Kyle Dempster y Hayden Kennedy reportan sobre su nueva ruta en el Ogro, 3ª ascensión de la montaña en 35 años

Los americanos Dempster y Kennedy realizaron este verano, por una nueva ruta en la cara sur, la 3ª ascensión absoluta a El Ogro (Baintha Brakk), de 7.285, situado en el corazón del Karakorum pakistaní. ; la 1º es la famosa de Doug Scott y Chris Bonington en 1977, con su épico descenso. Kyle Dempster reporta sobre ella

Desde que hace 35 años Doug Scott y Chris Bonington realizaran su famosa escalada al Baintha Brakk, se había intentado alcanzar después la cima en varias ocasiones, por parte de escaladores como Rolando Garibotti, o Iñurrategi, Tamayo y Beloki, pero los únicos que habían conseguido repetir cima fueron Thomas Huber, Iwan Wolf y Urs Stöcker, en el año 2001.

Hasta que este verano los americanos Kyle Dempster y Hayden Kennedy alcanzaron de nuevo la cumbre, en una provechosa expedición: a primeros de agosto habían conseguido la 1ª escalada a la este del K7 junto a Urban Novak. Tras unos días de trekking y otros de descanso, comenzaron la 2ª parte de su aventura pakistaní en El Ogro y conquistando su cima.

El 18 de agosto ambos se encaminaban, junto a Josh Wharton hacia el Baintha Brakk, escalando la cascada de hielo que da a la cuenca entre el Ogro I y el II. Y allí comenzaba la acción:

“El 19 de agosto, poco después de medianoche, comenzamos con el metódico proceso de escalar algunos cientos de metros en nieve y hielo de 60º. Patada, respiración, golpe, respiración ¿por qué algo tan simple a veces puede ser tan doloroso?

Continuamos al ensamble durante varias horas bajo la luz de los frontales y sentimos como crecía el vacío bajo nuestros pies....por la mañana las condiciones eran perfectas.”
, cuenta Kyle.

Hacia el mediodía habían escalado hasta un punto lejos de los grandes seracs y del peligro que suponían, y comenzaron una travesía que han calificado como el peor largo de su vida, en roca lamentable: “el largo hacía que la peor roca de las Rocosas pareciera como un sueño”. Desde allí, alcanzaron el lugar de su primer vivac, bajo una pared extraplomada de granito.

La escalada del día siguiente comenzó por campos de hielo y nieve de 60º, hasta que a 6500m se encontraron con unos difíciles largos en mixto. “La roca era significativamente mejor que el día anterior, pero se podían poner pocos seguros, eran tramos muy verticales, y la nieve y el hielo que conectaban las secciones de roca cada vez eran más profundas y menos consolidadas según ascendíamos”.

A 6.800m, tras un día de escalada más corto que el anterior, montaron su 2ª vivac. Josh se encontraba mal (le faltaba la aclimatación que sus dos compañeros traían del K7): “teníamos que comprobar las condiciones de Josh, que habían empeorado. Viéndole escalar me había sentido incómodo, y ahora al estar tumbado en la tienda su cara se hinchaba mientras intentaba respirar. Por la noche tosía, incluso escupió algo de nieve, pero por otro lado parecía estar estable. Era obvio que tenía algún grado de edema cerebral, y mientras dormitaba Hayden y yo nos mirábamos con preocupación por su situación.”, afirma Dempster.

Pero por la mañana Josh se encontraba mejor, y les dijo que podía esperarles en la tienda mientras ellos escalaban los 350m que quedaban hasta cima. “Fue una decisión difícil. A 7000m la frágil existencia puede rápidamente extinguirse. Podía ser que Hayden y yo no regresáramos de nuestro intento de cima, dejándole sin cuerdas con las que descender. Puede sonar a justificación, pero esa mañana, mientras los 3 estábamos sentados en la tienda, no hubo discusión sobre las devastadoras posibilidades: Josh permanecería en la tienda con comida y el hornillo, y un saco de dormir extra, y no iría más arriba, Hayden y yo afrontaríamos los últimos 350m hasta la cima del ogro, a 7285m, y regresaríamos con Josh tan rápido como fuera posible.

Puede que Hayden y yo estuviéramos cegados por la cima, puede que fuera una decisión tonta por parte de Josh decir: “seguid”. Los 3 dejamos a un lado el mantra de “permaneced juntos en las montañas”, y seguramente nuestra decisión merece algún tipo de escrutinio...si Josh hubiera dicho que necesitaba descender, o Hayden y yo hubiéramos sentido una fuerte convicción de que dejar solo a Josh no era una buena idea, o que lo que nos quedaba por encima era lo suficientemente peligroso, entonces habríamos descendido. Si alguno de los 3 hubiera sentido de otra forma las circunstancias, no habríamos tomado la decisión que tomamos. Cada momento en las montañas es diferente, cada decisión única, y ésta que tomamos los 3 colectivamente nos parecía apropiada en ese momento.”


Así que el 21 de agosto de madrugada los dos comenzaban los últimos 350m, que Kyle describe como “los que más disfrutamos de toda la ruta.” Escalando por un diedro de granito rojo, alternando ambos dos largos de mixto, llegaron al campo de nieve final, muy vertical, con nieve hasta la cintura."

Y recordando las palabras que Urban pronunció cerca de la cima del K7 “para esto venimos, por esto lo hacemos”, llegaron a la cumbre, fundiéndose en un gran abrazo bajo un tibio sol. “Cerca de donde estábamos, en 1977 Doug Scott y Chris Bonnington comenzaron lo que para ellos sería la mayor experiencia de sus vidas. Un año después, en 1978, el padre de Hayden vivó su también épica y famosa experiencia en el cercano Latok I, y su ruta se veía perfectamente desde donde estábamos. Desde ese mismo pequeño y a la vez inmenso punto del planeta, Hayden y yo sonreíamos, abrazados, reíamos, y mirábamos hacia lejanos glaciares y montañas de Pakistán y China. Habíamos compartido todo en este verano con dos 7000s en Pakistán: intercambiamos enfermedades, dolor, comida, valor, miedo, un saco de dormir, fatiga, risas, sonrisas y diversión mientras explorábamos las altas montañas y las increíbles personas de Pakistán.”

Tras una rápida celebración, descendieron hasta donde estaba Wharton, y le ayudaron a prepararse para el descenso. Los 3 comenzaron a rapelar y destrepar, ayudando los dos a Wharton de cerca. Pasaron la noche en una pequeña plataforma de roca, pero la tienda voló a mitad de noche, dejándoles expuestos. La mañana siguiente continuaron rapleando, y ya de noche alcanzaron el glaciar.

El día 23 alcanzaban el campo base, 6 días después de haberlo abandonado.

Cortesía de Black Diamond, www.blackdiamondequipment.com


Dempster fotografía desde la cima a Kennedy, finalizando el último largo


En la cima

Un perfecto diedro de granito rojo, que les llevaba hasta la cima

La ruta en la montaña

Un largo de roca tan mala que hacía que la peor de las Rocosas pareciera un sueño

Zonas mixtas de camino hacia el 2º vivac

El K2 y otros gigantes del Karakorum, con el glaciar Choktoi a sus pies

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