
Este ha sido el 8º año en el que Roger Schaeli ha viajado a El Chalten para la temporada de Patagonia, y junto a Jonas Schild ha conseguido, como suele ser su caso, excelentes escaladas que, además, le han llevado a un objetivo que pocas personas consiguen: escalar y llegar a la cumbre de las 8 puntas del Fitz Roy y las 3 del Cerro Torre, repitiendo en algunas de ellas.


“Este lugar, el Chalten, me sigue embrujando con una ventosa magia. Situado en el fin del mundo, está rodeado por la majestad granítica del Fitz Roy y el Cerro Tore, para mí dos de las más bellas montañas de la tierra”, afirma Roger.


Schaeli y Schild tenían muy claros sus objetivos para su visita a la Patagonia argentina, a pesar de que cuando llegaron allí el sempiterno mal tiempo de la zona había impedido cualquier actividad. Sin embargo, poco después de llegar una mini ventana de buen tiempo les permitió, con malas condiciones, y adaptando sus planes, escalar la vía austriaca a la Aguja de l’S. “Es una de las cimas menores, pero lo cierto es que al día siguiente de nuestra llegada, ya habíamos alcanzado nuestra primera cumbre. Además, en las condiciones en las que se encontraba, no es para subestimarla”.


Tras ello, se dejaron llevar por la bendita rutina de El Chalten: amigos, café, asados, conversaciones, y continuas comprobaciones de los partes meteorológicos. Que pronto les dieron buenas noticias, con una ventana de 4-5 días en perspectiva.


“Nos permitió estar varios días seguidos disfrutando de grandes escaladas, bonitos vivacs, y algún que otro rápel salvaje, en los que pudimos alcanzar la cumbre de la Aguja de l’S, la Aguja Saint-Exupéry y la Aguja Rafael. Como aún hacía mucho frío, y había muchísima cantidad de nieve, y un nivel alto de exposición, decidimos no continuar con la escalada de la enorme pared sur del Poincenot.”

Después de unos días de descanso en el Chalten, la meteo volvió a estar de su parte, y el esquivo anticiclón se instaló en la zona. “Bendecidos por un tiempo tan excepcional, vimos que la cara oeste del Fitz Roy se estaba secando, así que continuamos con nuestro plan de travesía.


Con las primeras luces del sol entramos en los 900m de la Fonrouge Rosasco, en la cara sur de la Aguja Poincenot, saliendo a cima por los últimos largos de la Whillans-Cochrane. Permanecer en la cumbre de esta aguja, disfrutando del atardecer, mientras contemplábamos el Hielo continental, el Cerro Torre y el Fitz Roy es difícil de describir con palabras.”


Les quedaba un largo rápel nocturno, que se complicó mucho, con nieve hasta la cintura. Pero llegaban con bien al suelo, y tras completar los 10 kilómetros de ruta hasta el Chalten, justo 24 horas después de haber comenzado la escalada llegaban a destino.

“Puede que no hayamos podido cumplir los planes originales, las condiciones no nos lo han permitido, Pero este viaje me ha demostrado que las agujas “pequeñas” de Patagonia pueden ser más exigentes que escalar las famosas por sus vías normales. Las había subestimado.


Como siempre, nuestra expedición a Patagonia ha sido maravillosa. Hemos hecho nuevos amigos, nos hemos reencontrado con los viejos. Y un especial agradecimiento a Rolando Garibotti. Compartir con él, así como con otros, de tantas cosas, es para mí tan precioso como mis aventuras en la montaña.”

