Se consiguió la cima, pero Rosa y Carlos estaban muy cansados y además comenzaba a nevar. Esta situación iba a frustrar las intenciones de los que estaban en el C3 a la espera de realizar un ataque a cima.
Rosa se despertó en el C3 con una ligera oftalmia de las nieves y con la ayuda de sus compañeros -que le hicieron de lazarillos- llegaron al C2. Allà una nevada inesperada les obligó a pernoctar.Paco y Coque siguieron en el C3 esperando que mejorara el tiempo, pero las últimas predicciones no parecÃan indicarlo asÃ.El sábado Coque y Paco -en el C3- decidieron descender hasta el CB. El grupo del C2 -entre los que estaban Rosa y Carlos- se puso en marcha hacia el CB. Rosa estaba bastante recuperada, pero Carlos aún pagaba el esfuerzo.Una de las grietas que tuvieron que atravesar los expedicionarios. |
Aunque parezca lo contrario en algunos pasos del camino de descenso hace mucho calor. La cubeta glaciar se comporta como un horno solar y refleja, sobre los expedicionarios, la radiación solar recibida por las paredes de hielo. Los aludes son constantes, aunque lejos de la ruta de descenso y, las grietas de la subida se han convertido en la bajada en barreras casi infranqueables.
Por fin llegaron al CB y, aunque extremadamente cansados, aún les quedaban fuerzas suficientes para degustar la merienda preparada por Javier y Paco. Todo lo demás está bien, unos dÃas de reposo y una mejora del tiempo propiciarÃan el descanso de unos y nuevos intentos de cima por parte de otros.