pero no he venido aquí para hablar de eso. La lista que os traigo es una a la que llevo dando vueltas desde hace tiempo. Una que yo no he completado aún, pero que con la ayuda de amigos “hemos” hecho entre todos, y que he decidido llamar la “Corona Nórdica”.
Básicamente se trata de subir la montaña más alta de cada país nórdico, pero hacerlo con estilo, buscando siempre el camino mas largo. Sin esa premisa las cimas de esta corona no valdrían gran cosa, por lo menos para mí.
Le pregunté a mi amigo Francesc Bailón, experto antropólogo y una autoridad en temas groenlandeses, si daría por valido el Gunnbjørn como cima más alta de Dinamarca, y recibí un NO rotundo por respuesta. Eso me pasa por preguntar.
Pero no estaba dispuesto a dejar que la realidad estropeara mis planes. Y además, tengo un amigo -y esto es lo mas importante- que subió esa montaña saliendo desde el mar, como los pioneros de los años 30.
Llegaron con el velero del explorador alemán Arved Fuchs, y en autosuficiencia a través del inlandis, Pablo Besser y sus dos compañeros subieron a la cumbre.
Un viaje muy intenso, siempre con el miedo a los osos polares. El gobierno noruego obliga a portar un rifle para defenderse en caso de un ataque, algo que, por suerte no ocurrió. También exigen el máximo respeto; normalmente un oso no va a atacar si no se le molesta, y a pesar de la obligatoriedad del rifle y la munición y las bengalas anti oso y demás, si alguien dispara a un oso, se va a ver en un serio problema legal si no demuestra su perfecto comportamiento y la absoluta necesidad.
Esta es una montaña que ascendí en bastantes jornadas saliendo con esquíes desde Longyearby, en el mar, en compañía de mi querido Lonchas, en un viaje suficientemente largo y original como para entrar en la lista con orgullo.
Fue una larga travesía de 1200 kilómetros que me llevó 67 días, 49 de ellos en noche polar. El Halti, pico muy remoto, no tiene aproximaciones cortas, pero es que además yo lo subí viniendo desde muy lejos, desde Murmansk, y en plena noche polar, también acompañado solo por Lonchas.
No solo subí a la cumbre; también hice la ruta circular de la montaña en un helado mes de enero, con escasísimas horas de luz y mucho frío. Y, una vez mas, con la sola compañía de Lonchas, que ascendía tras de mí aprovechando las grandes huellas que yo marcaba en la pared de nieve y hielo para facilitarle la subida.
La única vez que estuve en Islandia fue trabajando como guía turístico, y no vi la montaña ni de lejos, pero un amigo, Juan Diego Amador, la había subido y ha querido colaborar.
Y es que, en cuanto a la montaña, puestos a seguir criterios para hacer listas, me quedo con la filosofía de Ramón Portilla. Su lista está compuesta por las montañas mas bonitas del mundo, y su empeño es tachar de ella las máximas posibles. Las mas bonitas para él, claro. Argumento irrefutable.
La Corona Nórdica no llamará la atención por sus escarpadas cimas, ni por la dificultad de sus escaladas. Pero en donde no tenemos rival es en la belleza de los países que las acogen; ahí tenemos ganamos la partida sin discusión.
Esta es una lista heterodoxa de montañas para quienes no siempre siguen las reglas que imponen las modas, y buscan sus propias éticas en cuanto a las ascensiones y desarrollos. Para quienes el camino importa más que la cumbre, o dicho de otra manera: para quienes sin un camino repleto de aventuras no se toman la molestia de salir de casa.
Por eso esta Corona Nórdica admite muchas aproximaciones, y cada quien tiene en su mano abrir nuevas vías de acceso hasta la cumbre en compañía de un amigo, un perro, o el lucero del alba.
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