Refugio de Estós, en el valle de Benasque. Foto: FAM
Comienza a verse la luz al final del túnel en el confinamiento pero, de momento, sigue sin estar claro qué actividades, cuándo, y dónde, van a poder realizarse en la montaña según la fase de desconfinamiento.
Nos hemos puesto en contacto con representantes federativos pero, de momento, y en espera tanto de la publicación de la orden, como de informaciones confirmadas directas por parte de representantes institucionales autorizados, no se puede afirmar nada con seguridad.
Aprovechando al conversación, en la Federación aragonesa nos han informado sobre un concurso que acaban de lanzar. A lo largo de ocho semanas sortearán pernoctas para dos personas, libros y mochilas entre quienes compartan en sus cuentas en Facebook o Twitter una imagen de uno de los refugios de montaña de la FAM con el hashtag “#GanasDeRefugio”.
Con la elección de este tema, la FAM quiere reivindicar el trabajo de los guardas que siguen cuidando las instalaciones, animar a todos los aficionados que siguen esperando volver a visitarlos y seguir promocionando las actividades de montaña. La importancia de los refugios, que como explicamos mas adelante en el artículo, cumplen funciones fundamentales que van mucho más allá de la pernocta y alimentación de quienes usan sus servicios, requiere en este momento el apoyo de todo el colectivo.
Y es que una de las cosas que mas preocupa a las federaciones es la situación de los refugios de montaña dependientes de las mismas. Según nos comenta Sergio Rivas, responsable de refugios de la Federación aragonesa, “por los servicios de seguridad y medio ambiente que dan, si la gente va a poder salir a la montaña, de una manera u otra tienen que estar abiertos. Y por su especial situación (son servicios públicos, pero en global se autofinancian, sin pérdidas ni beneficios), si no abren este verano, el futuro es complicado.”
Estos últimos días, los responsables federativos de refugios de las diferentes comunidades han mantenido reuniones telemáticas para hablar del problema.
- Por un lado, tienen claro que será difícil abrir con total normalidad unas instalaciones en las que, en la mayoría de casos, se duerme en habitaciones compartidas.
- Por otro, si se permite, como parece evidente si todo va bien, la salida a la montaña, su apertura es necesaria por motivos de seguridad y protección del medio
- Y por otro, como nos comenta Sergio Rivas, por su especial sistema de funcionamiento, es problemático su futuro si, de una forma u otra, las y los montañeros no acuden a ellos este verano. Sería una pena ver un servicio público tan querido por la comunidad en esta situación.
Por ello, están pensando en cómo poder dar servicio, de una u otra manera, en estos próximos tiempos.
Como ocurre con otros profesionales de la montaña (guías, empresas de turismo activo, etc), y con tantas personas implicadas en el turismo activo y de naturaleza (turismo rural, albergues, hoteles, tiendas, productores locales de proximidad, etc), hasta que no se conozca al detalle lo permitido en cada fase es difícil pensar en cómo van a poder trabajar.
Gestión, funcionamiento y funciones. Unas palabras en favor de los refugios de montaña
A pesar de su fama, y de su uso, no es muy conocido el funcionamiento real de los refugios guardados de montaña en la mayoría de comunidades autónomas del país.
Sobre ello, os recomendamos leer la entrevista-río que realizamos hace unos años a Modesto Pascau, entonces gerente de PRAMES y responsable de refugios de la Federación Aragonesa de Montañismo.
La entrevista se realizó por un motivo concreto: el nuevo alud que afectó a parte de la estructura del refugio de Respomuso. La conversación tenía por objeto clarificar lo referente al cierre invernal del refugio del valle de Tena, pero finalmente se convirtió en un interesantísimo viaje por la historia de manos de un testigo de excepción en primera línea de la evolución de los refugios y las prácticas del montañismo en nuestro país en el pasado medio siglo.
En ella Modesto explica las razones como ecológicas que han hecho que los refugios, hoy en día, sean lo que son. Funcionamiento de los refugios, funciones medioambientales, etc.
Básicamente, en la mayoría de Comunidades, los refugios son bienes públicos construidos con dinero público, pero su gestión compete a las Federaciones de Montaña de cada Comunidad Autónoma.
Con la gestión de los guardas que ganan la contrata se pagan todos los gastos del mismo, incluyendo sus sueldos. En realidad, suelen gestionarse en conjunto: algunos más transitados tienen beneficios, con lo que se cubre las pérdidas de otros, y los beneficios del verano permiten mantenerlos abiertos en invierno.
Como dice en la entrevista Modesto: ”A nivel de la Federación cuadramos las cuentas. Beneficios no dan, eso sí, ni es su objetivo, pero tampoco pérdidas. Me gusta recalcar esto, porque pocos bienes públicos deportivos que se consideren necesarios en este país se autofinancian, sin dar ni beneficios ni pérdidas. No hay ni un solo polideportivo, nada, que lo haga.
Esto obligó a cambiar el sistema de refugios. Tenemos que cuadrar las cuentas, pero los precios tienen que ser muy contenidos, y con descuentos a federados. Eso es algo básico, así que con el precio no podemos jugar. Por eso, cuando diseñamos los refugios y hacemos los estudios de viabilidad, para que cuadren hay que modificar el tamaño pensando en la pérdida invernal.
A veces se dice que son grandes... pero los diseñamos de 80 plazas porque si fueran de 40, aunque en verano llenaran, no cubrirían los gastos del invierno, ni las pérdidas de los menos usados, igualmente necesarios.
Sobre las funciones de los refugios, van mas allá de la simple pernocta y manutención de montañeros. Entre ellas, fundamentales, están las de seguridad (y apoyo a los cuerpos de rescate), meteorológicas, nivológicas y, muy importante, de protección al medio ambiente. Modesto lo explica:
“Quiero recordar y reseñar, por ejemplo, que las primeras depuradoras de todo el Pirineo aragonés estuvieron en los refugios, antes que en ningún pueblo.
Por eso nuestros refugios, además de ser punto de alojamiento de montañeros, de asistencia a pastores, a grupos de rescate, también son un punto de depuración de residuos en la alta montaña. El que una zona muy atractiva deportivamente hablando careciera de un refugio con esta función, o que no llegara a abarcar de forma razonable la demanda de montañeros, generaría evidentes problemas, entre ellos ecológicos.
A veces se oyen opiniones sobre los refugios... que si llevan a la gente a la montaña, efecto llamada, que si un edificio crea un problema ecológico, algunas denominaciones peyorativas... sinceramente, creo que son opiniones de quien no ha analizado la problemática en su conjunto, y ve el asunto con la perspectiva de unos tiempos que ya no existen.
Imaginemos que no existiera Góriz. ¿Seguirían yendo miles de personas a Monte Perdido cada año? Sí. Puede que menos (no muchas menos), pero seguirían siendo miles. Los tiempos han cambiado, y hay que entender que la naturaleza y la montaña, hoy en día, y por suerte, son valores comunes de la sociedad, ya no son algo minoritario. Esto, que en un principio es bueno, tiene contrapartidas, principalmente con respecto a la presión ecológica en el medio, que obligan a tomar medidas.
Además, la montaña, por las comunicaciones, -todo el mundo tiene vehículo, excelentes autovías, etc-, está mucho más cerca que antes de los grandes núcleos urbanos, y son cientos de miles los ciudadanos que pueden acudir a ella en cualquier momento, casi cualquier fin de semana, no es una “expedición” puntual el ir, como podía ocurrir antes.
Muchas más personas valoran la montaña, y ésta es mucho más accesible desde su casa para ellos que lo era para los pocos que iban antes.
Con estas condiciones, sin control, sin punto limpio, sin servicios, se crearía un problema ecológico de envergadura... por ejemplo, son miles de personas realizando sus necesidades en la alta montaña, de forma dispersa, en una zona concentrada y pequeña.
En respuesta a esta nueva situación, un refugio como Góriz, por seguir con el ejemplo, soluciona ese problema. Es un punto limpio en la montaña, no disperso, que además depura los residuos orgánicos humanos, y concentra la presión nocturna que de otra forma afectaría a toda una amplia zona dentro de un Parque Nacional.
Esto puede parecer menos romántico que poner unos cuantos refugios libres pequeñitos, más otro montón de gente a su aire, pero el romanticismo y la ecología a veces tienen intereses contrapuestos, y ecológicamente es mucho mejor un punto limpio de concentración, como lo es un refugio guardado preparado para serlo.
Es posible que en tiempos, cuando a la montaña iban sólo unos pocos, un refugio fuera un lugar, como su propio nombre indica, sólo de refugio. Pero hoy esos pocos son miles, y el refugio tiene que responder, además, a otras necesidades, y a todo un conjunto de normas legales de funcionamiento. Lo referente a cocina, seguridad, aseos, enfermería, lugar de pernocta de los guardas, etc, viene marcado por ley, no es elección.
Eso es importante de destacar... los refugios, hablo por Aragón, son la respuesta a unas necesidades nuevas que no pueden eludirse, y para las que no sirven las viejas soluciones.”
Según recibamos información adecuada sobre estas y otras cuestiones referentes a la montaña, os iremos informando.
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