Vídeo: L’Envol. Katherine Choong en Fly, 550m, 8c. Cuando escalar es como volar
Luchando contra el vacío y la dificultad en la 2ª vía más difícil de Suiza.
Escalada de otros tiempos resistiendo el embate de la modernidad.
En algunos lugares como Riglos, la colocación de parabolts
en vías que en su momento fueron clásicas ha convertido a
estas últimas en verdaderas supervivientes de otros tiempos,
casi un testimonio arqueológico que permite ver a los más jóvenes
la gran aventura que supuso abrir las vías por las que
ellos transitan con (relativa) seguridad.
Son pocas las rutas que han sobrevivido. Una de ellas es la
Mediterráneo al Firé, abierto por los ya legendarios hermanos
murcianos García-Gallego en 1982. Una ruta en artificial con
largos de A4 que requiere, como en los viejos tiempos, de
días, vivacs en pared, y demás técnicas desconocidas para
el grueso de nuevos escaladores de Riglos.
David Palmada, “Pelut”, uno de los mayores expertos en artificial
del mundo, decidió que esta vía era perfecta para iniciar
en los secretos del Big Wall a un joven alpinista como Álvaro
Lafuente, que días antes de la escalada cumplía los 18 años
de edad.
Sirva este reportaje como homenaje a aquellos aperturistas y
aquella forma de entender la escalada, que en algunos lugares
está quedando ya totalmente arrinconada por los nuevos
usos equipadores.
Riglos, paraíso de la escalada
elegante y atlética, con sus
increíbles Mallos, imponentemente
alzados ahí para
regocijo de todos aquellos que se acercan a
disfrutar de su belleza y poca aproximación.
¡El Pisón! Gigante mole de roca con esa increíble
formación de roca pegada a él, esa aguja
llamada Puro, donde todo escalador quiere subir.
La Visera, reino del desplome y el vacío,
el Frechín pegado a la Visera, e infinidad de
Mallos con multitud de formas y historias en
su haber.
Pero hay un Mallo que destaca del resto y ese
es sin duda el Mallo Firé, esa espectacular
aguja de 6 puntas que surca el cielo más tímido
que sus compañeros.
“La llamarada petrificada” el macizo de conglomerado
rojizo más estético y original del planeta,
este Mallo fue testigo de dos grandiosas
gestas de la escalada de nuestro país. Una
conocida por todos es la apertura del espolón
Rabadá-Navarro (16-17-18/10/1961) una
increíble escalada, donde sus aperturistas lo
dieron todo superando toda la pared sin un
solo anclaje fijo, vía mítica y repetida por muchos
escaladores en la actualidad.
Y la otra es la vía “Mediterráneo”, abierta justo
a la derecha del espolón Rabadá-Navarro,
por dos grandiosos y potentes escaladores
también conocidos por todos, los hermanos
García-Gallego,que en Junio de 1982 en memoria
y homenaje a Rabadá y Navarro abren
la no tan repetida ni conocida “Mediterráneo” ,
un deleite para los amantes de los altos compromisos
y la escalada artificial técnica.
Así que después de mucho tiempo a la espera
ha llegado la hora de adentrarse en este mar
de conglomerado desconocido. Una visita obligada
antes de ir a una vía como ésta es la de
hablar con uno de los escaladores que más
sabe de la historia del lugar, así que Toño nos
proporciona una información vital: una topo
de una de las contadísimas repeticiones que
se conoce de esta vía, una “cordada vasca”
que en el 87 repiten la vía y dibujan lo que ha
sido nuestro mapa guía más o menos hasta
la cima...y aun con la ayuda de la topo hemos
tenido varios embarques.
La vía está en estado salvaje y autentico, con
carácter y saber aventurero.
Compañero de cordada
No es fácil encontrar gente dispuesta a adentrarse
en este tipo de movidas, pero las nuevas
generaciones vienen empujando fuerte,
muy fuerte, así que cuando Álvaro Lafuente
me dijo ya hace tiempo que quería aprender
el arte del artifo no dude ni un segundo en que
sería un compañero genial, y que daría el callo
en todo momento.
Y así ha sido, a pesar de su juventud, recién
cumplidos los 18 años, se ha portado como un
hombre (y eso que en las largas esperas en las
reuniones aprovechaba para estudiar...¡para
que luego digan que el artificial no sirve para
nada!)
La vía pronto nos empieza a enseñar de que
irá la cosa, y ya en el primer largo empezamos
navegando. Lo escala Álvaro todo en libre, y
como no encontramos la primera reunión decidimos
empalmar con el segundo, siempre navegando
sin tener las cosas muy claras.
Los primeros largos son los que más se han
repetido. Además, ha habido unos cuantos
embarques de escaladores que pensaban que
estaban en la Rabadá-Navarro, así que te vas
encontrando clavos, puentes de roca y demás
seguros que no sabes si son de vía, si son de
abandono o de qué coño son.
Una vez en la segunda reunión empezamos
a verle un poquito de color, ya que el largo siguiente
se ve un poquito picado y te conduce
debajo de la “cicatriz”. Las reuniones son de
lo más entretenidas y auténticas, encontrando
algún cordino muy maltrecho que nos indica
que estamos en el sitio correcto.
Así que después de fijar los tres primeros largos
preparamos todo para al día siguiente iniciar
nuestro pequeño viaje a lo desconocido,
esta vez ya sin retorno al suelo hasta alcanzar
cumbre o tocar retirada. Para Álvaro todas estas
maniobras son nuevas así que vamos con
calma a disfrutar de un buen big-wall. El tiempo
se esta portando amablemente con nosotros,
dándonos días de sol abrasador.
Por fin llegamos al 4º largo, uno de los primeros
de A4. Para empezar a ver de qué va la
cosa, me desconecto del mundo y simplemente
disfruto de la escalada en Riglos: artificial
extremo, entre maderitas, puentes, etc...A
nuestro alrededor las cordadas no paran de
escalar metros y metros, y los saltadores base
saltan por detrás nuestro mientras abren el paracaídas
a nuestra altura.Y nosotros allí, lentos
como hormiguillas, a ritmo de martillo y pedal
vamos encajando cada parte del puzzle.
Las horas pasan rápido, pero no los metros de
escalada, que se hacen largos y duros. Por fin
encuentro la posible reunión, ahora ya con una
horita más de curro ya podremos instalarnos
en nuestro nuevo emplazamiento. Aquí, a tan
pocos metros del suelo pasamos nuestro primer
vivac...el primero en hamaca para Álvaro.
Me gusta compartir con mis amigos estos momentos
de novedad e incertidumbre y ver ese
brillo de emoción en los ojos, el mismo que
tenía yo hace ya algunos añitos (¡Me estoy
sintiendo viejo por momentos!...uf..uf...). Una
cenita ligera y a descansar que mañana toca
otro de los largos duros.
Un bonito despertar entre el revoloteo de los
buitres nos devuelve a la realidad de donde
estamos “¡¡la Mediterráneo al Firé” ¡¡Cuanta
historia en esta pequeña mole de roca! La
jornada laboral ya ha empezado, clinc, clonc,
clinc, clonc, a ritmo de martillo me peleo con
la fisura de la cicatriz, un largo con muy mala
leche...¡difícil y desplomado! ¡y no se acaba
nunca! De postre final A4 desplomado saliendo
de plomos, algunos tan oxidados que me
da la risa de la muerte.
Salgo de la sección ¿y la reunión? ¿Dónde
está? Parriba...pabajo....padelante....
padetrás....y no la veo, el croquis marca a
izquierda, el pitón que marcaba ya lo he pasado
hace rato y al final ¡sorpresa! Estamos
en la reunión de Rabadá, está todo junto ya
que el próximo largo comparte la salida de la Rabadá-Navarro para desviarse luego a derecha,
¡joder! Un poquito de bajón si que me
entra...( no pasa nada, simplemente por encontrar
los expansivos, que no pasa absolutamente
nada...pero me jode un poco...) las dos
vías fueron abiertas limpias y me siento como
traicionándome a mi mismo (en fin paranoias
mías...)
El siguiente largo viene cotado de V/A3, así
que Álvaro que le ve color tira todo en libre sin
poner ni un solo hierro, algún Alien híbrido y
poco más, pasando por el A3 en 6c expo. Ahí
van las nuevas generaciones apretando fuerte.
Solo que la volvemos a liar un poco. Alvarito
monta una reunión muy justa unos metros
por encima de donde esta la original y un poco
desplazada a la izquierda, nada grave, solo un
fallo de juventud...¡casi me da un ataque al ver
la reunión! Sin más divisamos la reunión original
y ¡Oh! otra sorpresa más nos aguarda: justo
a un metro de la R de Mediterráneo hay una
reunión con bolts de una vía nueva que sube
al lado, la reunión comparte la repisa, otro momento
de bajón...pero sigue sin pasar nada, es
muy comprensible, aquí uno mismo decide lo
que quiere hacer, chapas o no chapas...nosotros
aprovechamos la reunión buena, no tiene
sentido estar torturándote a ti mismo, la vida y
la evolución es así.
El siguiente largo vas navegando entre clavos,
chapas y puentes hasta desviarte a la
izquierda dónde monta la que es sin duda la
reunión más cutre de toda la vía: me desespero,
intento reforzar y no puedo, seguro que
no es aquí, ¡otro embarque! Pero da igual. La
siguiente reunión es compartida con otra de la
Rabadá, una travesía a la izquierda desplomada
de unos 15 metros (20 marca la topo). Aquí
es donde realmente tienes que confiar al 100%
en tu compañero, pues una caída y...¡buf! No
se, no lo tengo claro.
Álvaro se curra toda la travesía pelo sin un
puto seguro, no sabe que poner y simplemente
le echa morro, 6a+ le da, yo rezando
y agarrándome a los bolos por si las moscas.
Una cordada con la que coincidimos en la R lo
ve todo en directo y echamos unas risas con
ellos, la travesía de la muerte, ¡y claro yo apretando
detrás! ¿¿¿Dónde están los seguros???
¡bua! Largo intenso, el más expuesto de la vía sin lugar a dudas.
Los días han ido pasando y ya estamos en
nuestro tercer vivac en pared. Nos queda la
parte final de torreón, la más misteriosa, esa
que poca gente ha explorado. Desde la R de
Rabadá se intuye una pitonisa, le digo a Álvaro
si le apetece intentar el largo y no se lo piensa
dos veces, se calza los gatos y empieza a navegar.
Los primeros metros son comunes a la
Rabadá, y una vez llegado a la pitonisa, no le
ve color por ningún lado, un muro de bolos rojos
y descompuestos nos espera, decide bajar
y pasamos a la acción metal, básicamente lo
que marca la topo artifo, travesía y pitonisas,
las topos de los libros marcan este largo de A2
y todavía estoy buscando el A2...es un largo
con muy poco rastro y muy técnico, me pierdo,
me encuentro y me vuelvo encontrar, el día se
está estropeando y empieza a soplar un airecito
que me pone de los nervios, cansado monto
reunión donde creo que es, ya que no hay
rastro de nada, hace rato que desapareció. Así
que ya solo nos falta la salida del torreón, pero
eso ya para mañana, por hoy ya tenemos bastante
destrucción cerebral.
Un último vivac del infierno nos tiene toda la
noche uno encima del otro pues el emplazamiento
de la hamaca no es bueno en casi
ninguna reunión. En fin, ahora ya está. Nos
levantamos nerviosos y con ganas de acabar.
La topo vasca marca que en el ultimo largo
hicieron un escaqueo hacia la vía “Gallegocarrillo”
en un largo de travesía gigante. Desde
la reunión son unos cuantos metros hasta un
plomo y de ahí la salida, y ahora entendemos
perfectamente porque lo hicieron. Largos duros
y rotos así que nosotros no somos menos
y salimos hacia la derecha a empalmar con la
Gallego y subimos directos a cima. Tiempo de
barrita, traguito de aguita y fotito de rigor con
el Pisón detrás.
Unos segundos de reflexión y nos ponemos
manos al descenso que no es nada fácil ya
que tenemos toda la metralla colgando de la
última reunión. Con calma, paciencia y técnica,
mucha técnica Alvarito toma nota de la “lección
de big-wall” acelerado y memoriza maniobras
que seguro pondrá en practica muy pronto.
¡¡Gracias a todos los que de alguna manera
habéis formado parte de esta historia!! Desde
esos porteos desinteresados hasta esa valiosa
información de la vía.
Para Rabadá y Navarro no hay palabras, sencillamente
sobresaliente y a Miguel Ángel y
José Luis por adelantaros a los tiempos creando
una ruta de esta envergadura.
Cuando una vía permanece dormida y olvidada
adquiere un cierto encanto y misterio, y eso
la hace diferente al resto, la vía esta ahí inmóvil,
aguardando que de vez en cuando alguien
la disfrute y la goce. Así es esta vía, poco visitada
pero muy, muy intensa.
Vía de envergadura donde
ningún largo regala nada y
en los cuales nos tendremos
que emplear a fondo.
Ademas tendremos que
montar casi todas las reuniones
y algunas de ellas
no son todo lo sólidas que
nos gustaría. Hay que tener
en cuenta que las reuniones
son incómodas para montar
hamaca rígida.
Vía con muchas posibilidades
de embarque, y aventura
asegurada para huir de la
rutina diaria. Es importante
estar rodado en el arte del
pitonaje y los falques, pues
los largos de artificial son
de un pitonaje muy técnico.
Calcular de 3 a 5 días para
disfrutar de esta ruta.
Material: clavos de todos
tipos, bongs, pitonisas
(clavos cortos,finos y con
punta), alguna ancla útil,
plomos, ganchos, falcas
al gusto (preferiblemente
pequeñas), juego de Aliens,
juego de Aliens híbridos,
juego de Totem-cams, guindola
y una buena dosis de
motivación.
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