Mira Rai nació en una aldea de Nepal, y tras pasar por la guerrilla acabó sin nada en Katmandú. Excepto su pasión por correr.
Mira Rai nació en una aldea de las montañas de Nepal. “Mi abuela se sintió muy infeliz cuando nací por ser una niña. Hubiera deseado que yo fuera un niño. Como niña, era una carga para la familia. Sin embargo, desde mi propia perspectiva, yo nunca me sentí menos que un niño.”
La vida que le esperaba parecía predestinada. “Incluso aunque tengas un sueño, es difícil abandonar la aldea. A algunas niñas las casan a los 13 años. Mi prima fue traficada a Mumbay y desapareció. Yo quería algo mejor para mí”.
Estalló la guerra civil, y su familia quedó ahogada económicamente. Mira se alistó en la guerrilla maoísta. “Quería ayudar a la familia, no ser una carga nunca mas. Ganaba algo de dinero y se lo enviaba. Allí las chicas y los chicos eran tratados como iguales. Decían: “las chicas y los chicos son como el cielo y la tierra: iguales”.
En el campamento se inició como corredora. Se organizó una carrera, y ganó. “Era mas fuerte que los chicos”. Pero sobre todo, descubrió algo: por encima del esfuerzo, corriendo se sentía muy feliz. Y comenzó a hacerlo dos horas al día, siempre disfrutando, y siempre sin perder la sonrisa. “Sentía que podía correr para siempre”.
Cuando se firmó el tratado de paz, Mira, junto a otros 4.000 adolescentes, fue expulsada del ejército por no tener la edad legal. “Entonces me mudé a Katmandú. Estaba perdida. No era nadie. Y estaba muy asustada. Pero nunca dejé de correr”. Le hacía feliz, y se había convertido en su vida. Sin nada, sin saber qué hacer, consiguió un visado para ir a trabajar a Malasia en una fábrica. En ese momento no sospechaba que iba a ocurrir algo que le iba a cambiar la vida por completo.
Semanas antes de partir para Malasia, oyó hablar de una carrera por montaña de 50 kilómetros en el Himalayan Outdoor Festival. Con unas zapatillas viejas, despistada, sin agua y sin comida, “cuando me presenté en la salida, ni siquiera sabía lo que era el trail running”, ganó la prueba por delante de todos los hombres. “En los últimos 10 kilómetros no me sentía muy bien. Entonces descubrí que ese esfuerzo es el que llevo haciendo toda mi vida. Fue maravilloso.”
En ese momento le confesó a Richard Bull, el asombrado organizador, que lo que mas deseaba en la vida era ser corredora. Y decidió apoyarla en su sueño. Fue a Mustang a su segunda prueba, y también ganó. Decidieron que tenía que probar en las montañas europeas: viajó a Italia, y batió el récord de la prueba en la que participó, a Hong Kong, y ganó dos medallas de oro.
Ya ayudada por Salomon y Redbull, dio un paso mas: el Maratón del Mont Blanc. No solo están las mejores, sino que era la primera vez que iba a correr una distancia tan larga, 80km. Dio igual: también ganó. Ese año también fue segunda en la Ultra Pirineu. Siempre sin dejar de divertirse y ser feliz corriendo. “Para la mayoría de participantes, una carrera importante es un asunto muy serio. Como doloroso, a vida o muerte. Pero lo mas sorprendente de Mira es que para ella no es así. Ella es increíblemente feliz mientras corre. Es capaz de separar los momentos temporales de dolor, lo que permite estar muy relajada en estas ultras tan duras”.
Como ella afirma “es duro, duro, tienes que dar mas. Pero nunca tienes que dejar de disfrutarlo y de ser feliz”.
Con esa victoria se convirtió en una celebridad, especialmente en su país. Habían pasado solo 3 meses desde el terrible terremoto que asoló el país en 2015. “Tenía que hacer algo por mi país”. Y lo hizo, cuando entró con su bandera en meta en primera posición. En 2017 fue nombrada Aventurera del Año por National Geographic.
Y entonces se dio cuenta de que correr podía ser importante no solo para ella, sino también para las demás. “La vida en las aldeas es muy difícil para las niñas. Quería cambiar eso realmente. Juntas corremos por un futuro mejor. No hemos nacido solo para tener niños. Me encanta ver a todas mis hermanas haciendo lo que realmente quieren hacer.” En 2019, 3 de sus "hermanas" quedaron en los 10 primeros puestos en las Golden Trail Series.
Y como siempre, disfrutando. “Hay que trabajar duro. ¡Pero la felicidad es muy importante!”.
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