La climatologÃa tiene estos caprichos,más bien tontos y frustrantes cuando el éxito de una escalada acaba dependiendo no de las aptitudes de los escaladores sino de la evolución de una borrasca, polar en este caso. Eduardo MartÃnez y los hermanos Eneko e Iker Pou llevan cuatro dÃas encerrados en sus tiendas, asomando por turnos sus cabezas al exterior para comprobar que nieva sin pausa. Al pie del Gran Cuchillo,una vÃa de 700 metros que conduce a la cima del Monte Proboscis, la nieve empieza a acumularse tan rápido como las dudas del trÃo vitoriano de escaladores. Si la borrasca polar no remite hoy lunes o a más tardar el miércoles, tocará retirada.
El pasado viernes, Eneko descolgó su teléfono vÃa satélite para solicitar un parte al meteorólogo de Barrabés. "Necesitamos saber si esto es el invierno que se ha adelantado o si es un fenómeno pasajero, porque corremos el riesgo de quedarnos semanas bloqueados en este lugar perdido antes de que venga a buscarnos el helicóptero", señalaba Eneko.Los expedicionarios se pasaron una semana en un albergue de Inconnut suspirando por que remitieran las lluvias y despegara el helicóptero que habrÃa de conducirlos al campo base. "Si la lluvia nos tuvo en vilo, no quiero imaginar qué puede hacer la nieve",se inquietaba Eneko.Con nevada y todo, el trÃo filmó para el programa de TVE "Al filo de lo imposible" ellargo más complicado de la vÃa, un 8a+ peleado por Iker Pou. Ese mismo dÃa zanjaron igualmente dos largos de 7a+, las máximas dificultades que les separaban del éxito. Ahora mismo, les resta por escalar los últimos 200 metros, fáciles; una escalada que depende únicamente del cariz que tome la climatologÃa en las próximas horas.La fecha tope fijada para su abandono del campo base expira el próximo cuatro de septiembre. Eneko ya se imagina a su hermano "corriendo" pared arriba para enjugar el tiempo perdido.Oscar Gogorza