Carlos Pauner, formando el primer equipo de ataque con Garcés, también consiguió alcanzar la cima del K-2 |
La rueda de prensa ofrecida el martes por los miembros de la Expedición Aragonesa al K-2 (8.611 m.) levantó una expectación inusual en lo que se refiere a acontecimientos relacionados con el mundo del montañismo. Los protagonistas absolutos fueron, por supuesto, Pepe Garcés y Carlos Pauner, los dos alpinistas que el pasado dÃa 22 de julio consiguieron alcanzar la cima del Chogori (el nombre local del K-2).
A pesar del gran seguimiento que ha tenido la expedición, y de sus crónicas diarias enviadas desde Pakistán, es ahora, de vuelta en casa y descansados, cuando mejor se recuerdan las anécdotas y los momentos, buenos y malos, vividos en la segunda montaña más alta del mundo y, para muchos, el más difÃcil delos ochomiles.Los cuatro miembros de la Expedición Aragonesa al K-2 |
Fue Carlos Pauner quién relató más vÃvidamente la agonÃa del ataque a cumbre, que les supuso 14 horas (desde el Campo IV) de penosa ascensión con nieve muy profunda. Pauner recuerda que el agobio del último tramo. "VeÃa que la cumbre estaba a sólo cien metros y nos tenÃamos que dar la vuelta (...) Llamé a mi mujer, que estaba en el campamento base, y decidà subir, como enloquecido". Pauner destacó la diferencia entre llegar a la cumbre de un ochomil como el K-2, a la que se llega exhausto y que no permite disfrutar de ella hasta que se ha regresado a salvo al Campo Base, y las cumbres del Pirineo, donde se sienta uno a disfrutar del paisaje e incluso a comer.
Los aragoneses hicieron notar la diferencia entre su estilo de ascensión (sin oxÃgeno ni porteadores de altura) con la gran expedición coreana que les acompañó, liderada por Young Seok park, dispuesto a conseguir su último ochomil, y que sà llevaban oxÃgeno artificial y sherpas.Las partidas de mus fueron fundamentales para matar las horas en el CB mientras esperaban una ventana de buen tiempo |
Durante toda la rueda de prensa estuvo presente el recuerdo de la anterior expedición aragonesa a esta montaña en 1995, durante la cual perdieron la vida tres de los alpinistas: Javier EscartÃn, Lorenzo Ortiz y Javier Olivar. Garcés señaló a este respecto que durante toda esta nueva expedición (era la tercera vez que visitaba esta montaña) tuvo la sensación de que habÃa algo pendiente, y que la historia debÃa tener un final feliz que se superpusiera al triste recuerdo de la tragedia del 95.
Asimismo, los miembros de la expedición aragonesa destacaron el buen ambiente que hubo entre ellos en todo momento, algo que todos consideran fundamental a la hora de haber culminado la ascensión con éxito. Como puntualizaba Javier Pérez, hubo "muchas partidas de mus... que Pepe y yo ganamos". Este y el otro Javier de la Expedición (Javier Barra), renunciaron a la cumbre, a la que pensaban llegar un dÃa después que Pepe y Carlos, por un súbito golpe de calor que empeoró las condiciones de la nieve, haciéndola muy peligrosa y que precedió a un nuevo empeoramiento del tiempo.