Robert F. Scott |
Rober Falcon Scott, hijo de buena familia, tuvo una infancia feliz en la casa de Outlands, una mansión con jardines, invernaderos, pavos reales y un pequeño arrollo en la parte trasera de la finca. Tuvo unos padres comprensivos y cariñosos, cuatro hermanos con los que jugar. Careció de problemas económicos o profesionales. Era debilucho, soñador, odiaba la sangre y ver sufrir a los animales. Con esos antecedentes, ¿en qué parte de su alma se escondÃa el Capitán Scott, el almirante del Discovery, el mártir de la helada Antártida que guardó la disciplina hasta sus últimos momentos?
Donde fuera que se ocultase esa fortaleza, salió a relucir en la marina. Robert Scott, a quien todo el mundo llamaba Con, embarcó como oficial de grado medio a los 13 años, y sirvió dos años bajo condiciones muy duras (los oficiales de grado medio eran estudiantes con superiores que les enseñaban y entrenaban, y debÃan realizar tareas duras y peligrosas para entender en el futuro el punto de vista de los que están abajo en la cadena de mando) que anularon de su personalidad las debilidades del niño y las dudas del adolescente. Con sirvió con entusiasmo en varios barcos y, cuando contaba con 18 años, su tesón e inteligencia impresionaron al geógrafo Sir Clements Markham que, sin Scott saberlo, le designó para comandar una futura expedición a la Antártida.El equipo de los expedicionarios aseguraba congelaciones cada vez que emprendieron travesÃas en trineo desde el barco |
Entretanto, Con estudiaba, cambiaba de barco, cruzaba los siete mares, y ascendÃa de graduación. Con 25 años, recibió una sorprendente noticia: su familia se hallaba en la bancarota y que, tanto sus hermanas como su padre de 63 años, habÃan tenido que ponerse a trabajar y dejar la gran casa familiar. Cuando el padre murió, las dificultades derivaron en la miseria más total. El mismo Robert y su hermano Archie tenÃan que mantener a toda la familia con sus magras pagas de marinos. Con no podÃa permitirse ni un dÃa libre, ni un vaso de vino, ni mucho menos conocer a alguna chica. Era pobre como una rata. La muerte súbita de Archie no fue precisamente un consuelo. Con el tiempo se hacÃa cada vez más reservado y serio. Aún no podÃa oÃr la llamada del Polo. Hasta que volvió a encontrarse con Clements, y éste le habló del proyecto de organizar una expedición al continente helado. Scott confesarÃa que la perspectiva de hielos eternos y exploraciones no le atrajo demasiado, aunque sà la posibilidad de descubrir nuevos horizontes como marino.
Quien sà soñaba, y sin parar , con la Antártida, era Sir clements Markham, que movió cielo y tierra para conseguir financiar una empresa de esa magnitud. Presidente de la Royal Geographic Society, no dudó en unirse a la Royal Society (de caracer más cientÃfico y rival secular) para conseguir fondos, además de insistir ante todos sus amigos ricos. Le preocupaba la idea de que otra nación pudiera adelantárseles con una expedición paralela. Al fin, la lucha dio sus frutos y las donaciones, ayudas del gobierno y demás fondos empezaron a llegar en 1899. Las dos grandes sociedades comenzaron a planear la expedición, a estudiar la compra de un barco y a seleccionar al equipo expedicionario. A pesar de la oposición de los cientÃficos de la Royal Society, Robert F. Scott fue designado comandante de la expedición, que partirÃa en 1901 a bordo de un navÃo con nombre de leyenda: el Discovery.La expedición del Discovery: 1901-1904Izda. a dcha.: Armitage, Mulock, Shackleton, Wilson, Skelton, Scott, Royds, Koettlitz, Bernacchi y Ferrar a bordo del Discovery |
Albert Armitage, piloto y segundo en el mando. Marino mercante y participante en una expedición anterior al Artico.
Reginald Koettlitz, médico en la expedición en la que habÃa participado Armitage y jefe médico de la del Discovery. Markham lo describe como “un buen hombre, pero demasiado corto de sentido comúnâ€