Della Bordella, Cazzanelli, Schüpbach y Welfringer, al Ogro

El Baintha Brakk, también conocido como el Ogro, legendaria montaña de Pakistán, va a ser intentada por Matteo Della Bordella, François Cazzanelli, Silvan Schüpbach y Symon Welfringer esta temporada.

Zonas altas del Ogro, Baintha Brakk. Foto: Thomas HuberZonas altas del Ogro, Baintha Brakk. Foto: Thomas Huber

El Ogro, o Baintha Brakk, es una gran cumbre de 7.285m situada en la región del Pammah Muztagh, en el Karakorum central. Su dificultad técnica es altísima, su riesgo no es menor y, además, se suma a que está situada en el que quizás es el lugar del Karakorum con mayores tempestades, cercano al Ice Lake.

No es de extrañar que hayan sido más de 20 las expediciones que lo han intentado, con algunos de mejores alpinistas del mundo en ellas, y que su cima solo haya sido alcanzada en 3 ocasiones: la legendaria de 1977, a cargo de Chris Bonington y Doug Scott, la 2ª en 2001 a cargo de Thomas Huber, y la tercera, en 2013, para Hayden Kennedy y Kyle Dempster.

Ahora va a ver un nuevo intento a cargo de un potentísimo grupo compuesto por los italianos Matteo Della Bordella y François Cazzanelli, el suizo Silvan Schüpbach y el francés Symon Welfringer. La expedición cuenta con el apoyo del Club Alpino Italiano, quien nos facilita la información.

“Para mí este proyecto representa una evolución para mi montañismo, un siguiente paso. Es como un Cerro Torre a gran altitud. Una de las montañas más fascinantes que existen en la tierra”, afirma Della Bordella.

Está previsto que lleguen al campo base el 27 de junio. La aclimatación será hasta el 10 de julio. Tienen hasta 29 para poder intentarlo; son 19 días y, en la zona, 19 días de mal tiempo no es algo excepcional. Pero, si se puede, lo intentarán.

1ª escalada al Ogro, 1977. Una increíble historia de supervivencia

El 13 de julio de 1977, los británicos Chris Bonington y Doug Scott alcanzaban por primera vez en la historia los 7.285m de la cima del Baintha Brakk.

Los últimos 100 metros de la escalada fueron a través de una pared vertical que, comenzando el descenso, tenían que rapelar. Y en este rápel Scott tuvo un accidente de resultas del cual se partió las dos piernas, además de perder su piolet y su máscara de ventisca.

Lo que les quedaba por delante parecía imposible: descender hasta el campo base, en una montaña así, con uno de los miembros de la cordada arrastrándose sin poder emplear las piernas, y con un solo piolet.

Un descenso largo y técnico descolgándose y gateando, aguantando el frío y el dolor, que, además, se vio complicado porque una gran borrasca les mantuvo en una cueva de nieve durante 2 largos días sin poder salir. Esto provocó una neumonía a Bonington, que le dejó extremadamente debilitado, agravada la situación porque, en una caída, se partió dos costillas.

El tiempo pasaba y, ante la ausencia de noticias, sus compañeros les dieron por muertos. Una semana después, cuando ya iban a abandonar la montaña, lo que, aunque hubieran podido descender, habría supuesto el fallecimiento de Bonington y Scott, de repente, como una aparición, vieron llegar arrastrándose a sus dos compañeros.

Aún hubo que esperar en el base largo tiempo a que vinieran a rescatarlos. Pero se habían salvado, protagonizando una de las grandes gestas de supervivencia de la historia del alpinismo.

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