Experiencias fotográficas en condiciones extremas. Reportaje y fotos por Javier Camacho

En este artículo intentaré explicaros un poquito sobre la fotografía relacionada con la alta montaña y las expediciones: técnicas, material, pero también las condiciones y el ambiente en el que nos desenvolvemos para intentar hacer mejores o peores fotos los que trabajamos con la cámara en el incomparable escenario de esos paisajes bellos e imponentes, pero lejanos e inaccesibles, en los que el ser humano es insignificante y frágil y se enfrenta a unas condiciones extremas que en muy poco ayudan a la toma fotográfica y al acarreo de material profesional

Texto y fotos: Javier Camacho, cumbres23@hotmail.com


Mi nombre es Javier Camacho Gimeno y nací en Zaragoza hace 39 años. Mi tiempo libre está dedicado esencialmente a 3 pasiones que están relacionadas entre sí: el alpinismo (actividad que llevo practicando desde los 8 años), viajar y la fotografía.

Además de las montañas a las que hago referencia en este pequeño artículo, he ascendido todas las montañas de 3000 metros del Pirineo, muchas de estas ascensiones en invierno por vías de hielo o mixto. También he ascendido numerosas cimas de 4000 metros en los Alpes y he realizado 3 expediciones a montañas de 8000 metros, consiguiendo ascender el Cho Oyu. Por otra parte, he ganado numerosos premios en varios concursos de fotografía de naturaleza y montaña, y he proyectado bastantes audiovisuales de mis exposiciones en diferentes lugares.

A día de hoy, la fotografía juega un papel esencial en todas mis expediciones, ya que como nunca he recibido ningún apoyo económico para sufragar los gastos de las mismas es el único recurso con el que hago un poquito más llevadero para la familia el siempre difícil asunto de la "pasta".

En este artículo intentaré contaros un poquito sobre la fotografía relacionada con la alta montaña y las expediciones: las condiciones en las que nos desenvolvemos para intentar hacer mejores o peores fotos, el ambiente de trabajo, el incomparable escenario de bellos e imponentes paisajes, lejanos, inaccesibles, lugares en los que el sur humano es insignificante, frágil y se enfrenta a unas condiciones extremas.

Los problemas principales a los que nos vamos a enfrentar en la fotografía de alta montaña, (con las importantes limitaciones, sobre todo logísticas que conlleva), y que van a determinar en buena medida el resultado final del trabajo, son los siguientes:

  • Las condiciones del entorno: el frío, el viento, la altura, la humedad, escenas muy contrastadas, con zonas de nieve, muy luminosas, de altas luces, en contraposición a profundos valles rocosos de zonas oscuras.
  • Las condiciones personales del alpinista/fotográfo: la falta de oxígeno, el cansancio, la aclimatación, la preparación tanto física como psicológica, y sobre todo el peso de todo lo que llevamos en la mochila, establecen en gran medida unas pautas de trabajo en cuanto al material a utilizar y al ánimo o posibilidades de hacer fotografías.

De esta manera, el material fotográfico con el que suelo trabajar, presenta unas características bastante determinadas.

La cámara

Normalmente suelo llevar dos cámaras fotográficas. La principal es una réflex de gama alta, de cuerpo robusto, de aleación capaz de soportar golpes y que aguante varapalos en la mochila entre otro material duro. Preferiblemente con buen sellado contra el agua y el polvo, ya que por mucha suerte que se tenga, algún día va a llover o a nevar. También hará viento, y en las partes bajas de la montaña en el camino siempre hay mucho polvo.

En mi caso, desde hace unos pocos años, como cámara principal llevo una Canon 5D MKII con sensor de formato completo, 36X24 mm, principalmente por su buen comportamiento a ISOS altos y por la resolución que tiene, 21,1 Megas, que me permite hacer fácilmente algún reencuadre o recorte sin perder prácticamente calidad. No entro a valorar las excelentes prestaciones de la cámara en cuanto a la grabación de video.

Por supuesto, en la medida de las posibilidades, es de vital importancia que la cámara tenga un peso “contenido“. Al final todo pesa mucho, y en ocasiones he sacrificado cosas demasiado importantes para poder llevar el material fotográfico, y eso a ciertas alturas puede costar muy caro. El cuerpo humano en altura no se recupera de los esfuerzos, solo se desgasta y toda actividad por pequeña que esta sea se va a pagar con creces posteriormente. Digo de gama media/alta, porque son mucho más fiables, capaces de funcionar, posiblemente por la mayor calidad de los componentes con los que están hechas, a temperaturas mucho más bajas, hasta -40 ºC, como en el caso del Mckinley, la montaña más alta de América del Norte, situada en Alaska y a la cual subí en solitario en el año 2005.

Probé hace unos años en el Himalaya Indio, en una expedición al Shivling, en la zona de las fuentes del rio Ganges, una cámara reflex de nivel medio/bajo y a -10ºC no funcionó ni aún protegiendo la máquina y las pilas del frío. Imaginaos el cabreo.

Esta cámara réflex suelo llevarla hasta cierta altura, dependiendo de la montaña y el establecimiento de los diferentes campos, normalmente hasta los campos base y en otras ocasiones hasta campos avanzados, como fue el caso del Cho Oyu, ( que con 8201 metros es la sexta montaña más alta de la tierra ) donde conseguí hacer cumbre el año 2009, sin el uso de oxígeno suplementario ni el apoyo de sherpas.

Allí subí mi réflex hasta el campo I, situado a 6400 metros. En el caso del Aconcagua, la montaña más alta de América del Sur, subí la réflex hasta la cumbre, un auténtico calvario, (juré no volver a subirla tan alto nunca más).

La segunda cámara es, una compacta de cuerpo metálico que ocupe y que pese poco, y preferiblemente con más gran angular que teleobjetivo, ya que en montaña, por las dimensiones del entorno, muchas veces no “entra” en la composición aquello que se quiere mostrar. Ésta, como ya he dicho, la utilizo a partir de cierta altura, ya que llevar la réflex con los objetivos se convierte en misión imposible, sobre todo por el peso y el espacio.

Además es mucho más fácil sacarla y guardarla en un bolsillo de la prenda de plumas lo más cerca del cuerpo, donde queda mucho más accesible y protegida, de manera que todo sea más fácil y no de tanta pereza usarla.

También suelo utilizar esta cámara compacta, para actividades más técnicas, como cascadas de hielo, corredores o escalada clásica en grandes paredes.

Los objetivos

Obviamente, por cuestiones de peso y espacio, sería preferible llevar un solo objetivo, como por ejemplo un 18-200 con estabilizador. Pero en mi caso (que soy un poco inconsciente) por cuestiones de calidad y fiabilidad suelo llevar cuatro objetivos, todos ellos de gama alta o profesionales: un Canon 17-40L, un Canon 24-105L y un Canon 100-400L estabilizados, y un Samyang 14 de luminosidad 2.8 para las tomas nocturnas.

Aún no me he cruzado con nadie, ni tan siquiera en los Pirineos, que quiera cargar en su mochila, un objetivo como el 100-400, por 2 razones fundamentales: la primera por sus 1360 gr de peso; y la segunda por lo que ocupa. Salvo profesionales con grandes presupuestos, el material fotográfico lo has de cargar tú, ya que no puedes confiar en los Yaks, mulas u otras bestias de carga que suelen acercar el material hasta los campos base. Y en mi caso no puedo pagar a porteadores de altura ya que se encarece notablemente el presupuesto.

No sería la primera vez que veo a un yak o a un mulo tirar violentamente la carga y salir corriendo. Me imagino por un momento todo el equipo fotográfico rodando pendiente abajo y me entran sudores de solo pensarlo. Y tampoco sería la primera ocasión en que veo a algún fotógrafo que llevaba a una persona exclusivamente para cargar su material fotográfico.

Me gustaría recalcar que es muy importanteconocer el comportamiento de nuestros objetivos dependiendo de las focales y los diafragmas, con la intención de tratar de aprovecharlos al máximo, sobre todo, en cuanto a su rendimiento y calidad óptica. Normalmente su mejor comportamiento es a diafragmas intermedios, pero cada cual tiene que conocer los puntos fuertes y débiles de sus ópticas para valerse de ellos. Por ejemplo, una óptica más suave en los bordes que en el centro puede convertirse en perfecta para retratos; así aprovecharemos su debilidad.

Los filtros

Además de los típicos ultravioleta que aquí son imprescindibles, es muy importante llevar un polarizador para potenciar los reflejos en el agua, y reforzar los colores y el contraste, sobre todo entre el azul del cielo y las nubes, a riesgo de sacar en ocasiones azules muy oscuros, ya que a veces, por la luz existente, los cielos y las zonas altas de las montañas están muy brumosos y lavados.

Con el uso del polarizador hay que tener mucho cuidado, ya que según como incida la luz en la imagen, se produce el oscurecimiento del cielo de forma muy desigual, arruinando la imagen.

Ya he comentado la gran diferencia de luminosidad entre las zonas altas de la montaña, normalmente con nieve, y las zonas bajas, normalmente en sombra y sin nieve. Esto hace casi obligatorios los filtros degradados suaves, por lo menos de 3 pasos, imprescindibles también para los amaneceres y los atardeceres. Más en mi caso, que ando algo peleado con la informática y el Photoshop.

Tampoco vienen mal, para no pasar mucho rato corrigiendo dominantes azuladas y cianes, los filtros cálidos. Las sombras y la nieve suelen coger ese tipo de dominantes, a veces algo liosas de corregir.

Las pilas

Para este tipo de actividad, llevar muchas pilas y un cargador es imprescindible, ya que con el frío las baterías se gastan mucho más rápido de lo normal, y en ocasiones es muy difícil cargarlas.

Actualmente ,dependiendo del lugar, empiezan a existir bastantes posibilidades para cargar las pilas, bien sea por la existencia de generadores eléctricos de gasoil o por placas solares. Para mi mucho mejor estas últimas. En el caso de mis expediciones en Nepal, las agencias con las que contratamos los servicios de Campo Base nos facilitan una placa solar capaz de satisfacer las necesidades eléctricas de 10 personas, incluyendo nuestro ordenador portátil, así como el teléfono satélite.

En el caso de las expediciones a Pakistán, la cosa cambia, y es difícil que la agencia te proporcione una placa solar de calidad, por lo que la mayoría de la gente suele utilizar generadores.

No he probado otros sistemas como cargadores solares más pequeños, como el Sunpack que nos mostró Manu Córdova en el número 53 de los cuadernos técnicos, pero estos han evolucionado mucho en los últimos tiempos en cuanto a su capacidad de carga y a la reducción de peso, por lo que se convierte en una muy interesante opción, sobre todo si se va a lugares muy remotos y aislados.

En mi caso suelo llevar 5 baterías para la cámara réflex y 3 para la compacta, y lo más importante es que estas estén siempre guardadas o bien en el saco de plumas o bien en la ropa más caliente que se lleve puesta, para que no se descarguen tan fácilmente con el frío y para que funcionen cuando haya que utilizarlas. Es un poco engorroso tener que quitarlas y ponerlas cada vez que se hace uso de la cámara, pero si hace mucho frío no queda más remedio.

Trípode

Normalmente su uso está limitado al campo base, que es donde más posibilidades hay de hacer fotos a los amaneceres y atardeceres.

Suele ser en el único lugar en que uno está más descansado y tiene tiempo y ganas para poder hacer este tipo de fotos, y a unas temperaturas “soportables”. Últimamente me he aficionado a hacer largas exposiciones nocturnas, como en el campo base del Cho Oyu a 5600 metros, con unas temperaturas cercanas a los -15ºC, o en el Broad peak y el Ama Dablam en donde he estado alguna noche entera sin dormir haciendo fotos. Y recordad que, por supuesto, para este tipo de fotos es imprescindible un cable disparador o un disparador remoto inalámbrico para utilizar en el modo Bulb de la cámara y así pode controlar el tiempo que ha de permanecer abierto el obturador. El modo Bulb permite hacer fotos de largas exposiciones, ya que mientras no soltemos el obturador permanece abierto. Esto es fundamental para las fotos nocturnas.

El trípode que llevo es de carbono, lógicamente, por cuestiones de peso, y la rótula de tipo jostick por manejabilidad, sobre todo con guantes, cuyo uso es casi imprescindible.

Tarjetas y disco duro

Suelo llevar 2 tarjetas de memoria, una de 16G y otra de 4G, y un ordenador pequeño, tipo netbook, donde hago una copia de las fotos, y un disco duro externo, para hacer otra copia de todo y guardar el material, ya que son muchos días aislado sin poder descargar las fotos y he tenido muy malas experiencias por haber hecho solo una copia. A quién no le haya pasado, no puede imaginarse la desazón que produce perder las valiosas imágenes de un viaje por no tener copias de seguridad.

Guantes para las manos

No voy a hacer referencia a otro tipo de material específicamente para la montaña. Pero sí que voy a hablar de los guantes, por estar relacionados directamente con la actividad fotográfica y ser de vital importancia para la protección de los dedos y para poder hacer las fotos.

En mi caso suelo llevar 1 par de guantes con membrana de goretex y forro interno térmico, y dependiendo del lugar o de la altura, llevo también unos guantes internos térmicos y unas manoplas para expedición, con membrana y forro interno térmico. Éstas últimas son de vital importancia.

Esta combinación de guante y manopla me permite hacer fotos en lugares extremadamente fríos, de manera que me quito las manoplas y lo más rápido posible pongo las pilas a la cámara y hago las fotos sin quitarme los guantes internos, salvaguardando de la exposición directa al frío extremo, en la medida de las posibilidades, los dedos de las manos.

Aún así, en mi primera expedición al Cho Oyu en el año 2007, paré a hacer fotos a 7850 metros durante un rato, y esto me causó pequeñas congelaciones en varios dedos de las manos, debido al frío y al viento extremo.

También coincidí con algunos alpinistas a los que tuvieron que evacuar del campo IV en el Mckinley, en Alaska, porque sufrieron graves congelaciones en varios dedos de las manos por hacer fotos en la cima de la montaña. De hecho, es una de las cosas que primero te comentan los rangers en la charla que recibes cunado te dan el permiso de ascensión. Hablamos de temperaturas de -40ºC y vientos en muchos casos superiores a los 100 km/h, con sensaciones térmicas de menos de 85º bajo cero.

Luces

Otra de las circunstancias o problemas principales que condicionan la fotografía en alta montaña es que el objetivo principal es conseguir la cima, lo que supone que los planes, los horarios y la mayoría de las cosas están pensadas con esa finalidad. Las jornadas son largas y duras y todo está condicionado al horario establecido para conseguir las distintas metas que nos van a llevar hasta ese fin último: alcanzar la cumbre.

Normalmente las primeras y últimas horas del día, las mejores para hacer fotos, son muy frías y se suele estar con pocas ganas de nada; al atardecer se está cansado después de una larga jornada y hay que montar la tienda de campaña, hacerse la cena o derretir agua para el día siguiente, (labor que en ocasiones lleva mucho tiempo, pero que es de vital importancia ya que es necesario beber mucha cantidad de líquidos para estar bien hidratado y poder aclimatarse a la altura); por la mañana hay que hacerse el desayuno, prepararse la mochila y el material y en muchas ocasiones comenzar a andar bien temprano, con mucho fresquito, pues es conveniente tener mucho margen de tiempo para realizar la actividad diaria prevista. Además, existen menos posibilidades de aludes y los glaciares suelen ser más seguros pues los puentes de hielo son más consistentes.

En muchas ocasiones se pasa por las zonas más fotogénicas con luces muy poco propicias por la dirección de la luz o por la hora ( luces muy duras ), pero o haces la foto o te quedas sin ella, ya que hay que seguir adelante y no se puede volver al sitio a buscar la luz correcta cuando la cima es lo fundamental.

Hay lugares que por la existencia de peligros objetivos, (desprendimientos de piedras, aludes, grietas, grandes pendientes pronunciadas), o por la dificultad técnica, obligan al alpinista a hacer las fotos de forma muy rápida, sin pensar mucho en los encuadres o en la toma en sí, ya que los cinco sentidos están puestos en controlar la situación y tratar de salir lo más rápido del lugar. Sin embargo, este tipo de fotos, si quedan bien, llaman mucho la atención.

Por otra parte, el conocimiento previo de la zona a la que se va también es muy importante: saber qué lugares, montañas y entornos son mas fotogénicos, sus orientaciones, las luces propicias, las épocas, el clima. Viene también muy bien antes de ir al lugar ver muchas fotos en galerías fotográficas en internet o revistas de viajes y de montaña.

Pero en cualquier caso, todas las circunstancias fotográficas, en una expedición, están muy condicionadas por el objetivo esencial, que es alcanzar la cima de la montaña.

Otros factores

Como todo en la vida, pero más aquí que en otros sitios, un factor importante es la suerte, sobre todo que el clima y el físico acompañen. No será la primera vez ni será la última que he tenido que esperar durante varios días a que las nubes mostraran una montaña, como en el Alpamayo, una de las cimas más bellas del planeta, el Fitz Roy, las Torres del Paine, o un momento especial: el Mckinley reflejado al atardecer sobre una laguna en el Parque Nacional de Denaly. También tuve que esperar durante días a que la suerte me mostrara el Cerro Torre al amanecer sobre la laguna de su mismo nombre. Y no son pocas las ocasiones en las que no he conseguido el propósito.

Tampoco será la primera vez que por cuestiones de salud no he podido sacar la cámara del bolsillo o ni tan siquiera llevarla conmigo, como por ejemplo en la ascensión invernal al Elbrus en el Cáucaso ruso, la montaña más alta de Europa a la que subí con 39 grados de fiebre sufriendo una gripe terrible.

Los compañeros

Y finalmente no querría terminar sin hacer mención también al elemento humano imprescindible en toda expedición. A la paciencia infinita de los compas de correrías, por su ayuda imprescindible para algunas composiciones en las que se quiere reflejar la dimensión del paisaje, de la montaña. Por andar esperando siempre a que termine de hacer una foto, o porque la fotografía al final nos hace ir a sitios y a horas, que desde el punto de vista alpinístico no eran necesarios.

Sin ellos, muchas de las fotos que aquí podéis ver, no habrían sido posibles.


Joven yakero de camino al campo base del Cho Oyu


Campo base del Cho Oyu bajo la luna llena

Amanecer en Peña Telera

Yaks en el campo base del Cho Oyu

Sombre del Kilimanjaro desde la cima, al amanecer

K2 desde el campo base del Broad Peak

Descenso del Elbrus

Fila de porteadores en Kodari

Los Merus, de camino al Shivling

Circumpolar sobre el K2

Everest y Nuptse bajo la luna llena

En el Broad Peak

Alpinistas en el Mont blanc de Tacul

Sur del Lhotse desde el Ama Dablam

Arista cimera del McKinley

Descendiendo el Broad Peak, con el K2 al fondo

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