La vertiente de Rupal no es el sitio más sencillo para que una cordada intente una escalada ultraligera en estilo alpino. David Goettler y Benjamin Védrines han estado a punto de conseguir la cima.
David Goettler y Benjamin Védrines en Nanga Parbat. Foto: FB David Gottler
Los alpinistas David Goettler y Benjamin Védrines se han quedado cerca de conseguir su objetivo de escalar el Nanga Parbat por la vertiente de Rupal en estilo alpino y ligero, dándose la vuelta a 7.500 metros de cumbre debido al mal estado de Goettler. “No ha sido por la meteo, ni por las malas condiciones: nos dimos la vuelta porque yo tenía un mal día”, afirma el alemán.
Sin nadie más en la ruta, sin cuerdas fijas, sin huella, y con tan solo una cuerda de 60 metros para asegurarse, su experiencia le hizo tomar la decisión de dar la vuelta, ante la perspectiva de un peligroso descenso que, lejos de ser directo, obliga a una larga travesía arriba y abajo antes de enfilar hacia el lejano valle, 4.000m por debajo. “En esto radica la belleza de escalar en este estilo una ruta como ésta. Su belleza y su crueldad. Pero, como mi gran amigo Ueli Steck me dijo una vez: no seas épico”.
David Goettler y Benjamin Védrines en Nanga Parbat. Foto: FB David Gottler
A diferencia del mal día de David, Benjamin se sentía muy fuerte, y con claras opciones de subir a cima: “Le planteé que yo podía abrir la ruta hasta cumbre. Nuestros sueños de volar desde cumbre ya habían desaparecido, con el viento a 30 kilómetros por hora que había, pero yo seguía teniendo el de alcanzar los 8.126m de una cumbre como ésta en estilo alpino. Es tanto el esfuerzo para llegar aquí, con todo a favor. Pero David, tras analizar su estado, concluyó que estaba demasiado débil para continuar. Se conoce bien a si mismo. La impotencia se apoderó de mí. ¿Por qué hoy?”.
Son momentos de dudas: por un lado, la cercanía de cima; por otro, la integridad de la cordada: “Somos dos, atados juntos, en estilo ligero. Unidos y dependientes, con un destino común. Es en estos momentos cuando el lazo de la cuerda es tan cruel como lleno de significado. Un significado que llama a la compasión, a compartir el dolor, a sacrificar el ego”. Estas fueron las deliberaciones de Véndrines allí arriba.
Que no terminaron en ese punto. Al llegar a 7.100m, a su tienda, por su cabeza pasa la posibilidad de realizar un intento en solitario a la mañana siguiente: “Hablo con David al respecto. Me dice que puede continuar el descenso sin mí. ¿Qué hacer? La oportunidad está ahí, me siento capaz de ello. Pero la culpa se apoderó de mí, no podía ni imaginar dejar solo a mi compañero tanto tiempo. Salimos los dos juntos, volvemos los dos juntos. Me negué a seguir a mi egoísmo”.
Son las consecuencias de una forma ética y limpia de entender el alpinismo: “La aventura y el estilo alpino también son esto. No puedo ocultar mi dolor, tampoco puedo culpar a mi compañero David Goettler. Me han permitido observar mis contradicciones, mis defectos, mis pasiones, vivir todas las emociones sentidas en esta exigente vertiente de Rupal, que ha sacudido indeleblemente mis valores como montañero”.
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