Los expedicionarios probaron en el Aneto el material que llevarán al Himalaya |
Los grupos de rescate en montaña de la Guardia civil (que forman los conocidos GREIM) realizan por primera vez una expedición al Himalaya, aunque muchos de los miembros de esta futura expedición, que saldrá de España el próximo 1 de abril, ya habían realizado expediciones por su cuenta a los grandes ochomiles, así como escaladas en grandes paredes, vías de deportiva de alta dificultad o largas travesías con esquís.
Si bien la guardia civil organizó en el pasado una expedición a la Cordillera Blanca de Perú, para esta aventura himaláyica ha dado mucha más promoción, con una presentación en Madrid, avalada por el propio Director General del cuerpo, López-Valdivielso.Para la expedición al Cho-Oyu, los expedicionarios de la Benemérita comparten permiso con el alpinista Fernando garrido, que llegará junto con los militares hasta el Campo Base, guiando una expedición comercial. El Cho-Oyu se muestra como uno de los catorce más visitados para la temporada que está a punto de compensar: se esperan unas 35 expediciones en la zona. Los expedicionarios han previsto un periodo de aproximación y aclimatación de 14 días, desde los 1350 metros sobre el nivel del mar a que se encuentra Katmandú, hasta los 5.700 del CB chino, en la vertiente tibetana de la montaña. Desde allí, se montarán y abastecerán dos campos de Altura, para luego regresar a la base y esperar una ventana de buen tiempo, para lanzar el ataque a cumbre.Los miembros de la expedición posan durante una visita a barrabes.com, que les ha proporcionado equipo de telecomunciaciones |
El Cho-oyu tiene fama de ‘fácil’ por su vía normal. Sin embargo, el comandante Antonio Campos, Jefe de la Expedición, afirma que es la montaña idónea para cumplir los objetivos propuesto. Se trata de un ochomil relativamente alto, pero que al mismo tiempo ofrece un buen porcentaje de posibilidades de llegara la cumbre. La expedición se ha propuesto comprobar en este terreno de gran altura la preparación deportiva de sus componentes, y asimismo, pretenden que sirva como preparación para una futura expedición al Everest. De momento, esta compuesta por un jefe de expedición, un asesor técnico y siete expedicionarios. Se trata del Comandante Antonio Campos (jefe de la expedición), el teniente Alberto Rodríguez (segundo jefe), el cabo primero Fernando Rivero (asesor técnico), José Luis Escolano (responsable técnico), el cabo primero Cecilio Fernández (responsable de equipamiento de altura), el cabo primer Salvador Arroyo (responsable de material), el cabo primero Antonio Casado (equipo de ataque), el cabo primero Francisco Caso (equipo de ataque) e Higinio Giraldo (equipo de ataque). El único civil del grupo es el médico, el Dr. Miguel Bernabé, que para ayudar en su labor dispondrá de una cámara hiperbárica.
Todos los miembros de la expedición desarrollan su trabajo en diferentes macizos montañosos de la Península. En concreto, Pirineos, Sierra Nevada y Gredos. De hecho, la actividad deportiva de los expedicionarios no es tan conocida entre los montañeros como la labor de rescate que desempeñan día a día. Es destacable, en este sentido, el avance producido en las unidades aragonesas, donde se ha creado una unidad medicalizada de tal manera que, en el helicóptero de rescate viaja un médico con preparación específica en deportes de montaña. Así, el facultativo puede acceder a casi cualquier lugar, incluyendo cumbres, corredores de hielo o paredes de escalda. El número de personas rescatadas por los miembros de este cuerpo superó, en 2001, las 1.500.La expedición no ha utilizado para su financiación fondos institucionales, sino que ha recurrido a la esponsorización de entidades privadas. La mayor parte de los fondos proceden de Amper y de la naviera Rodman. Además, ha contado con la colaboración de numerosas casas de material técnico e, incluso, de la empresa de Jamones Ibéricos Monte Sierra, con lo que aseguran que su avituallamiento será “la envidia cochina” del Campo Base.