Gobierno de Nepal: obligatorio guía para ochomiles ¿Fin al alpinismo independiente?
Si se cumple la ley, es probable que el estilo alpino quede relegado a Pakistán y a 6.000–7.000s.
El Grupo de Trabajo en Tecnologías Avanzadas para Rescate en Nieve (GTN, http://gtn.unizar.es) está compuesto por investigadores de la Universidad de Zaragoza y especialistas de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (Ejército de Tierra) y del Servicio de Montaña de la Guardia Civil. Cuenta con la colaboración y respaldo del grupo ARAMÓN.
En los últimos años, los aludes de nieve son una noticia frecuente.
En el Pirineo aragonés, sólo en la pasada temporada invernal, fallecieron
cinco personas por efectos de avalanchas. Además, se han constatado
numerosos incidentes, afortunadamente sin consecuencias, en
las inmediaciones de los centros de esquí y montaña e incluso dentro
de los mismos dominios esquiables. Así mismo, los aludes han cortado
carreteras aislando a centenares de personas en establecimientos
hoteleros.
El control de esta problemática, de claro carácter recurrente, demanda
un fuerte esfuerzo por parte de todos los organismos implicados
en la gestión de actividades invernales afectadas por este peligro. Así,
es evidente la obligada implicación de servicios de meteorología, Protección
Civil, gestores de estaciones de esquí, empresas y personal
público en mantenimiento de carreteras, Grupos de Intervención y Rescate
en Montaña, empresas y otros colectivos. Por otro lado es urgente
la formación del creciente número de personas que utilizan la montaña
en época invernal. Unos por sus actividades profesionales como militares,
guías de montaña y empleados de estaciones de esquí.Otros por
ocio, desde turistas a montañeros, raquetistas y esquiadores fuera de
pistas controladas. En todo caso, existe una preocupación general por
el riesgo que supone el creciente uso invernal de la montaña que, por
otra parte, es una importante fuente de empleo e ingresos dentro de la
Comunidad Aragonesa. Ante esta situación, es evidente el interés en
comprender este fenómeno dentro de la montaña aragonesa, cuantificando
el problema, definiendo las zonas de riesgo, evaluando sistemas
de protección y formando a los diversos colectivos de profesionales y
usuarios.
Los días 14 y 15 de diciembre de 2009, tuvo lugar el Primer Foro de
Especialistas en Aludes en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones
Especiales (EMMOE, Ejército de Tierra) situada en Jaca (Huesca). Fue
organizado por la EMMOE, la Universidad de Zaragoza y el Servicio de
Montaña de la Guardia Civil. Al mismo asistieron, además, profesionales
de todo el Estado relacionados con la nieve y los aludes. Estuvieron
representadas entidades tales como la Agencia Estatal de Meteorología
(AEMet), asociaciones de guías de montaña, Protección Civil, SALUD,
ARAMÓN y otras estaciones de esquí.
Entre las conclusiones obtenidas en el citado foro, surgió el compromiso
por parte de las tres instituciones organizadoras de formar el Grupo
de Trabajo en Tecnologías Avanzadas para Rescate en Nieve,
GTN. Su objetivo principal es analizar los procedimientos y materiales
actualmente empleados en el rescate de víctimas de aludes; e investigar
y desarrollar nuevas tecnologías y procedimientos que permitan
realizar este rescate de la forma más eficaz, a fin de reducir el tiempo
empleado para la localización y la extracción de una víctima.
El primer resultado de la actividad del GTN ha sido la elaboración de
un protocolo de rescate con Localizadores Electrónicos de Víctimas de
Avalancha, conocidos comúnmente como ARVAs.Este protocolo está
dirigido tanto a colectivos profesionales que desarrollan su trabajo en
la montaña (grupos de rescate, unidades militares, guías de montaña,
personal de las estaciones de esquí, …) como a aquellos aficionados a
la montaña que dispongan de un adiestramiento en el uso de un ARVA.
Este protocolo contempla el rescate de una única víctima, estando previsto
durante el invierno de 2010-2011 desarrollar otro que optimice los
procedimientos empleados para el rescate cuando han sido varias las
víctimas sepultadas por un alud. El mencionado protocolo fue dado a
conocer en el II Foro de Especialistas en Aludes, celebrado en Huesca
el día 13 de diciembre de 2010. El protocolo puede consultarse en la
revista Desnivel (nº 295, Enero de 2011) y en la página web del GTN
(http://gtn.unizar.es/documentos.html).
En el presente artículo se van a presentar las bases de diseño del
protocolo, esto es, el porqué de sus principales aspectos. En la sección
2 se hace una revisión de los principales aspectos teóricos y de funcionamiento
en la búsqueda con ARVA. En la sección 3 se responde a una
serie de preguntas relacionadas con la búsqueda con ARVA a través de
la descripción de un conjunto de experimentos de campo y análisis teóricos.
En la sección 4 se describe brevemente el protocolo desarrollado,
y finalmente en la sección 5 se establecen las principales conclusiones
del trabajo realizado así como las posibles líneas futuras de actuación.
Un accidente por avalancha se puede deber a múltiples causas y
por lo tanto da origen a múltiples escenarios. La tarea inmediata ante
un accidente es la localización, extracción, tratamiento médico y evacuación
de los accidentados. En ello es fundamental la rapidez en la
localización y extracción de la víctima.
En la figura 2.1 se puede observar una gráfica que relaciona la probabilidad
de supervivencia de un accidentado en una avalancha estando
totalmente sepultado por la nieve con respecto al tiempo de sepultamiento.
Esto se corresponde con una probabilidad de supervivencia
del 93% durante los primeros 15 minutos. Entre los 15 y los 45 minutos
se constata un descenso rápido de la probabilidad de supervivencia debido
a la asfixia, hasta el 26%. Este porcentaje se mantiene constante
hasta los 90 minutos. A partir de ese tiempo vuelve a disminuir debido
a la hipotermia, siendo del 4% a las tres horas del accidente. De este
estudio se desprende de forma obvia la necesidad de un rápido rescate,
ya sea por los compañeros del accidentado o por los grupos de rescate
en montaña.
Una víctima debe ser auxiliada en primera instancia, si es posible,
por sus compañeros que simultáneamente han llamado a los equipos
de rescate que tardarán un cierto tiempo en llegar. De acuerdo con L.
Slota-Bachmayr (“How Burial Time of Avalanche Victims is Influenced by
Rescue Method: An Analysis of Search Reports from the Alps”. Natural
Hazards, Vol. 34, 2005) la probabilidad de supervivencia de una víctima
cuando es rescatada por los compañeros es del 75% mientras que esta
probabilidad baja al 31% cuando intervienen los equipos de socorro.
Esto es debido al tiempo de transporte de los equipos de socorro (rara
vez inferior a 15 minutos) y a la dificultad de los rescates asumidos por
los equipos organizados.
En el rescate de personas totalmente sepultadas por un alud, el
ARVA (del francés Appareil de Recherche de Victimes d’Avalanche) es
un dispositivo que permite realizar una búsqueda rápida y precisa de las
víctimas, lo que aumenta las probabilidades de supervivencia.
Un ARVA es un aparato capaz de localizar a una víctima de avalancha
de nieve que ha quedado completamente sepultada y que también
lleva otro ARVA. En emisión es una radiobaliza que emite un campo
magnético a 457 KHz. En recepción recibe esta señal y transforma bien
en una señal audible o en una indicación digital de distancia al emisor.
En los últimos años, los equipos han evolucionado de analógicos
a digitales y han incorporado tres antenas en recepción. Todo ello ha
permitiendo mejorar la búsqueda y discriminar la presencia de varios
emisores. Sin embargo, el manejo del ARVA no es elemental y muchos
de sus usuarios no saben utilizarlo correctamente.
Así, la búsqueda se divide en tres fases cuyas estrategias dependen
del tipo de equipo utilizado y/o del número de rescatadores. En primer
lugar, se recorre la zona de la avalancha en busca de la señal transmitida.
A esta fase se la denomina búsqueda de la primera señal, o primaria.
A continuación, en la búsqueda secundaria, se siguen las líneas de
campo hasta las proximidades del emisor. Y finalmente, en la búsqueda
terciaria, se busca un máximo de señal recibida que se traduce en un
máximo de la señal audible o mínima distancia que indicará una estimación
de la posición de la víctima en superficie.
Las técnicas de rescate con ARVA están basadas en la generación
de un campo magnético con una frecuencia de 457 kHz mediante un
dispositivo en emisión, el ARVA del accidentado, y su detección mediante
otro dispositivo en recepción, el ARVA del rescatador. El campo magnético
es emitido mediante una antena compuesta por varias espiras de
cable arrolladas entorno a una ferrita. Para ahorrar baterías y facilitar
la detección e interpretación de la señal, el campo se emite a pulsos:
aproximadamente un pulso de una décima de segundo cada segundo.Los parámetros fundamentales de la señal emitida por el ARVA están
regulados en la norma ETS 300718 para garantizar la compatibilidad
entre todos los equipos comerciales. De esta manera, la norma establece
la intensidad mínima y máxima de campo magnético que puede
generar un ARVA, la desviación máxima en la frecuencia o la duración
máxima y mínima de los tiempos de emisión y silencio, entre otros aspectos.
La antena emisora constituye lo que se denomina un dipolo magnético,
lo que nos permite conocer perfectamente la dirección e intensidad
del campo recibido (H) en función del momento magnético generado
(m) y la distancia al emisor (R). Este campo obedece a las ecuaciones que se representan en la figura 2.2.
Durante una búsqueda con ARVA es necesario tener en cuenta que
el campo magnético es una magnitud vectorial (vector H en la figura), y
que por lo tanto, en cada punto del espacio tiene una cierta intensidad y
dirección. La intensidad del campo magnético en un punto H depende
fundamentalmente de la distancia R al ARVA emisor (obsérvese que en
las ecuaciones del campo la distancia está elevada al cubo). Por tanto,
la intensidad de campo magnético disminuye muy rápidamente cuando
la distancia aumenta. Sin embargo, para la misma distancia R el campo
es máximo sobre el eje de la antena emisora (?=0), disminuyendo
hasta la mitad cuando nos encontramos perpendiculares al eje (?=90º).
En cada punto de recepción, el campo magnético se encuentra en
un plano que contiene al eje de la antena emisora, pero en general,
no apunta en la dirección en la que se encuentra el accidentado. En la
figura 2.3(a) puede observarse la forma del campo magnético en uno de
estos planos mediante las denominadas líneas de flujo, que nos indican
en cada punto la dirección del vector campo magnético.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es lo que detectan
los ARVAs cuando están en recepción. Muchos de ellos disponen
únicamente de una única antena para detectar el campo magnético,
que es la misma que se utiliza para emitir. Lo que detectan estas antenas
simples no es el vector campo magnético total sino una parte de él
que depende del ángulo que forma el campo magnético (vector H) con
respecto al eje de la antena (Hantena, ver la figura 2.3(b)). Esto supone
que una antena en la misma dirección del campo magnético detectará
toda su intensidad (a=0), mientras que una antena perpendicular
al campo magnético no detectará prácticamente nada (a=90º)
(véanse los ejemplos de la figura 2.3(a)).
Todos estos aspectos comentados dificultan la búsqueda y deben
ser tenidos en cuenta en la realización de las diferentes técnicas de
búsqueda. Por tanto, se pueden distinguir tres tipos de ARVAs atendiendo
al número de antenas receptoras de que disponen:
Son los más antiguos y suelen
utilizar tecnología analógica aunque recientemente ha aparecido
un modelo que incorpora tecnología digital. Únicamente proporcionan
una señal audible y/o luminosa que indica la magnitud
del campo en el eje de la antena receptora. En este sentido, es
fundamental orientar adecuadamente el ARVA receptor durante
cada una de las fases del proceso de búsqueda (ver sección 3).
En la actualidad
todos están basados en tecnología digital (microprocesador o
DSP). Cuando se sitúa el ARVA en posición horizontal, proporciona
la intensidad de campo horizontal y su dirección, facilitando
la técnica de búsqueda por el método direccional. Sin embargo,
en los puntos donde el campo magnético es prácticamente
vertical la señal recibida disminuye pudiendo dificultar las fases
finales de la búsqueda.
También
realizados con tecnología digital. Permiten medir completamente
la orientación y la intensidad del vector campo magnético. Este
hecho permite conocer la dirección de la línea de flujo y estimar
de forma aproximada la distancia al accidentado. En este tipo
de ARVAs la orientación del campo magnético con respecto al
receptor no afecta a la intensidad de la señal recibida, lo que
simplifica la búsqueda.
Vemos por tanto, y resumiendo lo visto hasta el momento, que la
búsqueda mediante ARVA depende del campo magnético emitido por
el dispositivo emisor y de cómo este campo es percibido por el dispositivo
en modo de búsqueda, que el campo generado en un punto
depende de la distancia y de la posición relativa, y que la percepción del
campo magnético depende del número de antenas del ARVA receptor.
En el Grupo de Tecnologías en Entornos hostiles de la Universidad de
Zaragoza se ha venido estudiando tanto la emisión como la recepción
del campo magnético de un ARVA desde 2004 en diversos proyectos
de investigación. A continuación se presentan parte de los resultados
obtenidos que motivan el posterior trabajo para el desarrollo del nuevo
protocolo de rescate y que nos van a ayudar a entender el porqué de
la propuesta de protocolo realizada. Para simplificar, nos centraremos
únicamente en los dos tipos de ARVAs más extendidos actualmente: los
de una antena y los digitales de tres antenas.
La búsqueda secundaria con un ARVA de una antena se realiza
en la actualidad mediante el seguimiento de una línea de flujo sobre la
superficie de la nieve. Para ello se coloca el ARVA horizontal y se gira
para encontrar orientación de máxima señal que coincide con la dirección
de una línea de flujo. A continuación se avanza unos pasos en esa
dirección y se repite el proceso. De esta manera se consigue realizar el
seguimiento de una línea de flujo que nos llevará al entorno donde se
encuentra la víctima. Pero el problema es que en función de la posición
del ARVA en emisión enterrado (pensar que puede estar vertical, horizontal
o inclinado en diversos ángulos…), el ARVA receptor percibe el
campo magnético, que veíamos anteriormente en la figura 2.3.(a), de
una forma totalmente diferente en cada caso. En la figura 3.1 se puede
ver cómo detecta nuestro ARVA en recepción y en superficie, cuando lo
transportamos verticalmente, el campo magnético de tres ejemplos de
diferentes inclinaciones del ARVA emisor enterrado a 3 metros de profundidad
(los colores más cálidos indican mayor intensidad de señal).
Por otra parte, la búsqueda terciaria se realiza en cruz intentando
localizar el máximo de la señal emitida. Analicemos en primer lugar el
caso en que el ARVA receptor se desplaza verticalmente cerca de
la superficie de la nieve. Si nos fijamos en la figura 3.1 veremos la
intensidad de campo magnético que percibe un ARVA en estas circunstancias.
Como puede observarse, el máximo de señal que encontraremos
NO está en todos los casos sobre la vertical del ARVA de la víctima. Incluso pueden aparecer dos máximos de señal que pueden
entorpecer la búsqueda.
En segundo lugar analicemos el caso en el que el ARVA receptor
se coloca de forma horizontal. ¿En qué orientación? La figura 3.2
muestra el campo percibido con el ARVA receptor en dos orientaciones
diferentes. Como puede observarse la situación de los máximos cambia
al cambiar la orientación del ARVA receptor. Por lo tanto si realizamos
la búsqueda terciaria cambiando la orientación del receptor perseguiremos
un máximo que cambia continuamente su posición imposibilitando
el éxito de la búsqueda. Con el ARVA en posición horizontal existen
casos en los que aparecen hasta cuatro máximos de señal.
Una cosa debe quedarnos clara de todo esto y es que, en la búsqueda
terciaria un ARVA de una antena debe llevarse siempre en
posición vertical.
La búsqueda con ARVAs de tres antenas se ve muy favorecida ya
que se percibe la totalidad del campo magnético, independientemente
de la orientación del receptor. La búsqueda secundaria mediante el
seguimiento de una línea de flujo es muy sencilla, ya que el dispositivo
muestra en su pantalla la dirección a seguir calculada en función de lo
percibido por dos de sus antenas.
La búsqueda terciaria se realiza actualmente en cruz. Los dispositivos transforman la intensidad de campo magnético percibido por sus
tres antenas en una estimación de la distancia al emisor. Así lo que
se busca es un mínimo de distancia que coincide con el máximo de
señal. ¿Está este máximo en la vertical del dispositivo emisor? La
respuesta vuelve a ser: NO en todos los casos. La figura 3.3 muestra
el campo percibido por un ARVA de tres antenas para tres inclinaciones
del emisor. Si el emisor no está vertical u horizontal, el máximo (mínimo
de distancia) no indica la posición del emisor. Otro aspecto a resaltar es
que, a diferencia del caso del emisor vertical en el que el máximo generado
es muy apuntado, cuando el emisor está horizontal la señal
en el entorno del máximo varía muy poco y por lo tanto es difícil
establecer el punto concreto del máximo.
La figura 3.4 muestra los errores (distancia entre el máximo detectado
y la vertical del emisor) cometidos en la búsqueda terciaria para
ARVAs de una y tres antenas. Tal como se ha establecido, este error
se debe a que el máximo de señal no está sobre la vertical del emisor.
Este error depende de la inclinación del emisor y de la profundidad del
sepultado. Como puede observarse el error máximo de los ARVAs de
tres antenas es del 25% de la profundidad frente al 50% en los ARVAs
de una antena. Podemos concluir pues que los ARVAs de tres antenas
suponen una mejora en la precisión de la búsqueda, aparte de
su mayor facilidad de manejo.
Cuando se analiza la búsqueda mediante ARVA, aparecen una serie de preguntas que no siempre han encontrado respuesta en el pasado, más allá de la propia experiencia. A continuación enumeramos alguna de ellas:
Nos hemos planteado responder a estas y otras preguntas combinando
tanto la experimentación en campo como el trabajo teórico y de
laboratorio. Así, durante el invierno 2009-2010 el GTN ha realizado un trabajo tanto teórico como práctico para conseguir la mejora de las estrategias de búsqueda con ARVA. Este trabajo se va a exponer a través
de los diferentes experimentos realizados.
Formigal (26 y 27 de enero de 2010) Teniendo en cuenta los objetivos genéricos planteados, se diseñó un primer experimento, realizado en Formigal, durante los días 26 y 27 de enero de 2010, con las siguientes metas:
Para este experimento se seleccionó una zona de ladera dentro de
la Estación de Esquí de Formigal, en el valle de Izas, cerca de la llegada
de la silla de Sarrios. Situada en una ladera del Pico Royo, está
protegida por dos gazex y unos rastrillos, entre dos pistas azules de la
estación.
El grupo de trabajo estaba formado por miembros del GTN, más
personal de Aramón-Formigal. En total el grupo estuvo formado por 25
personas expertos en el uso de ARVA. Como ARVAs emisores se utilizaron
tres dispositivos de un sistema de entrenamiento (Ortovox STS)
controlados por radio dispuestos en posición horizontal, vertical y a 45º.
Como receptores, se utilizaron 23 ARVAS de diferentes marcas y modelos:
9 de 1 antena, 4 de dos antenas y 10 de tres antenas. Cada uno
de los puntos identificados era ubicado mediante un GPS diferencial
LEIKA 1200.
Para el primer objetivo, búsqueda de la primera señal útil, se probaron
en recepción diversos ARVAS para tres posiciones del ARVA emisor:
vertical, inclinado a 45º y horizontal. Los equipos buscadores partían
de tres puntos predefinidos hacia el emisor con direcciones igual,
perpendicular y a 45º.En una primera fase se probaron los ARVAs de 1
antena con tres estrategias diferentes: ARVA en vertical, barrido en horizontal
y con un movimiento a lo largo de las tres direcciones espaciales
(3D). En la segunda fase se utilizaron los ARVAs digitales de dos y tres
antenas en su posición recomendada de uso.
La figura 3.5 presenta el resumen estadístico para todas las posiciones
del emisor en la búsqueda primaria. El mejor comportamiento
medio, para ARVAs de 1 antena, lo presenta el barrido horizontal. Si
se elimina el caso particular del ARVA emisor en vertical, los resultados
son mucho mejores. Así pues, el barrido horizontal es la estrategia
más recomendable debido a sencilla transición entre la búsqueda primaria
y la secundaria. Los ARVAs de tres antenas presentan un comportamiento
comparable a los de 1 antena, aunque ligeramente peor.
Ello es debido seguramente a que necesitan una mejor señal para su
procesamiento y cálculo de la dirección y distancia (en este caso la transición
entre las dos fases la decide el dispositivo). Es de reseñar que
los ARVAs de dos antenas usados en el experimento arrojan resultados
manifiestamente peores que los demás. El valor medio de distancia
de detección, para 1 y 3 antenas supera ligeramente los 30 metros.
El valor mínimo fue de 25 metros.
Para el segundo objetivo, búsqueda de máximos, se realizó el final
de la búsqueda secundaria y la terciaria completa desde diferentes
puntos de aproximación. El experimento se repitió para el ARVA emisor
en posición vertical, a 45º y horizontal, y para los ARVAs receptores de
una, dos y tres antenas.
Se observa que los máximos detectados por los ARVAs de una antena
en posición vertical se encuentran en posiciones cercanas a los
máximos teóricos (véase figura 3.6), como también los máximos detectados
por los ARVAs de una antena (véase figura 3.7).En la figura 3.8 puede verse el resumen estadístico del experimento que muestra la
media del error cometido por ARVAs de 1 y 3 antenas con respecto a la
posición real del emisor. Como se observa el error cometido usando
ARVAs de tres antenas es significativamente menor. De todo ello se
puede concluir de los resultados experimentales coinciden con los teóricos
en la búsqueda terciaria. Por ello los análisis teóricos se confirman
como una importante herramienta de estudio.
Formigal (22 de marzo de 2010)
Se diseñó un segundo experimento, realizado en Formigal durante
el día 22 de marzo de 2010, con los siguientes objetivos:
A modo de víctimas (dummies) se utilizaron 4 monos militares de
trabajo, rellenos de goma espuma y mantas, en dimensiones humanas.
Los dummies se sepultaron a una profundidad media de 1,50 metros
(espesor máximo del manto nival ese día), en 4 posiciones, que se describen
a continuación:
En la búsqueda se utilizaron sólo 2 ARVAs, uno de una antena analógico
y otro de tres antenas digital. En total el grupo estuvo formado
por 13 personas pertenecientes al GTN y a la estación de esquí de
Formigal.
En una primera fase se determinaron los tiempos y posiciones en los
que se iniciaron las fases primaria, secundaria y terciaria de búsqueda
con ARVAs, finalizándose en la definición de un máximo. La búsqueda
primaria con ARVA de una antena se realizó con la técnica de barrido
horizontal de acuerdo a los resultados obtenidos en el primer experimento
realizado en Formigal. La búsqueda secundaria se realizó de
forma tradicional siguiendo la línea de flujo. La búsqueda con ARVA
de tres antenas se realizó con el ARVA horizontal sin tener en cuenta
ninguna dirección de preferencia y siguiendo el procedimiento programado
en el dispositivo (seguimiento de la línea de flujo). Finalmente la
búsqueda terciaria se realizó con el método de búsqueda en cruz. Con
ARVA de una antena se mantuvo el ARVA en posición vertical.
La segunda fase consistió en el sondeo y posterior paleo estratégico
para recuperar los dummies. A partir de los “máximos” obtenidos en
la búsqueda terciaria se procedió a realizar un sondeo en espiral cronometrando
el tiempo. Posteriormente se realizó el paleo estratégico con
equipos de dos personas.
Con respecto al alcance en la búsqueda primaria se observa un
comportamiento medio similar entre el ARVA de una antena (distancia
media = 39.14) y el de tres (distancia media = 32.36), con una distancia
de la primera señal ligeramente superior en el receptor de una antena.
Con respecto a los tiempos de búsqueda, el comportamiento es
también similar, presentando el ARVA de tres antenas un tiempo medio
de 75 segundos, ligeramente inferior al de una antena que es de 81
segundos. Se puede concluir que la estrategia de barrido horizontal
permite a los ARVAs de una antena competir con los de tres en
esta fase, aunque estos últimos aumentan la rapidez debido a su
más sencillo manejo.
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