Nota de prensa final de Simone Moro, Ueli Steck y Jonathan Griffith sobre los incidentes del Everest

Responden a algunas de las afirmaciones y rumores que han surgido sobre los desafortunados hechos del Everest, y los describen minuciosamente.


Simone Moro

Nota de prensa final de Simone Moro, Ueli Steck y Jonathan Griffith. Traducción de Barrabes


Chamonix, Francia, 5 de mayo de 2013

En respuesta a algunas de las afirmaciones procedentes del campo base del Everest, el equipo formado por Simone Moro, Ueli Steck y Jonathan Griffith deseamos compartir nuestros pensamientos.

-Negamos que se nos dijera que no escaláramos ese día. Sólo porque hubiera sido pactado de antemano que nadie escalaría porque los Sherpas iban a estar fijando cuerdas no quiere decir que todo el mundo lo supiera. Además, esto sienta un peligroso precedente en el futuro: ¿se puede realmente prohibir escalar a la gente si los sherpas están fijando cuerda? ¿No destruye esto la libertad de las montaña, que es lo que todos buscamos aquí en primer lugar? Un equipo ruso corrobora nuestra historia en lo referente a que se nos pidió que no usáramos las cuerdas fijas, algo que no hicimos (www.explorersweb.com/everest_k2/news.php?id=21442)

-Las afirmaciones acerca de que Simone Moro gritó por radio que iba a pelear con los sherpas en el campo 2 sorprendieron tanto a Ueli Steck como a Jonathan Griffith cuando las oyeron. Cuando estas afirmaciones salieron a la luz Ueli y Jonathan se habían separado de Simone al estar volviendo a Katmandú. Les llevó un tiempo a los dos alpinistas asegurarse con la gente que estaba en el campo 2 con las radios de que esto era falso. En su lugar, los que estaban escuchando la frecuencia de altura ese día niegan que Simone dijera algo de ese estilo (como también lo niega Simone).

Es más: el principal reporte, de Garrett Madison, está lleno de errores de hecho que pueden ser negados por los testigos presenciales. El hecho de que él estuviera en el CAMPO BASE y no en el CAMPO 2 significa que era imposible para él recibir la señal de radio de la pared del Lhotse.

Es importante que la gente no presente informaciones de segunda o tercera mano sobre lo ocurrido ese día como propias. Es un asunto muy delicado y los rumores no tienen sitio en la descripción de los hechos.

-También negamos que golpeáramos con hielo desprendido a nadie. Escalábamos lejos a uno de los lados del equipo sherpa, y sobre nieve, como prueban las fotos de la pared del Lhotse. Además, ningún sherpa ha aparecido después con lesiones.

-Hemos decidido contar los hechos de lo ocurrido en el campo 2 contando con nuestra propia memoria y experiencias, pero también hablando con aquellos que realmente estaban allí. Hemos ignorado las narraciones de testigos anónimos que hemos leído -estábamos en la parte más alta del campo 2, en un lugar escondido no visible desde el resto del campo. Los únicos testigos fueron aquellos que se vieron directamente involucrados protegiéndonos de la turba. Sabemos que algunos de ellos eran guías líderes y por lo tanto necesitan tener cuidado porque todavía tienen que gestionar sus equipos de sherpas arriba en la montaña durante esta temporada. Por esta razón les estamos agradecidos, así como también por poner sus vidas en riesgo y no contarlo. Esperamos que sus nombres y relatos aparecerán con el tiempo.

El siguiente texto ha sido escrito por Jonathan Griffith, pero junto a Ueli Steck, Simone Moro, y con la ayuda de aquellos que estuvieron presentes en los hechos.

“Cuando llegamos de vuelta a nuestra tienda del campo 2, Melissa Arnot nos estaba esperando. Nos explicó en breves minutos que se estaban cociendo problemas en el campo 2 y que debíamos tener mucho cuidado. Un líder de un equipo de occidentales entró en nuestra tienda y nos explicó la situación con más detalle: los Sherpas se habían tomado como una ofensa las palabras fuertes de Simone en la pared del Lhotse; hielo desprendido había herido a un sherpa; y Ueli Steck había agarrado al líder de los Sherpas. Estas 3 alegaciones han sido rebatidas en nuestro anterior reporte y en los anteriores párrafos arriba situados. En ese momento Mellissa había salido para oír al líder Sherpa, pero después de un par de minutos volvió para decir que una turba enfadada había abandonado el campo principal y venía hacia la tienda. Nos dijo que saliéramos y huyéramos. Sentíamos que era importante resolver la situación y los malos entendidos que habían llevado a una reacción tan exagerada. Sin embargo, en lugar de algunos sherpas (había 17 en el equipo que fijaba cuerda ese día), una turba de unos 100 cresteaba por la morrena encima de nuestra tienda. Nos produjo un shock ver tal multitud delante nuestro. Muchos llevaban la cara cubierta con pañuelos y unos pocos llevaban piedras. Fue un momento terrible; nos dimos cuenta de que no había lugar para la discusión, que querían pelear. Marty Schmidt cruzó por la multitud de sherpas hasta el primero que llevaba una piedra. Contrariamente a algunos que culpan a Marty de dar el primer golpe, Marty no pegó al sherpa, sino que palmeó la piedra que él portaba, arrancándosela de las manos, mientras gritaba “No, no”. Mucha gente en el campo base (que no vio personalmente esto), han usado a Marty como el detonante de la pelea, pero todos nosotros estamos de acuerdo en que no lanzó ningún golpe. De hecho, queremos agradecer a Marty por su acción y valor.

Marty Schmidt recibió entonces una pedrada en la cabeza y el líder Sherpa se encaró con Ueli Steck gritando “por qué me has tocado”. Recibió un golpe en la cabeza, y no resultó con daños peores porque Melissa Arnot se interpuso como barrera física entre los dos. Es importante destacar que con tantos Sherpas furiosos lo mejor que podíamos hacer nosotros era aguantar cualquier agresión y no devolverla. Los occidentales que nos ayudaban se dieron cuenta también rápidamente que lo mejor que era escondernos de la vista de la multitud, porque esto los calmaría.

Yo (Jonathan Griffith) me había distanciado de la turba unos 30m en ese momento. Como no había tenido contacto directo con los sherpas en la pared me ignoraron ampliamente (no como a Ueli Steck). Ueli recibió un puñetazo en la cara y lo lanzaron dentro de la tienda comedor, donde estuvo por unos segundos, hasta que lanzaron una gran roca a través del “techo”. Entonces me vio y vino hacia mí. Me dijo “Jon, creo que la expedición ha finalizado”. Recuerdo que pensé que si salíamos vivos íbamos a tener mucha suerte. La multitud estaba realmente enfadada y no había nada que pudiéramos hacer para protegernos. Simone Moro ya había llegado junto a nosotros para ese entonces. Más o menos 6 sherpas salieron del grupo principal y vinieron hacia nosotros gritando. Como yo estaba delante de Ueli y Simone (no heroicamente, simplemente estaba allí) recibí patadas y puñetazos de ellos. Un guía occidental vino enseguida y los dispersó. En ese momento nos empujó a mi hacia un lado y a Simone hacia el otro y nos dijo que nos fuéramos de allí, así que nos alejamos de la zona. Ueli, en lugar de hacer lo mismo, entró en la tienda comedor, en donde Marty Schmidt, sangrando, también esperaba). Mientras Simone y yo podíamos escaparnos de la escena, Ueli de repente se encontró en mitad de ella. Sentado en la tienda comedor sin poder escapar. Entonces Melissa Arnot, un guía occidental líder y Pang Nuru Sherpa permanecieron fuera sin permitir a la multitud entrar. Durante unos 20 minutos la turba estuvo fuera exigiendo a Ueli que saliera, que así al menos uno de nosotros moriría en ese momento, y luego ya verían con el resto. Ueli debe su vida a Melissa y el guía por no retirarse aun con tanto peligro para su integridad.

Con nosotros fuera de vista (pero en cualquier caso intentando matar a Ueli en la tienda comedor si hubieran podido), la multitud se relajó un poco. Exigieron que Simone saliera y se disculpara como jefe de expedición, así como por ser el que había pronunciado los tacos en la pared del Lhotse. Mientras Simone y yo nos habíamos distanciado de la pelea permanecíamos muy cerca y todos sabían en donde estábamos. Alguien vino a por Simone, que estaba a unos 50m de mí, y recuerdo que pensé, ya está, que nos estaban agrupando uno a uno para apedrearnos. No teníamos salvación. Estábamos en el lado “equivocado” del campo 2 y estaba nevando. Hacía un frío tremendo y literalmente no había ningún lugar al que salir corriendo. Al ver como se llevaban a Simone mi mente empezó a pensar en algún lugar en el que hubiera una salida, pero no había ninguna, así que me resigné a intentar una última carrera si fuera necesario. En forma como estamos, no puedes escapar de un sherpa corriendo a esa altura.

Pegaron a Simone según llegaba y le lanzaron dentro de la tienda comedor con Ueli, en donde Melissa le dijo que saliera de rodillas y pidiera disculpas, que hiciera cualquier cosa necesaria. Simone salió de la tienda de rodillas y pidió disculpas. Aunque los Sherpas habían prometido no usar más la violencia si Simone volvía, al momento empezaron a pegarle y darle patadas mientras estaba de rodillas. Uno incluso sacó una navaja, pero por suerte le dio en el cinturón de la mochila. Los occidentales otra vez lanzaron a Simone dentro de la tienda comedor para salvarle. Ueli y Simone se sentaron en la tienda mientras los sherpas les acusaban de no tener el permiso correcto (como si eso fuera permitiera la paliza). Llevó un tiempo a los sherpas contactar con el campo base y verificar que teníamos el permiso correcto para el Lhotse y el Everest. Después de esto (no estoy seguro de cuanto tiempo), la multitud empezó a dispersarse sin más violencia, pero les dijeron a Ueli y Simone que si no nos habíamos ido en una hora nos matarían.

En el momento que los últimos desaparecieron nos reagrupamos y empaquetamos lo esencial. Teníamos que abandonar el campo, pero la idea de hacer eso nos daba más miedo que la pelea inicial. Teníamos que cruzar todo el campo 2 para eso, exponiéndonos a ataques por todos los lados y lanzamiento de piedras. Nos pusimos nuestras chaquetas y cascos para protegernos. Nos asustaba mucho pensarlo y nos sentimos como si nos fuéramos a suicidar al comenzar a andar. Por un lado podíamos quedarnos y vivir otra hora, por el otro podíamos intentar aprovechar nuestras oportunidades cruzando el campo 2. Ambas opciones nos parecían muy malas.

Así que en su lugar nos encaminamos hacia el Nuptse y el horrible glaciar de debajo. Nos movíamos y gateábamos a ratos con miedo a que nos estuvieran viendo en todo momento. El glaciar estaba horriblemente lleno de grietas y aunque era muy peligroso y nos movíamos sin cuerda nos sentíamos increíblemente seguros, después de cómo había sido la hora anterior. Sabíamos que los sherpas no nos seguirían por un terreno tan peligroso. Cuando alcanzamos el camino entre el campo 2 y el 1 corrimos hacia la primera escalera, sabiendo que si alguien nos seguía podríamos quitar las escaleras mientras volvíamos al campo base.

Me gustaría decir lo mucho que esto ha afectado a Ueli. Le conozco y he escalado con él desde hace muchos años. No es un hombre que se acobarde ante el riesgo y el peligro, pero este episodio ha destruido una parte de él que costará mucho tiempo reparar. No quiero imaginarme lo que se debe de sentir encerrado sin posibilidad de ayuda en esa tienda comedor con tanta gente pretendiendo matarte. La sensación de desamparo y de estar atrapado es la que más recuerdo de todo el episodio y es algo que no había sentido nunca antes; como Ueli estaba en una posición mucho peor que la mía se me hace difícil imaginar lo horrible que debió de ser estar en aquella tienda. Está retraído y con migraña crónica. Ocasionalmente veo algo de brillo en sus ojos cuando hablamos de planes futuros, pero sé que esto le acompañará el resto de su vida. Espero que podamos volver al Everest algún día y completar la escalada; era un proyecto formidable y sólo espero que el tiempo cure las heridas.

De vuelta en el campo base pasamos un montón de tiempo en reuniones y discusiones con muchos de los grandes líderes de expediciones y de la comunidad del campo base (también líderes sherpas). Las razones subyacentes para el altercado han sido discutidas largamente en la prensa y estamos contentos de no haber servido de chivo expiatorio por un problema que supera lo ocurrido estos días. Unos pocos días después participamos en una ceremonia pública en la que Simone pidió disculpas por haber echado juramentos, pero eso fue todo. No sentimos que hayamos hecho nada malo escalando de forma autónoma el mismo día que el equipo estaba fijando cuerdas. También comunicamos que no continuábamos con nuestra expedición, y que nos íbamos a casa una vez que pensábamos que todo había terminado y había sido aclarado. Firmamos un documento sumario de la reunión, pero no se nos permite entrar en detalle sobre qué pedimos disculpas, ya que eso desembocaría en acciones legales. Hemos decidido evitar las acciones legales y de esa manera las consecuentes condenas a prisión, permitiendo a la comunidad del campo base encontrar las mejores acciones disciplinarias. El llevar a prisión a los líderes de la turba no solucionaría nada y sabemos que el mejor remedio es que comunidad hable entre ella y escuche a los Sherpas sobre qué necesitan para restaurar la antigua confianza y respeto entre sherpa y cliente. 60 años después de la primera ascensión hay una relación muy diferente entre el cliente y el sherpa que la que hubo entre la cordada original Tenzing y Hillary.

Es fácil señalar con el dedo a la comercialización del Everest y echar la culpa a las grandes agencias de guías. Pero el problema real no son las compañías en sí mismas, sino nosotros en conjunto. La comercialización del Everest es un hecho, pero no es culpa de las agencias que sus clientes no respeten a los sherpas. Todos podemos aprender sus nombres, dedicar tiempo a hablar con ellos...el dedo acusador recae sobre cualquiera de nosotros que ha estado en la montaña y ha tratado a los Sherpas como “sherpas” y no como iguales."


Jonathan Griffith
Ueli Steck
Simone Moro

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