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Fallece el gran Tom Hornbein a los 92 años de edad
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El alpinista estadounidense Tom Hornbein, 1ª ascensionista del Everest por la arista oeste y el corredor que lleva su nombre, ha fallecido en su casa de Colorado a los 92 años de edad.
Fallece Tom Horbein a los 92 años. Foto: American Alpine Club
El gran alpinista estadounidense Tom Hornbein falleció a los 92 años de edad el pasado día 6 de mayo, en la localidad de Estes Park, Colorado.
Nacido en St Louis en 1930, su carrera fue larga y prolija pero, en cierta forma, quedó eclipsada por su más famosa actividad: 1ª ascensión al Everest por la arista oeste y 1ª travesía de la montaña. Lo logró junto a Willi Unsoled en 1963.
Fue algo fuera de su tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que era tan solo la 4ª expedición que hacía cima en el Everest. En el vídeo que compartimos hace 2 años, enviado por el American Alpine Club, puede verse lo que supuso esta actividad que, para muchos, por la época, por tratarse de la montaña más alta del mundo y por ser pionera de lo que sería el futuro estilo alpino en el Himalaya, es el mayor hito de la historia del alpinismo estadounidense.
Por situar la escalada en contexto: en el año 1963 el monte Everest solo había sido ascendido por 3 expediciones: la británica de 1953, con Tenzing y Hillary, y la suiza de 1956, ambas por la sur, y la china de 1960, que había abierto la ruta de la cara norte tibetana en su camino a cima.
Hasta ese momento las expediciones eran algo muy pesado, con innumerables medios y personas. Y en realidad así era también el estilo de los estadounidenses en 1963: sherpas, aperturas de la cascada del Khumbu y la pared del Lhotse con cuerdas fijas. Un gran trabajo que culminó con Jim Whittaker y Nawang Gombu hollando la cumbre el 1 de mayo.
Sin embargo, desde antes de partir hacia el Himalaya, dos grandes alpinistas de la expedición tenían otro proyecto en mente: intentar escalar la arista oeste. Sus nonbres eran Tom Hornbein y Willi Unsoeld.
Eran conscientes de que su plan era secundario al resto de expedición. Pero, una vez que Whittaker y Gombu consiguieron el objetivo general, y la 4ª cumbre histórica, contaron con el apoyo general para su realización.
Era algo inédito, tanto por la ruta como por el estilo. No había referencias sobre la zona; ambos se basaron en una mala copia de una foto de comienzos de los años 50 tirada desde un avión de la fuerza aérea india. Y, si como habían previsto, cruzaban de vertiente a determinada altura para buscar el hilillo de nieve que se intuía en la foto (y que resultó ser el corredor hoy conocido como Horbein), entraban en territorio bajo dominio chino, totalmente vetado en ese momento a extranjeros.
Pero decidieron que merecía la pena intentarlo. Con respecto a la entrada en territorio chino, pensaron que allí arriba no había nadie para detenerles. Y lo demás, era incertidumbre pura, lo que, en realidad, no les molestaba tanto en cuanto para ellos era la esencia del alpinismo. Así que acompañados por los estadounidenses Auten y Corbet y por 4 sherpas, comenzaron su aventura.
La noche del 16 al 17 de mayo una gran borrasca con vientos huracanados les sorprendió en su precario campo IV, ya por encima de los 7.000m. Eran dos tiendas unidas entre ellas por cuerdas, en las que se refugiaban los 8 alpinistas. El viento destrozó y arrancó una, y Auten, Corbet y los 4 sherpas fueron arrastrados hacia el abismo; en el último momento, un remolino de nieve los detuvo, devolviéndolos hacia arriba.
Si ya de por sí el ataque era enormemente ligero y precario para la época, a partir de ese momento, con el campo 4 destrozado, parecía que la única opción era el descenso. Pero tras 2 días de descanso, Horbein y Unsoeld, contra toda lógica, optaron por seguir hacia cima. Ya solos, vivaquearon a 8.300m instalando su tienda en una mini repisa de 3 metros por 50 centímetros de ancho.
Escalando ya totalmente en alpino (el resto de subida, a pesar de contar con ayuda, definitivamente no puede considerarse como una expedición pesada de la época, estando a medio camino entre el estilo alpino y el expedicionario), y por terreno muy complejo técnicamente y desconocido, con dificultades apenas asegurables de IV grado en roca y 60º en nieve y hielo, con Hornbein liderando en el corredor, y tras sufrir numerosas vicisitudes, conseguían alcanzar la cumbre el 22 de mayo a las 18:55 horas.
Era tarde, pero podían esperar ayuda. Mientras ellos subían por la arista oeste, sus compañeros Barry Bishop y Luther Jerstad avanzaban por la vía normal de la cara Sur. Su objetivo era encontrarse en cumbre. Pero cuando Bishop y Jerstad llegaron a cima no vieron rastro de sus compañeros, así que, pensando que habían dado media vuelta, comenzaron el descenso. Era ya de noche cuando, a una altura de 8.650m, volvieron la vista a cima y vieron el débil resplandor de una linterna.
Esperaron a sus compañeros, que descendían sin oxígeno (a los dos grupos se les había acabado en cumbre) y sin luz, tras agotar la batería de la linterna. 2 horas después, a las 21:30 horas, y siguiendo a duras penas sus huellas en la oscuridad, llegaron al lugar en el que se encontraban Bishop y Jerstad.
Quedaba una larga noche por delante. Intentaron descender, pero era demasiado peligroso sin luz. Así que, por encima de los 8.500m, los 4 se acurrucaron como pudieron para afrontar, sin sacos ni tiendas ni oxígeno, un vivac en el techo del mundo.
El vivac podría haber sido fatal si el tiempo hubiera cambiado y se hubiera levantado viento. Pero sobrevivieron, y el día 24 de mayo llegaban todos al campo base, con congelaciones que dejaron secuelas varias a los implicados. Curiosamente, Hornbein resultó ileso.
De esta forma se conseguía la primera travesía del monte Everest, se ponían los primeros pasos en el estilo alpino que aún tardaría años en evolucionar, y se abría una de las rutas mas complejas a la cumbre del techo del mundo; desde entonces, 60 expediciones han vuelto a intentarlo, y solo en 6 ocasiones se ha logrado. Tantas como personas han muerto en el intento.
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